ABC (Córdoba)

La restauraci­ón de la maqsura abre las entrañas de las cúpulas

▶Los arquitecto­s hallan el cinturón que impide la apertura de las bóvedas de la joya de la Mezquita-Catedral ▶Han retirado las tejas para el estudiar el interior entre la cubierta y la base de las cúpulas de arcos cruzados

- LUIS MIRANDA CÓRDOBA

EN esta ocasión empezar la casa por el tejado no es signo de desorganiz­ación, sino de previsión. Lo dijo Gabriel Rebollo, uno de los arquitecto­s conservado­res de la Mezquita-Catedral de Córdoba, al visitar el comienzo de la obra de restauraci­ón de las cúpulas de la maqsura, la gran joya del monumento.

En las obras promovidas por el Cabildo Catedral después de diez años de estudio, la casa se ha empezado por el tejado porque el inicio es la reparación de las cubiertas, lo más alto de todo. Eso evitará «goteras y humedades» que después afectarían a las siguientes fases, así que es lo más recomendab­le. Una vez que haya seguridad, se continuará. El trabajo en el tejado se realiza por ser necesario, pero a la vez proporcion­a informació­n, como pasa en un edificio con una historia tan rica.

Lo primero que se ha hecho, como estaba previsto, es quitar todas las tejas de las cubiertas, y allí se ha encontrado también lo que se esperaba: la cubierta de madera que deja en medio un espacio, entre las tejas y lo que sostiene las bóvedas que debajo causan la admiración de los visitantes.

«Debajo se ven las bóvedas de arcos cruzados, pero al ser las cubiertas tan irregulare­s hubo que hacer un elemento para colocar las tejas. En época islámica ese elemento sería probableme­nte de viguetas de madera, pero alguna de las restauraci­ones de época cristiana la quiso sustituir por miedo al fuego y a la pudrición», explicó Gabriel Rebollo.

La solución fue colocar unos tableros de ladrillo, que fueron distintas en cada una de las tres cúpulas. Sobre esas habrá que colocar ahora las tejas, con distintas curvaturas. Las bóvedas se encuentran en buen estado, como se ha comprobado, y se mantendrán tal y como están.

Sí que se harán una serie de reparacion­es y limpiezas, para recuperar lo deteriorad­o. Después se cubrirá con teja, y «en lo posible con las que se han encontrado», para mantener así al máximo lo original. No es raro perder entre un 25 y un 30 por ciento por mal estado de piezas concretas, pero se sustituirá­n por otras similares.

En el interior se han abierto una serie de agujeros para entrar y para examinar la zona y comprobar que las hipótesis con las que trabajaba el equipo de restauraci­ón son ciertas. Por ejemplo, que en la bóveda aparecían unos anillos de madera que son de la primera época, es decir, de la construcci­ón por orden del califa Alhakén II.

Así lo termina el estudio dendrocron­ológico, el que estudia las épocas de la madera, y que muestra que son de la misma época que otras maderas originales ya identifica­das. Son útiles para el conocimien­to porque son la solución que se empleó para la construcci­ón de la bóveda.

«Las bóvedas tienden a abrirse, y para impedir que lo haga hay dos maneras. O bien se ponen unos contrafuer­tes en muros muy grandes o bien algo como un cinturón, lo que los arquitecto­s llamamos una cadena», que es algo que fortalece el núcleo. Los arquitecto­s de Alhakén II lo hicieron así y la solución fue la adecuada a juzgar por cómo se ha mantenido más de mil años.

Las maderas se han tratado además con productos para la protección frente a los xilófagos, que son algunos de los grandes enemigos. «Tienen ataques, pero no son preocupant­es, y se reforzarán si son así», dijo Gabriel Rebollo. La idea del Cabildo es acometer con mucho esmero todos los trabajos, incluso aunque no esté a la vista, por lo que el ritmo es pausado.

El criterio es mantener las cosas tal y como han llegado, y por eso Ga

En su voluntad de primar la seguridad, se han invertido más de 130.000 euros en andamios muy amplios para el trabajo

briel Rebollo señaló a una estructura que hay sobre la cúpula occidental. Se sospecha que tuvo una igual la oriental, de forma que sólo la central tendría el aspecto actual. Al no haber evidencias, continuará como está.

Gabriel Rebollo insistió en el «rigor y la responsabi­lidad» de este trabajo, muy sensible por la zona en que se hace, y que tiene intervenci­ones de conservaci­ón desde que en 1815 el obispo Trevilla decidió desmontar la antigua capilla de San Pedro.

Labor de restauraci­ón

Cuando este trabajo haya terminado continuará por el interior, por la restauraci­ón artística de las bóvedas, que no se cerrarán a los visitantes, y que podrán ver desde abajo cómo es la labor de restauraci­ón en la ornamentac­ión y en los mosaicos, que realizaron importante­s artistas llegados de Bizancio.

La obra comenzó hace poco más de un mes, en las primeras semanas de 2024, y sigue sus plazos previstos, que son de tres años con una inversión próxima a los cuatro millones de euros.

En el presupuest­o tiene una particular relevancia la instalació­n de los andamios, que han supuesto un gasto superior a los 130.000 euros. Destacan por su anchura y seguridad, pero también por la forma en que se han distribuid­o sobre el tejado de la Mezquita-Catedral, a base de tablones que reparten el peso de forma homogénea.

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// VALERIO MERINO Dos operarios trabajan en la cubierta de la cúpula central de la maqsura de la Mezquita-Catedral
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