Universidad asnal
¿Cómo das por supuesto que los hombres no pueden ser madres?
Las reinas de mañana y tarde llevan días siendo portavoces de la gente corriente. Hablan estupefactas con señores que ahora son señoras e incluso madres no gestantes, aunque sus hijos les llamen ppappá, como Lina Morgan a Tito Medrano. «Porque la ley». Que si la ley por aquí, que si la ley por allí. Lo que en otros tiempos sería cosa de Ionesco y cantantes calvas es ahora una presunta normalidad fruto de una ley demencial. Su Majestad la Ley Trans, a la que hay que hacer reverencias como a Yul Brynner en ‘El rey y yo’. Retirarse agachado y sin mirar a los ojos. O acabas como Kasparov. En la lista. En lugar de terrorista (lo que dice Putin que es), tránsfobo o fascista (lo que dice Judith Butler).
Iñaki Ellakuría ha entrevistado a Silvia Carrasco, profesora de Antropología Social en Barcelona. Víctima de la Ley trans, sus activistas y el despotismo ‘queer’. «No sé qué me preocupa más, si la sinrazón del transgenerismo, que está destrozando vidas de menores, o que este totalitarismo se haya impuesto en la universidad y la sociedad. Es una amenaza la democracia». A otra profesora «le tocó hablar en clase de la maternidad en diferentes culturas y un alumno reaccionó acusándola de estar dando por supuesto que los hombres no pueden ser madres. Elevó la queja a la dirección de la universidad y esta, en parte, dio la razón al alumno».
Las personas que están hablando con Susanna Griso, Ana Rosa Quintana o Sonsoles Ónega parecen inofensivas (o tan amenazantes como cualquier hombre con aspecto de hombre). Sus casos, ya busquen las ventajas que en sus trabajos pudieran tener por ser mujeres o salir en la tele sacando las vergüenzas a la ley, son asombrosos, pero ya.
Contaba Ellakuría que una turba violenta irrumpió el miércoles en la facultad y obligó a suspender la clase de Carrasco. Mira qué bien, un día antes unos señores gitanos se presentaron en el cuartel de la Guardia Civil de Barbate y dijeron educadamente al interior: «¡Os tenía que pasar como a los del puerto!». No sé qué es peor, si ser guardia civil en Barbate o profesora en la universidad asnal.