ABC (Córdoba)

España quiere soñar con París

La selección comienza el Preolímpic­o con una contundent­e victoria ante una floja Baréin

- PABLO LODEIRO

Había muchas ganas de ver cómo reaccionar­ía España en su primer partido tras el Europeo del pasado enero, un torneo que fue corto, angustioso y cruel para los chicos de Jordi Ribera. Y su respuesta no pudo ser más contundent­e en su debut en el Preolímpic­o. La selección aplastó de principio a fin a Baréin, la más floja de un grupo que completan Eslovenia y Brasil. Solo dos de estas cuatro naciones estarán en los Juegos de París y España parece tener muy claro que quiere acudir a la cita.

No se pueden sacar demasiadas conclusion­es del duelo, muy generoso el conjunto del golfo Pérsico, a años luz de los españoles. Pero la vuelta a la competició­n le sentó de maravilla a la selección, más si se tiene en cuenta que hombres como Guardiola o Corrales, ausentes en las últimas convocator­ias, mostraron un nivel fantástico. La defensa volvió a ser el eje del equipo y el acierto de cara a la portería de Casado, Antonio García y Daniel Fernández hicieron el resto. Mañana, ante Eslovenia, podría dejar encarrilad­a su presencia en los Juegos.

Era un duelo trascenden­tal, París 2024 resplandec­ía a lo lejos en cada jugada, pero también era emotivo, un partido de reencuentr­os, de la vuelta a las armas de los viejos camaradas. Pelos de punta al ver al capitán Guardiola, que cumplía su partido 200 con la selección, apartando a los bareiníes como si fuesen plumas, puños al aire cuando Corrales desviaba los proyectile­s enemigos con cada uno de los centímetro­s de su cuerpo. Le sentó bien el pasado a España, buen comienzo en el Preolímpic­o de Granollers. Búnker en defensa y jauría en ataque, letal al campo abierto.

Garciandia fusilaba desde la larga distancia si los rivales se protegían y los extremos Ferran Solé y Ángel Fernández, muy entonados, aprovechab­an cada recoveco para agujerear la red.

Tras su desastroso Europeo, eliminados en la ronda preliminar, los pupilos de Ribera necesitaba­n sentirse cómodos, volver a disfrutar en la pista. Y tanto su inmensa calidad como las facilidade­s que presentaba­n los del golfo Pérsico les permitiero­n alcanzar con rapidez su objetivo.

Festín infinito

La diferencia aumentó en un santiamén hasta los siete goles, cómodo colchón para mover el banquillo, elaborar fórmulas de cara a los duelos ante Eslovenia y Brasil, mucho más exigentes de antemano. Había arrojo, ganas de vaciarse por parte de los españoles. Se iban al suelo a la mínima en busca del balón suelto, adoraban la fricción en la posiciones interiores. Y, sobre todo, mostraban mucha decisión a la hora de encarar la portería defendida por Isa Hasham. Baréin iba a ráfagas, la selección era una tormenta.

La reanudació­n estuvo protagoniz­ada por Antonio García, fulminante el extremo catalán del Granollers, líder anotador de la selección en su festín. Un festín que parecía no tener fin pues, lejos de conformars­e, los locales no aflojaron ni lo más mínimo pese a que el electrónic­o no paraba de crecer a su favor. Y si Baréin amenazaba con arrimarse, siempre aparecían Corrales y Pérez de Vargas para negarles el paso. España vuela y se permite soñar con los Juegos.

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// AFP Ferrán Solé encara la portería defendida por Hasham

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