Esto va a salir muy caro
Esta juerga estúpida que iniciaron los separatistas nos resultará, en miles de millones, tan inolvidable como su golpe de Estado
COMO dice Peter Babel, «hablemos de cosas altas y espirituales: hablemos de dinero». Me refiero al asunto, claro. Las malversaciones de Koldo y los 40 comisionistas van a ser el chocolate del loro, comparado con lo que subieron las exigencias de los secesionistas. Los enviados de Pedro I, El Mentiroso, acudieron desfondados a Ginebra, porque sabían que los secesionistas, sin necesidad de rayos láser, les verían a todos ellos con ropa interior de la marca Koldo. Y dijeron que no a las pretensiones y, luego, dijeron a todo que sí, para que este ciudadano, que creo que es ministro de Justicia, pudiera felicitarse a sí mismo por lo astuto, lo correoso, lo hábil e inteligente que es en cualquier negociación. Vamos, envías a este autofelicitador de Bolaños a negociar lo de Gaza, en representación de Israel, y al cabo de tres días Israel se llama Palestina, y los judíos son expulsados. Me imagino que el secesionismo catalán, estará pensando en erigir un monumento a mayor gloria de Koldo, ya que gracias al descubrimiento de la trama pudieron negociar desde la orilla, mientras los representantes del «Estado opresor» chapoteaban en el lago embravecido.
Pero vayamos a lo realmente importante: esto va a salir bastante caro. Y no porque a partir de ahora los vericuetos judiciales se prolonguen casi año y medio, o haya que seguir pagando al Cobarde Prófugo de Waterloo, su abogado, su mansión, sus secretarias y sus gastos. O porque, de aquí a año y medio, las embajadas secesionistas se hayan extendido por Pakistán, India, China, y veinte o treinta países más, con sus embajadores-lego, sus coches oficiales, etcétera. Ni siquiera porque los chiringuitos totalitarios de la lengua, aumenten la plantilla de espías contra los peligrosos niños que hablan castellano en el recreo. Nada de eso. Lo verdaderamente mollar va a ser que, además de los 15.000 millones de euros para amortizar la deuda de los golpistas, habrá que hacer frente a otros 60.000 millones más pendientes. Y ni siquiera eso es lo peor. Lo peor vendrá en que para calmar a los agraviados –a los más de 47 millones de españoles que viven en Cataluña y fuera de ella– se irá aumentando la deuda, para que el agravio no se note al no meter demasiado la mano en nuestro bolsillo.
En estos momentos, sólo de intereses, pagamos 31.000 millones de euros anuales. Y eso es casi el triple de lo que se necesita para pagar las pensiones de los jubilados. Cualquier gobierno iniciaría un plan de estabilización. Pero se le dará patada al balón, hacia adelante, aumentará la deuda, y el que venga tendrá que imponer la política del cinturón apretado para evitar una ruina, que puede que alcance a mis nietas. Esta juerga estúpida, que iniciaron los separatistas, nos va a salir tan cara que resultará tan inolvidable como su golpe de Estado.