ABC (Córdoba)

Mr. Handsome: Sánchez se dice guapo a sí mismo

Mr. Handsome pone de manifiesto la debilidad de un presidente que necesita de la adulación para hacer funcionar la maquinaria de su persona

- CHAPU APAOLAZA

ASÍ que hay una cuenta de Twitter que se llama ‘Mr. Handsome’ pagada con dinero público del Congreso para glorificar la guapura de Sánchez. Lo ha publicado Ketty Garat en ‘The Objective’ y parece un despilfarr­o, puesto que Sánchez es un guapo y ya lo sabíamos todos. El sanchismo emprende su adoración al líder con un entusiasmo ‘piongyano’ que celebra una chulería y un andar por ahí con dos botones de la camisa desabrocha­dos y poniendo las partes políticas encima de la mesa. Si alguien osara al fin gritar que Sánchez, como el emperador, está desnudo, habría tortas por verlo en ‘cueras’ y descubrir el contorno de los muslos de su teoría política. El sanchismo está a dos tuits de un Onlyfans público en el que Sánchez se apareciera de titi machaca de braga náutica, ese tipo que habla con las mujeres en la conscienci­a intima de que, si él quisiera, serían suyas. Lo cierto es que le aman las presidenta­s de Nueva Zelanda y los columnista­s que glosan su andar de chulazo del muelle de Santa Mónica. Somos el país espejito de Sánchez y Begoña de madrastra con oportunida­des de negocios en África, y un poco también el espejo de la chirigota del Selu (‘El que vale, vale’, 2001) ante el que se preguntaba­n: «¿Quién le iba a decir a Yves Saint Laurent cuando hizo esta camisa que iba a terminar envolviend­o esta masa muscular tan fina y tan lisa?».

La cosa es que usted y yo pagamos con nuestros impuestos un sueldo del Congreso de los Diputados dedicado a decir que el jefe del Gobierno es un guayabo. Si al menos saliera Yolanda –milf de la matria–, a sostener que es un derecho constituci­onal que todos los españoles tengamos una cuenta pública de Twitter diciendo que estamos para darnos un meneo, se igualaría la cosa.

¿No es acaso la belleza de Sánchez un constructo heteronorm­ativo? Del episodio de Mr. Handome cuelga –con perdón– un modo de hacer política en el que es bueno para España todo lo que sea bueno para Sánchez y si Sánchez se siente guapo, es que mi Españita se siente guapa de la misma manera que si Sánchez es feliz, seremos felices los demás. Si Chesterton supeditó el desarrollo de una civilizaci­ón al pelo de una chiquilla pelirroja de un suburbio inglés, en Españita todo adquiere sentido en la medida en la que hace brillar la complexión atlética del presidente, por no hablar de su sonrisa de terno azul eléctrico.

No me gustaría pensar que lo que Mr. Handsome pone de manifiesto es la debilidad de un presidente que necesita de la adulación para hacer funcionar la maquinaria de su persona. Hay hombres que precisan que alguien les recuerde que son mortales (‘memento mori’) y otras almas más pobres que necesitan que a cada poco alguien les diga lo buenos que están, aunque se lo digan ellos mismos.

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