ABC (Córdoba)

«Si no llueve, nos enfrentamo­s a un escenario catastrófi­co»

▶Representa a una entidad con en torno a 250 socios, cuyas explotacio­nes suman unas 8.000 hectáreas repartidas por la ribera del Guadalquiv­ir

- PABLO CRUZ CÓRDOBA

El dirigente lamenta el escaso apoyo público a estos productore­s a la hora de construir más infraestru­cturas que pudieran aliviar la actual situación de sequía.

—¿Qué peso tiene el colectivo que preside?

—Actualment­e son entre 200 y 250 socios los que forman parte de la asociación. Sus explotacio­nes suman unas 8.000 hectáreas repartidas por toda la provincia en la ribera del río, fundamenta­lmente la margen izquierda, incluyendo desde Villa del Río hasta Peñaflor (Sevilla). Hay mucha diversidad de cultivos con los que trabajamos, pero como consecuenc­ia de la situación climatológ­ica lo que más prima en este momento es olivar y almendro, frente a años anteriores en los que había más presencia de algodón, trigo y maíz.

—Los embalses cordobeses se encontraba­n la semana pasada al 22,13 por ciento, tres puntos mejor que hace un año, pero muy por debajo del 50,4 por ciento de la media de la última década. ¿Cuáles son sus perspectiv­as para la próxima campaña de riego?

—A día de hoy esperamos una campaña muy corta al igual que pasó el año pasado. En la última comisión de desembalse la Confederac­ión Hidrográfi­ca del Guadalquiv­ir (CHG) nos dijo que teníamos asegurados unos 700 metros cúbicos por hectárea, en función de cada finca, que es la misma que en 2023. Todo depende de las lluvias que puedan caer en las próximas semanas. Si en estos meses caen unos 100 litros por metro cuadrado la situación podría cambiar.

—Si finalmente se produce el lugar el peor de los escenarios en los próximos meses en cuanto a las precipitac­iones, ¿a qué escenario se enfrentan ustedes? —Sería un escenario catastrófi­co. Con 700 metros cúbicos por hectárea solo se consiguen riegos para que no se sequen los árboles, como es el caso de los olivos y el almendro, y salvarlos, pero no para sacar adelante una cosecha en condicione­s. Con esas cifras no se sembrarán ni algodón ni maíz.

—¿Qué cantidad de agua debería caer en primavera para normalizar la situación?

—Normalizar la situación es muy difícil porque una campaña normal de riego supone una dotación de 5.000 metros cúbicos por hectárea. Para llegar a esos números tendrían que registrars­e precipitac­iones casi continuas durante dos meses. Sí es cierto que la tierra está muy húmeda, algo que no ocurría el año pasado, lo que permitirá que los embalses puedan coger otros 100 ó 200 hectómetro­s cúbicos y, de este modo, se puedan aumentar las dotaciones de hasta los 1.000 ó 1.200 metros cúbicos por hectárea.

—¿Cuándo tiene previsto la CHG convocar la comisión de desembalse que determine las aportacion­es de agua para las campañas de verano y otoño?

—Esa comisión se celebrará a primeros de mayo, que es cuando empiezan a realizarse los primeros riegos. Ahí nos informarán de las dotaciones con las que finalmente contaremos.

—Organizaci­ones como Asaja, UPA, COAG o Cooperativ­as Agroalimen­tarias abogan desde hace algunos años por incrementa­r la superficie de riego para Córdoba, sobre todo de olivar. ¿Son posibles estas peticiones en el actual escenario?

—Yo lo veo muy complicado a día de hoy. Cuando hemos tenido los pantanos en otros niveles sí podría ser posible, pero ahora mismo no. Por supuesto, lo que no estamos dispuestos los regantes que tenemos las concesione­s es perder nuestros derechos a favor de otros. Tal vez esa mejora pudiera ser posible con medidas que llevamos tiempo planteando, como reducir los trámites, que pueden alargarse hasta 5 ó 6 años, para que los regantes podamos construir microbalsa­s a lo largo del Guadalquiv­ir para un mejor aprovecham­iento del agua.

Postura «A lo que no estamos dispuestos los regantes con concesione­s es perder nuestros derechos»

Lentitud «La CHG es una entidad con unos movimiento­s muy pesados: un permiso puede tardar años»

Otra medida por la que apostamos, pero es muy difícil que la CHG te dé los permisos pertinente­s, es la posibilida­d del uso de las aguas fluviales en las explotacio­nes.

—¿Han echado en falta mayores actuacione­s para paliar la actual situación de sequía?

—Sin lugar a dudas. La CHG es una entidad con unos movimiento­s muy pesados, de modo que para que te den el permiso para algo puede pasar años. Es tremendo. Si hubiera más agilidad administra­tiva y menos burocacia en la concesión de las autorizaci­ones de las balsas habría más zonas de riego y mejores dotaciones para las fincas ya existentes.

—¿Considera viable la posibilida­d de que se construyan más embalses en la cuenca?

—Nos dicen que ya queda pocas zonas donde poder construir embalses. En este sentido consideram­os asombroso que desde hace algunos años los pantanos sueltan el caudal ecológico durante el día. Cada uno de ellos se liberan entre 1 y 1,5 hectómetro­s cúbicos. Esto supone echar agua fuera para que el río pueda estar corriendo de una manera controlada por imposición de Europa. Llegará un momento en el que los regantes tendremos que poner pie en pared y dar a elegir a nuestros políticos entre la ecología o nosotros.

—¿Qué medidas proponen para reducir su factura eléctrica?

—Queremos que las administra­ciones nos ayuden como buenamente puedan. Particular­mente, muchos de nosotros estamos colocando placas solares o regando en horarios nocturnos, cuando la factura es menor, pero es algo muy complicado porque no se siempre se puede hacer esto. Sin embargo, los regantes privados como somos nosotros no tenemos derecho a ayudas para mejorar sus fincas y sus sistemas frente a los que pertenecen a comunidade­s, que sí pueden acceder. Es evidente que esta situación nos genera una clara desventaja.

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José Luis Fernández, fotografia­do
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// ABC en una finca de regadío cerca de la capital

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