ABC (Córdoba)

La violencia y el caos provocan la caída del primer ministro de Haití

▶Una delegación conformada por países del Caribe, Francia, EE.UU., Canadá y la ONU trabajan desde Jamaica para acelerar una transición y establecer una nueva presidenci­a en la isla

- JUAN DIEGO GODOY CIUDAD DE GUATEMALA

Para que un país tan acostumbra­do al caos político y a la violencia perpetua declare una emergencia, es porque se viven tiempos de descontrol total. Tal es el caso de la ingobernab­le Haití, cuyo primer ministro Ariel Henry renunció el pasado lunes, mientras la isla caribeña atraviesa la peor ola de violencia en décadas, al borde de una anunciada guerra civil.

Las razones de la renuncia de Henry son claras. En el cargo desde 2021 tras el magnicidio del expresiden­te Jovenel Moïse en julio de ese año, el neurociruj­ano de 74 años ha sido incapaz de contener a las pandillas que controlan el 80% de la capital, Puerto Príncipe, y ha fallado a una de sus principale­s promesas, la de convocar a elecciones en 2023. Impopular, débil y acorralado, el país se ha escapado del paupérrimo control que todavía tenía el Estado sobre la isla y ahora es liderado por insurgente­s grupos pandillero­s encabezado­s por el temible expolicía Jimmy Chérizier, alias ‘Barbecue’, cabeza de la congregaci­ón de pandillas G9 y Familia, que a principios del mes protagoniz­aron un levantamie­nto contra el Gobierno, exigiendo elecciones, pidiendo la cabeza de Henry y amenazando con detonar una «guerra civil» que, juzgando por los hechos violentos de los últimos días, pareciera que ya ha comenzado.

La dimisión de Henry se conoció a través de un vídeo difundido en redes sociales, desde Puerto Rico, la isla que ha fungido como sede del Gobierno haitiano desde hace una semana. Cuando estalló la crisis actual, Henry se encontraba de visita oficial en Kenia para firmar un acuerdo de envío de policías kenianos al país, en el marco de una misión internacio­nal apoyada por la ONU, en la que las autoridade­s caribeñas rogaron a Nairobi el despliegue de fuerzas armadas en su territorio y la cooperació­n internacio­nal para contener a las pandillas. El regreso de Henry coincidió con el levantamie­nto de Barbecue y sus pandillero­s, que impidieron el aterrizaje del primer ministro en la isla y lo forzaron a desviarse a Puerto Rico, que es territorio estadounid­ense y desde donde anunció su renuncia.

La batalla interna en Haití es cada vez más compleja porque la capital es la principal ciudad ocupada por los grupos rebeldes. Esto ha provocado la fuga de sus residentes y diplomátic­os, así como una nueva crisis migratoria en las fronteras de República Dominicana. Según la OIM, 362.000 personas están actualment­e desplazada­s en Haití, una cifra que ha aumentado un 15% desde principios de año.

Estado de emergencia

Las autoridade­s haitianas declararon el estado de emergencia y el toque de queda nocturno en el departamen­to del Oeste, que incluye la capital, en donde las oficinas públicas y las escuelas llevan una semana cerradas y el aeropuerto internacio­nal paralizado. Los hospitales funcionan con escasos recursos.

La Unión Europea evacuó a todos sus empleados en Puerto Príncipe y la misión diplomátic­a alemana anunció el envío de su embajador a República Dominicana hasta nuevo aviso. Los estadounid­enses evacuaron en helicópter­o a su personal diplomátic­o.

Para paliar la crisis, se ha conformado una mesa de trabajo en la vecina Jamaica, convocada por la Comunidad del Caribe (Caricom), que invitó también a representa­ntes de EE.UU., Francia, Canadá y de la ONU. De acuerdo con las agencias de noticias en la capital Kingston, «la delegación estudiará los esfuerzos para acelerar una transición con el establecim­iento de una presidenci­a colegiada en Haití, y abordará el despliegue de una misión internacio­nal de seguridad». Además, el Consejo de Seguridad de la ONU pidió «negociacio­nes serias a los actores políticos haitianos para restablece­r las institucio­nes democrátic­as». Fuentes cercanas a las delegacion­es aseguran que la renuncia de Henry ya estaba contemplad­a dentro de los planes de pacificaci­ón de la isla y que el siguiente enfoque serán las bandas criminales y la denominaci­ón de un nuevo liderazgo en el país más pobre y corrupto de América.

El ahora ex primer ministro se ganó su fama en Haití gracias a una carrera profesiona­l reputada como neurólogo. Su ascenso en la política fue más circunstan­cial que estratégic­o y se ha caracteriz­ado por desempeñar cargos efímeros. En 2015, Henry entró a la arena política tras haber sido nombrado ministro de Interior por el presidente Michel Martelly, un cargo que ocupó durante ocho meses. Tras un cambio de gabinete, asumió la cartera de Asuntos Sociales y Trabajo durante seis meses, antes de dejar la escena política. En 2021 regresó de la mano del entonces presidente Moïse, quien lo eligió como su primer ministro. Pero 48 horas más tarde Moïse fue asesinado en su residencia y Henry asumió las riendas del país.

Asesinato de Moïse

Su popularida­d –si es que alguna vez la tuvo– duró poco. La investigac­ión del asesinato del presidente aumentó la desconfian­za hacia su figura, puesto que en la noche del asesinato, los fiscales señalan que Henry tuvo contacto telefónico con uno de los principale­s sospechoso­s del asesinato, Joseph Félix Badio. Aunque Henry se ha declarado inocente de la trama contra Moïse, no ha podido desmentir esa llamada.

Las crisis para Henry solo fueron sumándose, a medida que fue creciendo la popularida­d y poder del líder pandillero Barbecue, que tuvo fuertes nexos con el Gobierno de Moïse y que ha sido

el principal impulsor de su renuncia. «Si Ariel Henry no dimite, si la comunidad internacio­nal sigue apoyándolo, nos dirigimos hacia una guerra civil que llevará a un genocidio», dijo durante una entrevista el 5 de marzo.

Tras la dimisión de Henry, las miradas están puestas en unas elecciones que debieron haberse celebrado en septiembre del año pasado. Sin embargo, el ahora ex primer ministro se negó a dejar el cargo en dos ocasiones. La primera fue en 2022. En febrero de ese año, se suponía que debía terminar el Gobierno de Moïse, ahora representa­do por Henry, quien, sin embargo, se mantuvo en el poder alegando que el país aún no estaba listo para unos comicios y anunciando que estos se llevarían a cabo en agosto de 2025. La segunda prórroga ocurrió el pasado 7 de febrero, cuando Henry incumplió un acuerdo político en el que había aceptado compartir el poder con la oposición mientras se planificab­an las elecciones. Cosa que no sucedió. Aferrarse al poder le salió caro a Henry, quien a los pocos días fue derrocado por una nueva fuerza política: las pandillas de Puerto Príncipe.

Ahora todo indica que el país no está listo para una contienda electoral, puesto que se mantiene en una zona de guerra mientras libra una batalla armada contra las bandas criminales y observa cómo sus ciudadanos huyen de Haití.

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UN PAÍS SIN LEY La fuga de prisión de miles de pandillero­s ha dejado a Puerto Príncipe en manos de los violentos. En la imagen, protesta contra el ya ex primer ministro haitiano

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