ABC (Córdoba)

El nuevo campo de guerra de los ultras del fútbol: «Es un coladero»

▶La amplitud del enclave donde está el Metropolit­ano, unido a la lucha interna de los radicales del Atlético, lo han vuelto propicio para las escaramuza­s

- AITOR SANTOS MOYA MADRID

Fue el 16 de septiembre de 2017 cuando todo cambió para los vecinos más próximos al antiguo estadio de La Peineta. Aquel día, ya con el Metropolit­ano levantado sobre sus cimientos, el Atlético de Madrid disputó su primer partido en la que sería su nueva casa tras medio siglo instalado en la ribera del Manzanares.

Y con la mudanza, decenas de miles de aficionado­s también se trasladaro­n a la parte más externa del distrito de San Blas-Canillejas; lo normal en el llamado fútbol moderno: recintos fuera del centro de las ciudades y con grandes explanadas en los aledaños para una mejor afluencia del aforo. Sin embargo, lo que parecía una ventaja para controlar la seguridad y minimizar el impacto de los radicales ha terminado por volverse en contra. Dos son las razones.

El citado diseño urbanístic­o, con un enclave más propio de grandes finales (similar a Wembley, en Londres, o La Cartuja, en Sevilla) que de albergar la sede de un equipo local; unido a la guerra interna que libran el Frente Atlético y la que fuera una de sus secciones más temidas, Suburbios Firm (expulsados del grupo hace ahora diez años), han terminado por dinamitar un espacio al que dentro del mundillo empiezan a considerar el nuevo campo de guerra de los ultras españoles. «Es un coladero», coinciden las distintas fuentes consultada­s, que no dudan en remarcar la dificultad existente para vigilar todos los flancos. De hecho, la propia Policía Nacional, al frente en la lucha contra este tipo de peñas violentas, es consciente de que la citada batalla entre el Frente y Suburbios es hoy el principal foco de problemas relacionad­os con el fútbol dentro de la región madrileña.

Sin ir más lejos, la última algarada tuvo lugar el fin de semana anterior, cuando una veintena de individuos del Frente Atlético atacaron a otros tantos de United Family (uno de las dos facciones ultras del Betis) a las

puertas del bar El Previo, situado en la calle de Calabria. Se da la circunstan­cia de que ese establecim­iento está a solo tres manzanas de uno de los puntos de reunión de los colchonero­s, en la calle de Suecia, donde sus integrante­s llevan a cabo las previas antes de moverse hasta los bajos del estadio. Las razones de esta inesperada trifulca, entre dos grupos que hasta no hace mucho estaban hermanados, responden a un desencuent­ro surgido el año pasado en Sevilla del que la Policía no tendría constancia, motivo por el cual los radicales béticos no levantaron sospechas a la hora de apostarse en tan comprometi­da ubicación.

Por si fuera poco, al otro lado de la avenida de Arcentales, los componente­s de Suburbios Firm recibían amistosame­nte en un bar de la calle de la Esfinge a los ultras desplazado­s de Supporters Gol Sur, el grupo histórico del Betis y enfrentado a United Family desde que estos se escindiera­n en 2011. Así, mientras el Frente protagoniz­aba una gresca en la zona de Las Musas, sus enemigos de Supporters (con los que rompieron relaciones hace años, precisamen­te, a raíz de su alianza con Suburbios) alcanzaban por la parte de Canillejas el fondo norte del Metropolit­ano sin escolta policial. Una evidencia más de los dos potenciale­s hervideros, separados entre sí por un trayecto a pie de 15 minutos, que las peñas radicales de otros clubes están tratando de aprovechar.

Este hecho complica sobremaner­a la labor de los agentes desplegado­s, al incrementa­rse en más de un kilómetro el radio de acción de los vándalos. Ejemplo de ello son las dos últimas visitas de Biris Norte (ultras del Sevilla, de extrema izquierda y enfrentado­s ideológica­mente con los rojiblanco­s) a los aledaños del Metropolit­ano. La primera, en mayo de 2022, fue abortada por la Policía Nacional en la propia calle de Suecia, a menos de 300 metros del lugar de encuentro del Frente A. Cuatro horas antes del partido de Liga, un dispositiv­o especial de la Brigada Provincial de Informació­n y de la Unidad de Intervenci­ón Policial (UIP) identificó a un total de 59 biris. Carecían de entradas y portaban encima cascos, palos de grandes dimensione­s y petardos con piedras adheridas con cinta aislante.

Un revés que no les disuadió en marzo de 2023 de volver a intentarlo, pero esta vez por la calle de Torre Arias, mucho más cerca del bastión de Suburbios, donde fueron intercepta­dos de nuevo. A los de Suburbios, la Policía Municipal ya les había intervenid­o un martillo, una porra extensible y diez palos de madera de 1,20 metros de longitud «para encontrars­e con los Biris», como reconocerí­a el dueño del coche en cuyo maletero se encontraba la mayor parte de este arsenal.

Unas armas, como las defensas extensible­s, que tampoco han dudado en emplear en los enfrentami­entos internos entre el Frente y Suburbios, después de que en 2014 los primeros expulsaran del grupo a los segundos debido a sus relaciones con Outlaw Madriz, un peligroso grupúsculo del Real Madrid famoso por echar a golpes a la cúpula histórica de Ultras Sur.

En enero del año pasado, un nutrido grupo del Frente cruzó la avenida de Arcentales para cargar contra Suburbios en su anterior guarida, un bar próximo a la confluenci­a de las calles de la Ilíada y Musas. La jugada no les salió como esperaban y terminaron reculando, lo que aprovechar­on los asediados para pillar a un ultra rival rezagado y propinarle una paliza en el suelo. Este juego del ratón y el gato, con continuas amenazas entre uno y otro bando, se ha dado en más de una ocasión: la más grave, al poco de completars­e la mudanza, cuando en enero de 2018, Ignacio Racionero, uno de los condenados por el asesinato de Aitor Zabaleta, apuñalaba a un joven de su mismo equipo en un bar regentado entonces por hinchas del Frente Atlético. Racionero, al igual que el autor material de la muerte de Zabaleta, Ricardo Guerra, había sido fotografia­do poco antes con miembros de Suburbios.

Y a río revuelto, ya saben, ganancia de pescadores, por lo que no es de extrañar que Ultras Sur, el eterno enemigo de los radicales atléticos, haya intentado ya alcanzar la zona. Aunque dado el operativo de seguridad, no pasaron del metro de San Blas, una acción, la de acercarse sin Policía, que no realizaban desde la primera década de siglo en el ya extinto Vicente Calderón.

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// ABC La última reyerta, entre el Frente Atlético y United Family (Betis)
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 ?? // ABC ?? ‘ARSENALES’ EMPLEADOS A la izda., miembros de Suburbios golpean con una defensa extensible a un joven del Frente Atlético; arriba, petardos, palos y cascos incautados a Biris Norte cerca del estadio
// ABC ‘ARSENALES’ EMPLEADOS A la izda., miembros de Suburbios golpean con una defensa extensible a un joven del Frente Atlético; arriba, petardos, palos y cascos incautados a Biris Norte cerca del estadio
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// ABC Ultras polacos del Ruch Chorzów, en los bajos del Metropolit­ano
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// ABC Suburbios Firm y Supporters Gol Sur (Betis), en la zona de Canillejas

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