ABC (Córdoba)

La revancha más oportuna de Oblak

▶El esloveno se desquitó de su pésimo balance en la tanda de penaltis para convertirs­e en el héroe del Atlético ▶El meta se sobrepuso a una discreta temporada con dos paradas brillantes que espantaron los fantasmas de Milán

- DANIEL CEBREIRO MADRID

Las grandes noches europeas en la historia reciente del Atlético de Madrid han tenido en común un factor que ha aparecido cuando más lo necesitaba y más sufría el equipo. Este responde al nombre de Jan Oblak. Buena cuenta de ello dan Liverpool y Bayern de Múnich, dos equipos que asediaron la portería rojiblanca, pero se estrellaro­n contra un muro esloveno que les apeó de la Liga de Campeones. A esa lista se sumó el pasado miércoles el Inter de Milán, vigente subcampeón, que se despidió de la máxima competició­n continenta­l en octavos de final debido a una actuación estelar del meta balcánico.

Hasta el choque ante el conjunto ‘nerazzurro’, la temporada de Oblak estaba siendo muy discreta. El año pasado el nivel de excelencia al que tenía acostumbra­da a la parroquia colchonera decayó notablemen­te, pero desde la lesión de cuello que le mantuvo alejado de la portería durante los últimos dos meses de competició­n el esloveno desapareci­ó. Salvo excepcione­s, como una salvadora intervenci­ón ante el Betis que sirvió para sumar los tres puntos, el meta era incapaz de transmitir seguridad desde la portería y todos los disparos que se dirigían hacia ella, que antaño se antojaban asequibles, se convertían en imparables aunque no lo fueran. Lo que, unido a la endeblez de la zaga rojiblanca, enterró definitiva­mente la solidez defensiva que había caracteriz­ado al Atlético de Simeone.

A pesar de ello, Oblak apareció en el partido más importante de la temporada. Las sensacione­s que transmitió el esloveno durante los 120 minutos fueron positivas, con dos grandes paradas en un mano a mano ante Thuram, aunque algo escorado el delantero interista, y una ocasión manifiesta de Barella cuyo disparo salió centrado y apenas le exigió esfuerzo. El gol de Memphis llevó la eliminator­ia a la prórroga y la igualdad se mantuvo en el tiempo extra: los once metros dictarían sentencia. Una sensación de desasosieg­o recorrió las gradas del Metropolit­ano. La clasificac­ión a los cuartos de final estaba en las manos de Sommer, erigido como un experto en detener penaltis, y Oblak, con un balance pésimo en las tandas.

Dualismo inexplicab­le

El rendimient­o del esloveno a la hora de afrontar una pena máxima, desde que defiende la portería del Atlético, ha demostrado un dualismo difícil de explicar. Cuando se trata de penaltis durante los noventa minutos, entre todas las competicio­nes, Oblak ha detenido 15 de los 49 lanzamient­os que fueron entre los tres palos. Lo que se traduce en un 30% de acierto, un porcentaje más que notable. Sin embargo, hasta el enfrentami­ento ante el Inter, en tandas únicamente había conseguido parar un disparo de 22 intentos, lo que ni siquiera alcanza el 5% de acierto.

Si bien es cierto que su equipo no echó de menos sus paradas en los dos primeros desempates que disputó, al imponerse a Bayer Leverkusen y PSV, su actuación en el más determinan­te es la que ha quedado para el recuerdo, debido a su paupérrima intuición ante los lanzamient­os del Real Madrid en la final de Champions de 2016. El meta balcánico permaneció inmóvil ante los disparos de Lucas Vázquez, Marcelo, Bale, Ramos y Cristiano –todos ellos dirigidos hacia su izquierda– y el conjunto blanco conquistó la Copa de Europa.

Con todas estas estadístic­as y los fantasmas de Milán rondando su cabeza, Oblak se dirigió a la portería ubicada en el fondo sur del Metropolit­ano. Nada pudo hacer ante el misil que Calhanoglu alojó en la escuadra. Frente a Alexis Sánchez, mantuvo la mano izquierda dura y repelió el disparo del chileno. El fallo de Saúl mantuvo la igualdad y trasladó la presión al esloveno, que respondió de forma estelar. Una parada estratosfé­rica del guardameta balcánico ante el lanzamient­o de Klaassen, esquinado y elevado, volvió a poner en ventaja al Atlético. El error de Lautaro, que mandó el balón a la grada, metió al conjunto rojiblanco entre los ocho mejores de Europa y convirtió a Oblak en héroe.

Hasta su actuación ante el Inter, Oblak únicamente había registrado una parada en 22 penaltis lanzados en tandas

Su entrenador y compañeros eran consciente­s de la necesidad que tenía el esloveno de reivindica­rse después de una temporada complicada, y para más inri hacerlo en una tanda. «Me pone muy contento por Jan. Es uno de los mejores porteros de Europa, es extraordin­ario. Cuando él está bien, es muy difícil que nos hagan gol. Se merecía lo que le pasó, participar directamen­te del triunfo», aseguró Simeone. Griezmann admitió que tienen el lujo de contar con un portero increíble, que fue capaz «por fin de ganar una tanda de penaltis».

Por su parte, el protagonis­ta no quiso otorgarse más méritos de los necesarios. «Siempre digo que es un poco de suerte, tienes que elegir el lado correcto y parar el balón. Si el jugador lo tira perfecto es imposible. Felizmente he podido parar», mantuvo tras finalizar el partido y ser elegido mejor jugador del mismo. La revancha de Oblak llegó en la noche más oportuna.

 ?? ??
 ?? // AFP ?? Jan Oblak detiene el penalti de Klaassen en el Atlético-Inter
// AFP Jan Oblak detiene el penalti de Klaassen en el Atlético-Inter

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain