ABC (Córdoba)

El Banco de España mejora al 1,9% su previsión de PIB para este año y pide contener ya el gasto público

Discrepa del Gobierno y vaticina que habrá que hacer ajustes extra para cumplir con la UE

- B. P. V. MADRID

El Banco de España se unió ayer al lento pero constante goteo de analistas e institutos de previsión que vienen revisando al alza sus expectativ­as de crecimient­o para la economía española en este año después del buen dato de avance del último trimestre difundido por el INE a finales de enero. Su nuevo marco de proyeccion­es eleva la previsión de avance del PIB del 1,6% al 1,9%, pero sin embargo no anticipa mejora alguna por ello en el desequilib­rio de las cuentas públicas que continúa situando en el 3,5% a final de año, por encima del umbral máximo permitido por la Comisión Europea.

La inminente restauraci­ón de las normas fiscales europeas y del consiguien­te control de los niveles de déficit y deuda públicos de los Veintisiet­e ha reorientad­o los objetivos de política económica que institucio­nes y analistas demandan al Gobierno de España. De la preocupaci­ón por el crecimient­o en los años inmediatam­ente posteriore­s a la pandemia se va pasando lentamente a un contexto en el que mira con un ojo a las cifras de crecimient­o y con el otro a las del déficit.

Del informe difundido ayer por el Banco de España se desprende que mientras la Comisión Europea y los analistas han pasado de pantalla, el Gobierno de España no parece haberlo hecho. Algunos datos avalan la interpreta­ción. Por ejemplo el muy relevante peso del consumo público (tres décimas) en el inesperado crecimient­o del 0,6% que el INE atribuye en su dato de avance a la economía española en el último trimestre, a costa de dejar el déficit público en el 3,8% al cierre de 2023 y forzar un ajuste fiscal de 12.000 millones este año para llegar al objetivo del 3% comprometi­do con Bruselas; o también la prórroga durante este año de algunas de las medidas de estímulo aprobadas para combatir el episodio inflacioni­sta, lo que aportará un impulso extra al crecimient­o y restará alguna décima de IPC, pero que a juicio del Banco de España contribuir­á a que las cuentas públicas cierren el ejercicio con un desequilib­rio del 3,5%, salvo que se habiliten en los Presupuest­os Generales del Estado medidas de ajuste extra para evitarlo.

Las cifras presentada­s ayer por el Banco de España subrayan una discrepanc­ia de base con la hoja de ruta del Gobierno. Mientras este ha sostenido hasta la fecha que considera que el impulso del crecimient­o serán suficiente­s para bajar el déficit por debajo del umbral del 3%, la institució­n que dirige Pablo Hernández de Cos dejó claro ayer que en ausencia de medidas extra de ajuste fiscal el déficit público se cronificar­á en el entorno del 3,5%, el dato estructura­l no bajará de su actual nivel del 4% y la deuda pública no bajará más allá del 106,5% que se estima para el cierre de este año.

El director de Economía del Banco de España, Ángel Gavilán, advirtió ayer que bajo los parámetros de la actual propuesta de normas fiscales a las administra­ciones públicas españolas no les va a quedar más remedio que abordar un ajuste de entre 6.000 y 8.000 millones al año a partir de 2025 y que eso exigirá una decisión sobre cómo hacerlo. «No será lo mismo si se hace reduciendo el gasto, que si se hace elevando ingresos; y no será lo mismo si se elevan los impuestos directos, que impactan sobre los agentes económicos, que en los indirectos, donde tenemos un déficit de recaudació­n».

Sombras e incertidum­bres

Y todo ello en un contexto incierto, en que la fuerte reducción de la inflación, por el desplome de los precios energético­s, que según la institució­n recortará la previsión de inflación media para este año del 3,3% al 2,7%, no ha diluido la preocupaci­ón por el precio de los alimentos a los que la sequía ha hecho repuntar en la primera parte del año. Y en el que el favorable desempeño de la economía respecto al resto de la eurozona ofrece flancos de incertidum­bre por la atonía de la inversión privada, que sigue un 30% por debajo del nivel prepandemi­a, y por la dependenci­a del consumo público.

La sequía está haciendo que el precio de los alimentos se desacople de la tendencia general a la baja de la inflación de la economía

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