Los intelectuales del bostezo
Nuestras élites han copado la conversación pública con clichés banales y repetitivos
VIVIMOS en un mundo complejo (como si el del siglo XIII hubiera sido simple). Estamos en una circunstancia crucial para la humanidad. Los retos del futuro deben priorizar una transición ecológica justa y un crecimiento sostenible. Ahora ya no se puede decir nada, en los 80 sí que éramos libres. La peor censura es la autocensura. La IA transformará nuestras condiciones de vida hasta límites no sospechados. Hemos perdido gran parte de nuestras certezas y vivimos en un régimen de creciente incertidumbre. Tenemos que apostar por sociedades más transversales e inclusivas. El diálogo y la acogida de los diferentes son uno de los objetivos de nuestras democracias (el diferente siempre es un estereotipo remoto, nunca ese vecino tuyo que vota al partido que odias). La democracia liberal se encuentra en peligro. El capitalismo es perfecto. El capitalismo es el demonio.
La polarización nos está matando. No estamos tan polarizados como algunos quieren hacernos creer. Disrupción. Hay que promover la visibilidad de los grupos oprimidos. Ya no hace falta conocer nada porque todo está en internet. Vivimos en la sociedad de… (completar con la simpleza que se quiera). Somos la primera generación que vivirá peor que nuestros padres. En el fondo no es verdad, nuestros padres sufrieron mucho más que nosotros. Digitalización. Los jóvenes de ahora… (complétese con cualquier rasgo, acción o actividad que defina a la juventud desde el origen de la humanidad). Implementar. Hay que poner en valor cosas, muchas cosas. En el fondo hay que ponerlo todo en valor. Y también hay que poner cosas en el centro (hasta que reviente). Tenemos que fomentar el pensamiento crítico (aunque si quieren ver a un adulto funcional tartamudear pregúntenle qué demonios es el pensamiento crítico). Cocrear. Hay que repensar la ciudad. Hay que repensar el cuerpo. Los cuerpos. Resiliencia. Hay que repensar los cuidados. Hay que aprender a aprender. Y aprender a aprender a aprender… Y desaprender. Es muy importante desaprender cosas. Y deconstruirse. Vivimos en la era de la fatiga, del entretenimiento, de la información, de la ansiedad, de la anhedonia…
Los clichés podrían continuar porque todas estas frases contienen tópicos habituales con los que nuestras supuestas élites intelectuales copan el discurso público como un gran bostezo. Ninguna es esencialmente falsa, pero su modesto valor acaba por desvanecerse en el momento en que se repiten y promocionan como si fueran verdaderos hallazgos de la inteligencia. No sé si existieron tiempos mejores ni si la fecundidad del pensamiento fue mayor en otros contextos, pero lo que parece evidente es que nuestra conversación pública está obturada a fuerza de repetir ideas que, desafortunadamente, son banales. De un tiempo a esta parte, el vacío debería preocuparnos casi más que la mentira.