Las pioneras olvidadas de la pintura que destacaron en la antigua Grecia
▶ Siglos antes de Ende, Sofonisba o Artemisia hubo famosas mujeres artistas
Hay quien dice que fue Ende la primera mujer artista de Europa, una «pintora y servidora de Dios» que firmó en el siglo X con Emeterio las miniaturas del Beato de Gerona. Otros dan un salto en el tiempo para mencionar a Sofonisba Anguissola, Lavinia Fontana, Artemisia Gentileschi, Clara Peters y otras muchas. Todas, sin embargo, contaron con predecesoras en la antigua Grecia. Entre los siglos III y I a. C. destacaron diversas artistas en el país heleno cuyos nombres, hoy olvidados, recogieron historiadores como Plinio el Viejo. El escritor incluyó en su ‘Historia Natural’ a pintoras como Timorete, Irene, Calipso, Aristatete u Olimpia, dedicando una mención especial a Laia de Cízico, de quien escribió que «nadie tuvo una mano tan rápida al pintar y, sin embargo, su valor artístico fue tanto que su cotización superó en mucho las de Sópolis y Dionisio, los pintores retratistas más célebres de su época, cuyos cuadros llenan pinacotecas».
Ninguna firmaba sus creaciones y se cree que no han llegado a nuestros días. Aunque puede que la reproducción de una de ellas sí. «Hay un mosaico de Pompeya que a lo mejor es de una obra de Laia de Cízico», señala Miguel Ángel Elvira, catedrático emérito de Historia del Arte. Este especialista en arte grecorromano, exdirector del Museo Arqueológico Nacional, se refiere a un retrato de mujer del siglo I a. C. que se conserva en el Arqueológico de Nápoles. Natural de la colonia griega de Cízico, Laia destacó como retratista, sobre todo de mujeres. Residió en Roma, donde llamó la atención del erudito Marco Terencio Varrón, a quien «le entusiasmó su trabajo y en uno de los volúmenes donde cita a griegos y romanos famosos le dedica algunos versos», destaca Marta Carrasco, profesora de la Universidad Camilo José Cela y autora junto con Elvira del libro ‘Mujeres Artistas de la Antigua Grecia’ (Reino de Cordelia).
«El lugar que merecen»
Esta investigadora del grupo de Estudios sobre la Mujer de la Universidad de Navarra constató el olvido de las pintoras griegas al preparar un curso sobre artistas femeninas. Fue el detonante para «dar a estas mujeres el lugar que merecen», dice. A partir de fuentes escritas, Carrasco y Elvira siguieron el rastro del arte femenino, sumando a la lista de Plinio a Anaxandra de Sición o Helena la Egipcia. De ésta se dice que pintó una batalla de Issos que, en opinión de algunos, sirvió de modelo al Mosaico de Alejandro aunque Elvira sostiene que «por razones arqueológicas, no es posible». En su mayoría hijas y discípulas de pintores y algunas dueñas de su propio taller, estas artistas encarnaron a la joven Corintia de la leyenda, que trazó la silueta de su enamorado, inventando así la pintura. Un relato coherente en un mundo donde una diosa, Atenea, regía la creación artística.