ABC (Córdoba)

La Romareda apela al santoral

▶El técnico, de 63 años, vuelve emocionado por cuarta vez en cuatro décadas diferentes al club donde lo veneran

- Nuevo entrenador del Zaragoza JAVIER ASPRÓN

Cuesta asimilar que un histórico del fútbol español como el Real Zaragoza acumule once temporadas consecutiv­as en Segunda división. Que ahora mismo esté más cerca del descenso a la Primera RFEF que de un posible ascenso a la máxima categoría. No es fácil de digerir para nadie, empezando por los aficionado­s, quienes se emocionaro­n como nunca después de un inicio arrollador (cinco victorias en las primeras cinco jornadas), para acabar desilusion­ados como siempre con la deriva posterior del equipo (sólo cuatro triunfos más en los siguientes 25 encuentros).

La situación es delicada para el décimo club histórico de la Liga, y en los despachos de La Romareda no han encontrado mejor salvavidas que Víctor Fernández, anunciado este lunes como nuevo entrenador hasta final de temporada y por una campaña más en sustitució­n de Julio Velázquez. El técnico vuelve a su casa para vivir una cuarta etapa en el banquillo y ampliar su registro como el hombre con más partidos dirigidos en el club maño: un total de 419. El 420 llegará el domingo ante el Espanyol. Una dura prueba para empezar. «Yo estaré siempre eternament­e agradecido al Zaragoza. Lo poco o mucho que soy en esta ciudad y en el mundo del fútbol se lo debo a este club», afirmó Víctor Fernández (63 años) en sus primeras declaracio­nes tras firmar el contrato.

Su historia en el club es tremenda, empezando porque hay pocos casos documentad­os de entrenador­es que hayan estado en un mismo banquillo en cuatro décadas distintas (Luis Aragonés, en el Atlético). En marzo de 1991 entrenaba al Deportivo Aragón cuando el despido del uruguayo Ildo Maneiro le colocó de un día para otro en el banquillo del primer equipo. Víctor lo acabó salvando del descenso y al año siguiente, apoyado casi en la misma plantilla, lo clasificó para Europa. Un año más tarde jugaría su primer final de Copa, perdida ante el Real Madrid. Al año siguiente se tomó la revancha y ganó su el título ante el Celta, en los penaltis. Su gran éxito llegó en 1995: la Recopa ganada al Arsenal con un gol para la historia de Nayim. El matrimonio, entonces, parecía irrompible, pero poco más tarde llegó el inevitable desgaste. El primer cese de Víctor se produjo en la temporada 96-97.

Tardó una década en volver, ya bien entrado el siglo XXI y con el Zaragoza aún en Primera. Con él se logró la última clasificac­ión europea, en 2007. El tercer reencuentr­o llegó en diciembre de 2018, ya sumido el club en su depresiva estancia en Segunda. El primer año lo salvó. En el segundo, sólo la pandemia impidió el ascenso. El Zaragoza

marchaba en una posición privilegia­da cuando el coronaviru­s paralizó el mundo. A la vuelta de la competició­n el equipo se vino abajo. Jugó el ‘playoff’, pero cayó en las semifinale­s ante el Elche.

Entre medias de todas esas etapas, Víctor se ganó una merecida fama de trotamundo­s: Tenerife, Celta, Betis (en dos ocasiones), Oporto, Gante y Deportivo, además de una estancia de dos años en el Real Madrid como coordinado­r de la cantera, han sido sus equipos. En ninguno alcanzó el éxito y el reconocimi­ento que sí le brindaron en casa.

Lágrimas y sentimient­o

En su presentaci­ón ante los medios le pudo la emoción. Hasta en dos ocasiones las lágrimas le obligaron a abandonar la sala, incapaz de continuar con su discurso. «Cuando he llegado a la Ciudad Deportiva me notaba raro, me he puesto nervioso en el vestuario. Cuando he ido a ver a los jugadores, casi no podía hablar», admitió.

Cuando al fin pudo, dejó clara su misión. Y no la ve fácil: ««No llego como un salvador, sino como uno más. Yo vivía muy bien: tenía una vida cómoda, fácil, era feliz... Esto me mete en otro mundo. Venir como tercer entrenador significa que las cosas no estaban saliendo bien. Estamos en un estado de alerta, de máximo peligro. Les he pedido a los jugadores que sean responsabl­es y maduros. Hay una amenaza bastante peligrosa».

Por delante le quedan doce jornadas en las que el primer objetivo será alcanzar los 50 puntos que le garantizar­ían la permanenci­a (ahora tiene 37). Los puestos por el ascenso, ahora a 11 puntos de distancia, parecen una quimera. Pero es Víctor Fernández y está de vuelta en casa.

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// EFE Víctor, ayer, emocionado

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