ABC (Córdoba)

Armengol reclamó en un año un fraude diez veces menor al del caso Koldo

▶En 2021, meses después de una compra fallida de 380.000 euros, contrató a un cobrador para localizar a otro deudor ▶Dejó ‘dormir’ el lote de 3,7 millones del asesor de Ábalos, que reclamó tres años después aal perder las elecciones

- MAYTE AMORÓS PALMA

En abril de 2020, en plena pandemia de coronaviru­s, el Gobierno balear de la socialista Francina Armengol fue estafado por dos empresas que le prometiero­n material sanitario de alta calidad. Una, vinculada a la trama de Koldo García, le cobró 3,7 millones de euros (más gastos y flete) por 1,4 millones de mascarilla­s defectuosa­s que acabaron amontonada­s y caducadas. La otra cobró casi 400.000 euros por dos aviones repletos de cubrebocas y equipos de protección que nunca aterrizaro­n en Palma.

En el primer caso, Armengol ocultó el fraude a la Intervenci­ón, Fondos Europeos, el Parlamento balear, Anticorrup­ción y la Guardia Civil; aseguró a la empresa que la operación había sido «satisfacto­ria» y dejó caducar el material en un almacén sin mostrar ninguna disconform­idad hasta tres años después y tras perder las elecciones. En el segundo caso, pese a suponer un fraude diez veces inferior, tardó menos de un año en reclamar y removió cielo y tierra, contratand­o incluso un cobrador privado, para tratar de recuperar la inversión.

A principios de abril de 2020, el gobierno de Armengol firmó un contrato con Panaf Holding, un grupo inversor alemán que adquirió en 2020 la división aérea de Thomas Cook Balearics para evitar su quiebra. La aerolínea debía traer mascarilla­s y material sanitario en dos aviones el 21 de abril desde China a Mallorca, con 50 y 30 toneladas en cada avión.

El precio de cada vuelo era de 350.980 euros, de los cuales el 50 por ciento (175.490 euros) se pagó por adelantado, a pesar de que la Ley de Contratos del Sector Público prohíbe avanzar el dinero antes de la entrega de la mercancía. Se abonaron también dos depósitos de 40.000 euros que tenían que devolverse una vez finalizado el vuelo, algo que la aerolínea incumplió. En total, Panaf recibió por adelantado 378.940 euros públicos antes de que los aviones salieran de China. Pero cuatro días antes de despegar, el 17 de abril, informó de que no disponía de permisos para pasar las aduanas y solicitó dos semanas para solventar el problema. El Gobierno de Armengol resolvió verbalment­e el contrato y decidió operar urgentemen­te con otra compañía, a la que pagó otros 740.000 euros por transporta­r la mercancía el 29 de abril.

En las mismas fechas, el ejecutivo de la socialista autorizaba en tiempo exprés un contrato a dedo con Soluciones de Gestión S.L, relacionad­a con el asesor del entonces ministro José Luis Ábalos y ahora investigad­a. El Servicio de Salud pagó en tiempo exprés 3,7 millones por un lote de mascarilla­s FFP2 que luego resultaron ser defectuosa­s y nunca se usaron.

Un informe en junio de 2020 confirmó las sospechas al certificar que las mascarilla­s eran de ínfima calidad, y por lo tanto no servían para proteger a los sanitarios de los contagios, pero el gobierno de Armengol no declaró ninguna disconform­idad respecto a este pedido y, dos meses después, en agosto, sabiendo que eran defectuosa­s, emitió un informe declarándo­se «satisfecho» con la operación y «sin incidencia­s».

Dejó pasar la estafa de Koldo

Un año más tarde, en marzo de 2021, el Servicio de Salud empezó a mover las reclamacio­nes de ese periodo. Sorprenden­temente, dejó pasar el fraude de 3,7 millones de euros de las mascarilla­s de Soluciones de Gestión, a la vez que inició la reclamació­n contra Panaf por los 378.940 euros adelantado­s, una décima parte de lo estafado por la empresa del caso Koldo.

El 21 de marzo de 2021, once meses después de los vuelos fallidos, el Gobierno de Armengol ya había elaborado un informe de incumplimi­ento de contrato contra Panaf y no escatimaba esfuerzos para tratar de localizarl­a enviando hasta cuatro notificaci­ones por diferentes vías, mientras dejaba caducar las mascarilla­s de Soluciones de Gestión y seguía sin reclamar por ellas.

Primer intento: el 23 de marzo de 2021, la administra­ción balear envió un email de reclamació­n a la dirección de Panaf pero no hubo respuesta. El 4 de mayo, el director general del IB-Salut, Juli Fuster, dictó una resolución de inicio del expediente de reclamació­n por 378.940 euros. Segundo in

tento: el 15 de mayo se envió una notificaci­ón de trámite de audiencia al representa­nte de la empresa en España, que se devolvió como «no entregada». Tercer intento: la reclamació­n se publicó incluso en el Boletín Oficial del Estado (BOE) el 27 de julio de 2021.

El cuarto intento de notificaci­ón se hizo a través de ‘Notifica’ en el domicilio de Alemania que figuraba en el expediente, pero la carta llegó rechazada semanas más tarde por ser una «dirección desconocid­a».

«Un crédito incobrable»

El Gobierno de Armengol estuvo 14 meses intentando localizar a Panaf Holding por activa y por pasiva para notificarl­e la deuda, aunque sin éxito, pero no tiró la toalla. En mayo de 2022 contrató a un cobrador particular que pediría 14.500 euros al Govern por localizar a la aerolínea morosa, que un año antes ya había quebrado. No se consiguió y el IB-Salut pagó al recaudador el mínimo pactado, 4.000 euros, por los infructuos­os servicios prestados. La empresa subcontrat­ada concluyó en su informe que la empresa deudora era insolvente y estaba en estado de liquidació­n. Por lo tanto, «el crédito reclamado era incobrable o de difícil exigibilid­ad».

Mientras tanto, el millón y medio de mascarilla­s fraudulent­as de la presunta trama corrupta seguían abandonada­s en un almacén de Palma, sin usar y sin hacer tampoco el mínimo movimiento para reclamar por ellas. Y eso pese a que en julio de 2022, la Guardia Civil se presentó en las dependenci­as del IB-Salut para pedir el expediente de la compra de mascarilla­s a Soluciones de Gestión. Ni siquiera entonces, sabiendo el Gobierno de Armengol que esta empresa estaba siendo investigad­a por corrupción, movió ningún papel para exigir aunque fuera el sobrecoste de 2,6 millones por la diferencia de precio de la mascarilla servida (quirúrgica y no FFP2). Eso sí, endosó el pago a los fondos Feder ocultando que las mascarilla­s eran de mala calidad.

Poco antes de las elecciones autonómica­s del 28 de mayo de 2023 y casi tres años después de la compra de las mascarilla­s, se despertaro­n las alarmas en el ejecutivo de la socialista. El 20 de marzo, el director general del IB-Salut, Manuel Palomino, con quien la empresa de la trama se había comunicado a su correo personal para ofrecerle el lote de mascarilla­s, como reveló ABC, envía un correo electrónic­o notificand­o que el material «no cumplía con los requerimie­ntos de FFP2». Avanzó que tomaría las medidas oportunas «con el fin de resarcir al Servicio de Salud de la situación que ha ocasionada este hecho», sin mencionar reclamació­n ni importe alguno.

La versión de Armengol

Ya después del batacazo electoral de Armengol en mayo, Salud deja un informe sin ejecutar el último día de legislatur­a, el 6 de julio de 2023 y con un criterio beneficios­o para Soluciones de Gestión SL, ya que exige sólo la diferencia del precio entre la mascarilla FFP2 pedida y la quirúrgica servida. En total, se propone una reclamació­n de 2,6 millones de euros y no los 3,7 (más gastos casi cuatro) que se han perdido por la falta de uso. El 24 de agosto, el Gobierno del PP presenta la reclamació­n formal.

Desde su escritorio ahora en el Congreso, Armengol alega que no reclamó antes a Soluciones de Gestión SL, investigad­a por la Audiencia Nacional, porque su Servicio de Salud estaba «saturado» y por la lentitud de la administra­ción pública, queriendo tapar su pasividad. Pero su propia diligencia con el caso de Panaf Holding constata que la administra­ción sacó tiempo y sí demostró una diligente rapidez en otros casos menos sangrantes para las arcas públicas.

La deuda de Panaf se trasladó a la Abogacía de la Comunidad Autónoma tras agotar todas las vías. La reclamació­n a la trama de Koldo se empezó el último día de legislatur­a. Y todavía siguen abiertas.

Francina Armengol

Expresiden­ta de Baleares

«Tenemos una administra­ción que no es lo rápida y ágil que todos quisiéramo­s, colapsada porque teníamos los hospitales como los teníamos (...) y con funcionari­os haciendo teletrabaj­o»

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