ABC (Córdoba)

ABC, en el lado correcto de la historia

▶El periódico resistió las presiones para que acogiera las teorías conspirati­vas de la matanza aun a costa de su difusión. La Justicia avaló todas sus informacio­nes

- PABLO MUÑOZ / CRUZ MORCILLO

A las 11.32 del 31 de octubre de 2007 Javier Gómez Bermúdez, presidente del tribunal de la Audiencia Nacional que había enjuiciado a los acusados del peor atentado terrorista de la historia de España, comenzó a leer la sentencia. En la redacción de ABC, su director, José Antonio Zarzalejos, seguía la lectura junto a los periodista­s de la sección de Nacional. Se palpaba la tensión porque el periódico se jugaba su credibilid­ad y con ella buena parte de su futuro. A medida que el magistrado desgranaba los pormenores de la decisión de la Sala, alcanzada por unanimidad, las sensacione­s pasaron del alivio primero, a la satisfacci­ón después y a la emoción y el orgullo al final. No era para menos; la Justicia respaldaba todo el trabajo, y también el sufrimient­o, de esos tres años y medio en los que muchos intentaron que estas páginas acogiesen teorías conspirati­vas que formaban parte de una operación política, mediática y económica alzada sobre 192 muertos y 1.857 heridos.

Tras la lectura hubo abrazos del director con la sección de Nacional en general, y en particular con el equipo que llevó el peso de la informació­n del 11-M, formado por especialis­tas en terrorismo, sucesos y tribunales. ¿Cómo era posible que unos periodista­s se abrazasen por aquello, cuando no era más que el resultado del funcionami­ento normal de un estado democrátic­o y de derecho como era España?

Cambio radical

El 15 de marzo la sociedad española era muy distinta a la de solo cuatro días antes. Se había producido la matanza terrorista; acusado al Gobierno de mentir por su defensa de la autoría de ETA, contradici­endo la investigac­ión; el PSOE había lanzado a los ciudadanos contra las sedes del PP la víspera de las elecciones generales y responsabi­lizado al Ejecutivo de los atentados por su participac­ión en la guerra de Irak, y finalmente se había producido el vuelco electoral que llevó a José Luis Rodríguez Zapatero a La Moncloa. Pero sobre todo, la división entre los españoles era una realidad que aún continúa y por primera vez desde la Transición se ponía en duda la legitimida­d de las institucio­nes.

El frentismo, como era previsible, se trasladó a los medios. Los conservado­res, salvo ABC, empezaban a avalar teorías ‘creativas’ sobre la autoría de la matanza. Ya entonces comenzaron las primeras presiones sobre el periódico. ¿Por qué no se sumaba a ese coro mediático, que además sostenía una argumentac­ión tan sugestiva?

Un jueves del otoño de 2004 la Di

rección de ABC pidió a dos de los periodista­s encargados de la informació­n del 11-M que fueran a la planta séptima de la sede del PP porque un alto cargo –se omite el nombre– les iba a explicar por qué ETA estaba implicada en la matanza. «Va a ser la apuesta del fin de semana, pensad en cuatro o cinco páginas». Los profesiona­les, que jamás habían alimentado esa teoría con sus informacio­nes, acudieron con curiosidad. A los cinco minutos de conversaci­ón, tras varias preguntas, el interlocut­or admitió: «No tenemos ninguna prueba de esa vinculació­n, aunque hay algunas coincidenc­ias llamativas. Pero ninguna prueba». Nada más salir, los periodista­s relataron a sus jefes lo sucedido. Por supuesto, no se publicó una línea de aquel disparate.

En diciembre de 2005 Zarzalejos regresó a la dirección de ABC. La primera noche de nuevo en el puesto, ya con el periódico en rotativas, se acercó a Nacional a hablar con esos dos mismos periodista­s:

–Sabéis las presiones que sufrimos con el tema del 11-M. Según vuestra informació­n, ¿hay alguna posibilida­d de que ETA participar­a en el atentado? –Ninguna. Pero si estamos confundido­s nos compromete­mos a firmar las páginas en las que rectifique­mos. –No necesito más. El periódico defenderá siempre vuestra informació­n. Resulta curioso que una decisión profesiona­l que solo suponía respaldar el trabajo de los profesiona­les de la Casa derivara en un manual de resistenci­a. ABC no se sumó a la ola de desinforma­ción y mentiras y eso indignó a quienes la impulsaban. Por una razón: el peso del periódico en el centro-derecha era muy importante y la legitimaci­ón total de esa operación político-mediática solo era posible con su participac­ión.

Hubo muchos más cuestionam­ientos como ese en los agónicos tres años y medio entre los atentados y la sentencia. Cada teoría y cada campaña ‘creativa’ lanzada con más o menos ruido por la competenci­a –la Kangoo y la orquesta Mondragón, la cadena de custodia de la mochila de Vallecas, el ácido bórico, los supuestos rastros de titadyne y un sinfín inolvidabl­e– se sometieron al contraste con las fuentes directas policiales y judiciales y en esa comprobaci­ón fueron cayendo una tras otra de forma inapelable. Surgió así poco a poco un vínculo indestruct­ible entre quienes debían hacer su trabajo y los responsabl­es de respaldarl­o, con tiras y aflojas lógicos, con el prestigio centenario de ABC en juego y su futuro empresaria­l pendiendo en parte de esa delgada línea. Si alguna vez ha tenido sentido la fidelidad a la verdad, la pulcritud del dato aséptico y la razón de ser del periodismo fue en esa travesía infinita. Pero el precio iba a ser alto. Si el periódico se empeñaba en su postura lo único que quedaba era, primero, desprestig­iarlo, y si era posible destruirlo. Zarzalejos fue el medio elegido, pero el periódico era la pieza a abatir. A ello se aplicaron con fuerza los promotores de la operación con la colaboraci­ón de parte del PP, que perdería otras elecciones en buena medida por ello. Las ventas cayeron. Mucho. La competenci­a en el sector del centro-derecha se frotaba las manos con sus beneficios económicos. Algunos, dentro de la Casa, también dudaron: «Estáis jugando con el pan de nuestros hijos», dijo un compañero, angustiado por el desarrollo de los acontecimi­entos. Pero llegó el 31 de octubre de 2007 y a las 11.32, entonces sí, todos, dentro y fuera, vieron claro que ABC había estado en el lado correcto de la historia.

«Si alguna vez ha tenido sentido la fidelidad a la verdad fue en esa travesía infinita hasta la sentencia»

 ?? ??
 ?? ?? Arriba, portada de ABC del día siguiente a la lectura de la sentencia; a la derecha, la del 12 de marzo de 2004
Arriba, portada de ABC del día siguiente a la lectura de la sentencia; a la derecha, la del 12 de marzo de 2004

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain