La presidenta madrileña pasa al ataque contra la corrupción del PSOE entre gritos de «dimisión»
▶ El PP atribuye la oferta de pacto con el fiscal a la «estrategia de defensa»
Los diputados de la izquierda de Madrid llegaron ayer a la Asamblea frotándose las manos, sin ocultar su alegría, dispuestos a saltar contra su presa preferida, Isabel Díaz Ayuso, supuestamente en horas bajas por los problemas de su pareja con Hacienda. En el PP, caras serias, algunas con gesto de desconcierto, sobre todo después de saberse que el abogado de la pareja de Ayuso, Alberto González, ofreció un pacto de conformidad al fiscal el pasado 2 de febrero, para lo que reconocía que había cometido dos delitos contra la Hacienda Pública. La información, quizás, se habría mantenido en un ámbito estrictamente particular, si no fuera porque la presidenta puso la mano en el fuego por su novio el día anterior y aseguró de forma rotunda que no había cometido ningún fraude fiscal.
¿Se quemó la presidenta Ayuso? Los diputados del PP, que forman algo así como un grupo de ‘ayusers’ incondicionales, no perdieron la confianza en su jefa, bajo la creencia de que la presidenta «siempre se crece en las adversidades». El PP de Madrid cerró filas con su líder, intentó dejar el caso de su pareja en la esfera privada y atribuyó el acuerdo que su abogado ofreció al fiscal en una «estrategia de defensa». «Para lograr el acuerdo es imprescindible que se reconozca el delito. Es como una humillación obligada», señalaron fuentes del PP.
En este ambiente, Ayuso se remangó en la sesión de control de la Asamblea y pasó al ataque contra Sánchez, en cuanto comprobó que tanto el socialista Juan Lobato como la portavoz de Más Madrid, Manuela Bergerot, exigían su dimisión por «mentir». La presidenta encontró una aliada en la portavoz de Vox, Rocío Monasterio, quien se limitó a apelar a la presunción de inocencia de todos.
Ayuso se agarró con fuerza a la ley que estaba a punto de aprobarse en el Congreso, la de amnistía, para dar a Lobato donde más podía dolerle: «Hoy van a aprobar la ley más corrupta de la historia de la democracia y les va a pesar toda la vida». «Sánchez, el PSOE y usted mismo están sentados sobre la corrupción política y económica y eso no lo van a tapar por muchas dimisiones que pidan buscando desestabilizarme y mi destrucción personal, cuando es Pedro Sánchez el que está destruido». Para Más Madrid tuvo un mensaje especial: sus acusaciones, advirtió, son igual de falsas que «la foto del pato muerto» que utilizó en la ‘mascletá’ de Madrid.
Lobato, que no pidió la dimisión de Ayuso hasta que lo hizo oficial Sánchez el día anterior, aseguró que la presidenta no tiene «capacidad» para dirigir la Comunidad de Madrid. Para Bergerot, Ayuso es sinónimo de «corrupción, opulencia y codicia». Tanto uno como otro remataron sus intervenciones en el pleno clamando por la renuncia de la presidenta.