ABC (Córdoba)

Introspecc­ión contra corriente de Saúl

▶ En pleno éxtasis rojiblanco, el mediocentr­o admite el pésimo momento de forma que atraviesa

- D. C. MADRID

Mientras los aficionado­s del Atlético de Madrid celebraban la remontada ante el Inter y la clasificac­ión a los cuartos de la Liga de Campeones, los jugadores hacían los propio en el vestuario del Metropolit­ano. Pero uno de ellos adoptó una actitud dispar con el éxtasis que recorría el festejo colchonero. Saúl Ñíguez ingresó en el campo en la segunda parte de la prórroga y en la tanda de penaltis erró su lanzamient­o. Apenas una hora después de que el fallo de Lautaro certificar­a la victoria rojiblanca, y a pesar de que su fallo se convirtió en intrascend­ente, confesó a través de su perfil en la red social X que es consciente del pésimo momento de forma que atraviesa.

«Sinceramen­te es difícil para mí escribir en estos momentos, pero igual que escribo en las buenas hay que hacerlo en las malas. Es un momento de mierda para mí a nivel deportivo, y soy consciente… Acepto todas las críticas y no solo por el penalti de hoy sino por cómo estoy en estos momentos. Exactament­e no sé qué es, pero lo único que me han enseñado es a seguir trabajando en las buenas y en las malas, hasta conseguir cambiar la situación. Gracias por estar en las buenas y en las malas. ¡Aúpa Atleti!», rezaba el informal comunicado de Saúl.

«Momento de mierda»

Si bien los tiempos que eligió para llevar a cabo su particular introspecc­ión no fueron los más indicados, la conclusión a la que llegó es comulgada por la parroquia atlética. El nivel que Saúl ha demostrado durante toda la temporada, a excepción de unas primeras semanas algo más ilusionant­es, ha sido pobre. Más allá de los números –un gol y cuatro asistencia­s en cuarenta partidos–, lo más preocupant­e es la falta de confianza que transmite, tanto en posesión del balón como en tareas defensivas.

Poco o nada queda de aquel jugador desequilib­rante con una potencia pletórica que deslumbró en su fulgurante ascenso hasta el primer equipo del Atlético. En la retina del aficionado se mantienen el gol maradonian­o ante el Bayern y la chilena en el 4-0 al Madrid, pero su rendimient­o devuelve a la realidad a la afición. La pérdida de protagonis­mo progresiva en el Metropolit­ano llevó a Saúl a probar suerte en el Chelsea, que no quiso ejecutar su opción de compra y le devolvió a Madrid. Desde entonces, las buenas actuacione­s del ilicitano son contadas y acostumbra­n a llevar al aficionado con más asiduidad a la desesperac­ión que a la celebració­n. Saúl no encuentra un diagnóstic­o para, como él mismo asegura, su «momento de mierda». Sin embargo, el centrocamp­ista se encomienda a lo único y más importante que se puede hacer para revertir una situación así: trabajar, trabajar y trabajar.

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// REUTERS Saúl, en el Atlético-Inter

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