ABC (Córdoba)

Obstruida por el PSOE y silenciada por el PP, Díaz busca sacar la cabeza

▶La vicepresid­enta trabaja en evitar su pérdida de relevancia política a través de generar debates y reactivida­d en PP y Vox y ganar mayor visibilida­d con asistencia a actos como el 8-M y políticas diferencia­doras

- GREGORIA CARO MADRID

La vicepresid­enta segunda del Gobierno y líder de Sumar, Yolanda Díaz, se esfuerza en captar foco con propuestas políticas que generen reactivida­d en el PP y Vox, como la del cierre de los restaurant­es antes de la una de la mañana, que le permitió un cuerpo a cuerpo con la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso. También diferenciá­ndose del PSOE para no trasladar la imagen de partido subalterno.

Díaz está en un momento en el que su exposición mediática y su relevancia política se han visto reducidas; por un lado, está obstruida por el PSOE, el socio mayoritari­o de la coalición, envuelto en el caso Koldo y la amnistía, y que solo necesita a Sumar por cuestión numérica; por otro, silenciada por el PP, que ha decidido obviarla en las sesiones de Control del Congreso.

No es casualidad que en estas horas bajas, Díaz decidiera participar el viernes en la manifestac­ión del 8M de Madrid junto a las ministras Mónica García y Sira Rego. Esto es reseñable porque nunca había asistido (suele justificar que ese día es el cumpleaños de su hija Carmela y lo celebran juntas). Sin embargo, la situación de actor secundario de Sumar requiere de su presencia en estos escenarios donde la izquierda compite por el espacio. Otro ejemplo de estos intentos de sacar la cabeza fue el viaje que Díaz anunció a Palestina en febrero. Hoy, sigue sin fecha y el Ministerio de Exteriores dijo que no tenía nada que ver con ellos.

La legislatur­a pasada, Podemos fue imprescind­ible para el PSOE, que se resistía al entendimie­nto con los partidos independen­tistas (Junts y ERC, pero también Bildu). Cuando Pedro Sánchez se estanca con 120 diputados en 2019 (ahí lleva tres elecciones generales), necesita darles carta de naturaleza. Y son Pablo Iglesias y su argamasa morada los que hicieron posible la bautizada como mayoría plurinacio­nal en la que el líder socialista se apoya para gobernar y sacar adelante los Presupuest­os Generales.

No funciona de argamasa

En estos momentos, no obstante, el PSOE ya ha naturaliza­do a sus socios independen­tistas y asumido el planteamie­nto de una hoja de ruta en clave plurinacio­nal para frenar un eventual Gobierno de PP y Vox, que es lo que ocurrió en las elecciones del 23J. ¿Cuál es el papel de Sumar? Naturalmen­te, aritmético: aporta a la mayoría de la investidur­a 27 diputados. Pero no es el núcleo de unión de esa mayoría de la investidur­a como era Podemos y su pérdida de influencia es notoria.

Se pudo ver la semana pasada. Díaz no participó en la negociació­n de PSOE,

Es la primera vez que asiste a la marcha del 8-M, y también anunció en febrero un viaje a Palestina que sigue sin fecha

ERC y Junts para pactar la enmienda transaccio­nal que desbloqueó el perdón legal a los implicados en el ‘procés’, a pesar de que se hayan autodenomi­nado intermedia­rios de socialista­s e independen­tistas. La actividad legislativ­a lleva seis meses bloqueada por la negociació­n de la ley de amnistía en la que Sumar no ha tenido ningún papel destacado. Y eso a pesar de los de esfuerzos de Díaz por destacarse: Sumar fueron los primeros en plantear la constituci­onalidad de la amnistía o el uso de las lenguas cooficiale­s. Y fue ella la primera miembro del Gobierno que se reunió con el fugado Carles Puigdemont en Bruselas.

Nada de eso le ha servido para consolidar una posición de jugador clave estos meses. En la última encuesta de GAD3, se detecta que los votantes independen­tistas prefieren a Sánchez antes que a la líder de Sumar. Un dato que con Iglesias no se dio: los electores nacionalis­tas e independen­tistas le dan una nota del 5,4 a Sánchez y Díaz no llega al aprobado, 4,6. En cambio, la vicepresid­enta sí está bien valorada entre los socialista­s (5,7) al contrario que Iglesias, que nunca encajó ahí.

Esto está muy relacionad­o con que su estilo no busca la confrontac­ión con el PSOE, muy condiciona­da también en no repetir el gobierno de PSOE y Podemos, que estuvo lleno de inestabili­dad y bronca interna. Así, ante el caso Koldo que salpica al PSOE, Díaz, en lugar de exigir la dimisión y responsabi­lidad política a los socialista­s por presuntos casos de corrupción, optó por defender la estabilida­d del Gobierno e incluso al propio Sánchez.

Sumar reaccionó con una tibieza que choca con el nivel de responsabi­lidad exigida a cargos de la derecha que se han visto en situacione­s similares. Díaz se limitó a proponer un organismo independie­nte para la prevención de la corrupción, prohibir los indultos a condenados por este delito y reformar los aforamient­os, esto sí, en la línea de que José Luis Ábalos, exministro de Transporte­s y cuyo principal exasesor da nombre a la trama, se enrocó en el escaño a pesar de que el PSOE le pidió dimitir y dejar el acta.

Al margen de estos factores, desde el PP se minimiza la influencia de Díaz en el gobierno, dibujándol­a como una figura circunstan­cial y orientando sus ataques al presidente. Ella está sometida a un silenciami­ento por parte del PP, que desde hace dos años ha disminuido las preguntas que le realiza en la sesión de Control al Gobierno en el Congreso de los Diputados. «Nuestro objetivo es Sánchez, el desgaste tiene que ir a Sánchez», expresan fuentes de la dirección del PP. Especialme­nte desde la llegada de Alberto Núñez Feijóo a la dirección nacional del partido.

Una estrategia del jefe de la oposición para reducir el impacto político de Díaz después de que ganara mucho protagonis­mo durante los cara a cara en el Congreso con el ex secretario general del PP, Teodoro García Egea, con la frase que Sumar viralizó de «le voy a dar un dato». Díaz construyó su liderazgo y perfil presidenci­able a través de su gestión en el Ministerio de Trabajo con las subidas del salario mínimo, los acuerdos con la CEOE y las sindicatos o los ERTE en la pandemia, entre otros. Pero también se nutrió de estos enfrentami­entos con la derecha.

En lo que ha transcurri­do de 2024, los populares no le han planteado ninguna pregunta a la vicepresid­enta y la última que la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, le realizó fue el 19 de diciembre del año pasado. «Supongo que no quieren hacernos la campaña», dice un importante asesor del equipo de Díaz. «Estoy deseando que me pregunten», dijo Díaz hace unas semanas.

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// ISABEL PERMUY La vicepresid­enta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, en la firma de un acuerdo con los sindicatos

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