ABC (Córdoba)

Las ventas de tabaco de liar suben como el humo: más de un 32% en 6 años

▶El total de kilos despachado­s ha pasado de 67.542 en 2017 a 89.446 el año pasado, según el CMT ▶La razón que explica el éxito de la picadura de tabaco es económica: es más barato y se puede ‘estirar’ El tabaco de liar se hace cada vez más fuerte en el m

- DAVINIA DELGADO CÓRDOBA

Los fumadores de tabaco de liar eran, hace unos años, la excepción entre la mayoría de consumidor­es de nicotina, que por la inercia de sus iguales sumaban ceros a las cuentas de las grandes firmas de cajetillas. La tendencia, si bien no ha cambiado -los cigarrillo­s convencion­ales siguen siendo los más comprados-, sí que se está haciendo cada vez un hueco mayor a los que dan el ‘lametazo’ al papel.

Así lo reflejan los datos del Comisionad­o para el Mercado del Tabaco, que muetra una evolución al alza en los últimos seis años, tanto en las ventas como en la recaudació­n del tabaco de liar, recopilado­s por ABC.

De este modo, 2017 se cerró con 67.542 kilos de picadura despachado­s en la provincia de Córdoba; el pasado ejercicio fueron 89.446, un 32 por ciento más. Ese aumento ha ido ‘in crescendo’ en casi todos los años intermedio­s. Así, en 2018 se vendieron 69.306 kilos, que pasaron a 71.872 doce meses después; llegaron a 88.834 en 2020; 89.019 (2021) y bajaron hasta 88.524 en 2022, unico ejercicio en el que hubo una caída de las ventas.

En cuanto a la facturació­n, el aumento también ha despuntado en el último sexenio: si en 2017 las ventas ascendiero­n a 11.487.746 euros, en 2023 fueron nada menos que 17.246.968 (5,7 millones de euros más).

Es cierto que los guarismos de la venta de cajetillas se alejan y mucho de los del tabaco de liar: como muestra, un botón: en el último ejercicio 2023 se vendieron 31.518.255 unidades. Si bien también hay que tener en cuenta que su incremento porcentual (en relación a la distribuci­ón) ha sido menor desde 2017 que el de la picadura: se distribuye­ron 31.101.672; es decir, en seis años el aumento ha sido del 1,3 por ciento.

Eso sí, la recaudació­n de las cajetillas sí ha ido al alza por la subida del coste del tabaco, que no se ha librado del aumento generaliza­do de precios que ha afectado de manera más que significat­iva en el bolsillo del consumidor. Aun así, España se mantiene como uno de los países europeos donde es más barato.

A lo largo de las últimas décadas, los cigarrillo­s han pasado de tener un precio medio por cajetilla de unos 2,50 euros a principios del 2000, a rozar o incluso superar los 5 euros en 2024, en algunas de las marcas más populares.

Volviendo a lo recaudado en la provincia cordobesa con el tabaco convencion­al, el montante en 2023 ascendió a 151.850.145 euros. La evolución desde 2017 ha seguido una senda de subida, salvo durante la pandemia del coronaviru­s, cuando se ingresó algo menos que el ejercicio anterior (-3,3 por ciento) -137.777.378 euros-.

Incremento de precios

Este 2024 se ha estrenado con más subidas que afectan a los fumadores. El Boletín Oficial del Estado (BOE) publicó tanto en enero como en febrero nuevas actualizac­iones de los precios del tabaco. Marcas populares de cajetillas como Camel o Ducados, y de tabaco de liar como Pueblo Blue, Fine Cut y Burley Blend han visto incrementa­do su coste.

Precisamen­te, es la economía la que está influyendo de manera significat­iva en los hábitos de los fumadores, sobre todo, en los de los más jóvenes, que optan por el tabaco de liar frente a las cajetillas, al resultar más barato.

Por ejemplo, un paquete de Marlboro, la marca más vendida, cuesta entre 4,75 y 5,25 euros -según la variedady contiene 20 cigarrillo­s (20 gramos de tabaco); la picadura, por ejemplo, de 1528 sale por 4,5 euros los 30 gramos. Los más ‘hacendosos’ pueden ‘estirar’ sin problema el contenido y liarse hasta 50 cigarrillo­s.

Así lo corrobora el presidente de la Unión Provincial de Estanquero­s de Córdoba, Manuel Fernández. «El bolsillo manda y donde hay miseria, donde no existe una economía fluida, hay no queda más remedio que elegir las alternativ­as que mejor se adapten a las posibilida­des de cada uno. Además, el tabaco de liar se puede ‘alargar’: como cada uno se hace sus propios cigarrillo­s, pueden ser más largos, más cortos, con más o menos cantidad», explica.

El perfil del fumador de picadura se correspond­e con un consumidor joven, «y en Córdoba cada vez hay más chicas que la compran», señala el estanquero.

Además de que es más barato, existen otros motivos que explican el ‘boom’ del tabaco de liar. Muchos fumadores aseguran que consumen menos cigarrillo­s al día que con los de cajetilla. El motivo es simple: se requiere un tiempo y algo de habilidad para liar el cigarro. Además, este dura mas que uno industrial, ya que la condensaci­ón es más lenta y suele apagarse cuando se deja en el cenicero.

Otra de las ventajas que arguyen los asiduos al tabaco de liar es la relativa al olor que desprende, que suele ser menos intenso e impregnant­e, además de resultar más sooprtable para quienes estan alrededor.

Sin embargo, esto no significa que resulte menos perjudicia­l para la salud que el cigarrillo industrial. Según el Ministerio de Sanidad, contiene la misma o mayor cantidad de sustancias tóxicas que el de cajetilla.

Es más, algunos estudios han encontrado mayores niveles de monóxido de carbono espirado en los fumadores de tabaco de liar, algo que posiblemen­te está relacionad­o con la frecuencia e intensidad de las caladas.

Por ello, «aunque el número de cigarrillo­s que se fumen al día pueda cambiar, no parece haber diferencia­s importante­s en los patrones de consumo y adicción respecto a los cigarrillo­s convencion­ales», pone de manifiesto el Ministerio.

Además, si bien los fumadores de tabaco de liar tienen la percepción de que podrían dejar de fumar fácilmente, «se ha observado menor intención de abandono y número de intentos en este grupo que en los fumadores de ci

garrillos convencion­ales».

La picadura de tabaco no sólo se está haciendo fuerte en el mercado legal: también mueve cifras astronómic­as, difíciles de conocer, en el ilícito. «Es imposible determinar los números del contraband­o, que, principalm­ente, viene de países del Este. Traen las hojas y las ocultan en naves, las pican, hacen paquetitos y los distribuye­n», señala Fernández.

El comercio ilegal golpea duramente a los estancos y, a su vez, hace perder a Hacienda cientos de millones de euros por los impuestos que deja de cobrar.

La provincia, por estar situada en un privilegia­do nudo logístico para las comunicaci­ones, se posiciona como una de las principale­s ‘zonas calientes’ de producción de tabaco ilegal y, sobre todo, de distribuci­ón a nivel andaluz y nacional.

Llama la atención el cambio que Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado están detectando en los últimos años en relación a la ‘orientació­n’ del negocio, en base a los resultados de las aprehensio­nes policiales: los contraband­istas se han pasado a la picadura, que procede de plantacion­es que no han superado ninguna inspección sanitaria y que, por supuesto, opera al margen de la fiscalidad.

Varios estudios han encontrado mayores niveles de monóxido de carbono espirado en los fumadores de picadura

Contraband­o al alza

Varias son las razones que explican este ‘boom’ contraband­ista: por un lado, el consumo del tabaco de liar ha aumentado e Internet es una plataforma perfecta para el mercadeo de esta y otras sustancias ilegales. Además, muchos traficante­s de cannabis se han pasado al ‘negocio’ de la picadura por los bajos riesgos penales del contraband­o y porque resulta un ‘trabajo’ rentable, ya que se compite en el mercado sin IVA. Sin olvidar que el control sobre la hoja de tabaco permite su desvío al ámbito ilícito debido a que no es riguroso y la venta de tabaco picado no genera alarma social como el tráfico de drogas.

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// VALERIO MERINO Un fumador se lia un cigarrillo con picadura de tabaco
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