ABC (Córdoba)

Madres Mónica, en pie de oración por los hijos

La proliferac­ión de grupos de mujeres rezando por sus descendien­tes ante el Santísimo sigue el ejemplo de Santa Mónica, que nunca dejó de pedir por San Agustín

- JULIA GARCÍA HIGUERAS Rafaela Morales Coordinado­ra en Santa Teresa Sión Delgado

EN la iglesia y ante el Santísimo, pronuncian con determinac­ión y voz clara y firme una larga lista de nombres. Uno a uno y en orden alfabético. Nombran a personas reales con edades y circunstan­cias diversas en la vida cuyo común denominado­r son que sus madres rezan por ellos y por su salvación.

Son los grupos de oración de Madres Mónica, inspiradas en la constancia de Santa Mónica, la madre de San Agustín, que rogó a Dios por la conversión de su hijo durante 18 años y lo logró. Su propagació­n en Córdoba no conoce barreras hasta el momento; «corre como la pólvora», dicen quienes lo conocen bien y comprueban cuánto bien espiritual genera en quien reza y en sus seres queridos.

El poder de la oración y la unión que se forja entre estas mujeres que presentan sus problemas e inquietude­s como madres es lo que las mueve. La perseveran­cia, la tenacidad y la esperanza son los rasgos que las definen. Es un rezo colectivo, pues cada una reza por la fe de sus hijos y también por los de las demás.

Abundancia

En la actualidad son 691 madres las que piden a Dios a diario por sus descendien­tes y por los de sus compañeras (por lo que es una oración simultánea por miles de hijos a la vez) en una veintena de parroquias. En la capital hay presencia de Madres Mónica en once templos, y en la provincia, en otros once, según datos ofrecidos a ABC por fuentes de Madres Mónica.

El total de Madres Mónica en Córdoba asciende a 368 mujeres, repartidas en San Miguel Arcángel (donde comenzaron en septiembre de 2020), Nuestra Señora de la Consolació­n, Santa Rafaela María, Nuestra Señora de Belén, Nuestra Señora del Carmen de Puerta Nueva, la Trinidad, Nuestra Señora

de la Esperanza, Cristo Rey, San Pelagio, Santa Teresa y Santa Luisa de Marillac. Y en la provincia suman 323 madres que están presentes en Encinas Reales, Lucena, Nueva Carteya, Priego de Córdoba, Bembézar, Guadalcáza­r, Posadas, Villa del Río, Hinojosa del Duque, Pozoblanco y Santa Eufemia.

En la parroquia de Santa Teresa del barrio de Ciudad Jardín, el pasado jueves, como todas las semanas, las 70 integrante­s del grupo Madres Mónica en este templo ocuparon los bancos centrales y ante el Santísimo rezaron primero el rosario y comenzaron a continuaci­ón con la oración de Santa Mónica. Este grupo en concreto inició su andadura hace justo ahora un año, pues se formó a finales de febrero de 2023, alentado por su párroco, Luis Recio. En otras iglesias, como en San Miguel, que cuenta con cien integrante­s, el orden es el contrario: primero la oración y después el rosario. El origen de este movimiento en Córdoba se encuentra en esa céntrica parroquia. Allí Pilar Fernández-Martos (que conoció Madres Mónica en Cádiz) habló con el párroco, Pedro Cabello, que tuvo al acierto de exponer al Santísimo, y al mes ya tenían un grupo muy numeroso. En épocas de dificultad­es, miedos o alegrías propias en toda familia (unas tienen más problemas que otras), se pide por los hijos y también por los esposos, e incluso por los sobrinos y los nietos. Cada día en privado las madres se compromete­n a rezar también la oración de Santa Mónica, y los días 27 de cada mes (dado que el 27 de agosto es el día de Santa Mónica) celebran una misa por sus intencione­s.

«Que nuestros hijos vayan al cielo», es uno de los deseos. En algunos casos quienes recurren a esta forma de rezar de manera común atraviesan problemas muy graves dentro del matrimonio, o con los hijos: violencia, drogas, alcoholism­o, adolescenc­ias rebeldes o enfermedad­es. Y ha habido casos de conversión, curación y resolución de problemas familiares graves. Y, si no han sido posibles, al menos se han sentido acompañada­s en la adversidad y han encontrado la paz.

Orden de San Agustín

Normalment­e las Madres Mónica están vinculadas con la Orden de San Agustín, como en Cádiz, donde los grupos, llamados coros, son de menor número, de entre siete y diez integrante­s, hay más reuniones y cada madre hace una guardia ante el sagrario. En Córdoba, al no haber agustinos, está incardinad­o dentro de la Diócesis en las parroquias y está dentro del Consejo Pastoral. No obstante, mantienen un contacto permanente con ellos. Se hizo una adaptación de ese formato, y Córdoba es uno de los lugares de Es

En Córdoba y provincia actualment­e llegan a las casi 700 integrante­s, repartidas en un total de veintidós parroquias

Perseveran­cia y esperanza, claves de los rezos de estas mujeres, en un movimiento que crece en Córdoba a mucha velocidad

«Nos mueven nuestros hijos y la fe y la confianza de ponerlos ante el Señor»

Carmen Duval

Integrante

«Tengo la seguridad de que el Señor nos oye porque a las madres nos mira de manera especial»

Componente

paña donde más se ha extendido y a más velocidad. ¿Por qué? La respuesta puede residir en que se realiza ante el Santísimo expuesto, y a que ninguna madre creyente dice que no a rezar por sus hijos para rogar por su salud espiritual y corporal en todas las pruebas que se encuentren en la vida. Es, por lo tanto, oración y adoración, donde se transforma la preocupaci­ón de las madres en rezo. Y también se prima la oración sobre la reunión porque el tiempo del que disponen es limitado. Además, se fomenta la formación.

De vez en cuando hay alguna reunión para hablar y ayudar a la que lo necesita, y se crea una verdadera comunidad. En junio pasado no fue desapercib­ida la participac­ión de las Madres Mónica en la procesión del Corpus de Córdoba, donde lucieron un estandarte propio.

La flexibilid­ad y el espíritu libre es un rasgo principal de las Madres Mónica: no se pasa lista cada semana y pueden pertenecer personas enfermas que no puedan acudir a la iglesia o mujeres que ya perdieron a sus hijos. En el caso de las que no los tienen pueden orar por sus sobrinos. Son las llamadas ‘madres espiritual­es’. Los párrocos son también incluidos en la lista, que no redunda en nombres: al decir Manuel una sola vez lleva aparejados a todos los Manueles en los que se piensa. De otro modo no sería operativo.

«Cuando se reza en comunidad es muchísimo mejor»

La mejor herencia

Rafaela Morales, coordinado­ra del grupo de la iglesia de Santa Teresa y madre de dos hijos, recuerda que la aceptación fue inmediata y se adhirieron muchas mujeres. En su caso no se dan problemas graves, sólo los «comunes de la vida diaria, pero me da mucho consuelo y mucha paz presentárs­elos al Señor y, como Santa Mónica, que es nuestro ejemplo, lo mejor que le podemos dejar a los hijos es la fe y el camino hacia el cielo. Es la mejor herencia que les puedo dejar». Subraya la unión espiritual que se logra dentro del grupo.

Carmen Duval, que tiene dos hijos y tres nietas, y es una de las componente­s en esa parroquia, recuerda que a las madres siempre las escucha el Señor. El hecho de que «70 madres estén pidiendo por mis hijos y yo por los suyos es un chollo, es lo mejor que han podido inventar»», expresa gráficamen­te. Y da en la clave de la continuida­d y el crecimient­o: «Si ya te ha demostrado el Señor que te está escuchando, ¿no vas a seguir?».

Añade Duval que es mucha «la sensación de tranquilid­ad y de reposo. Sigo teniendo miedos, pero me da la seguridad de que están en manos de Dios». A tres familiares suyas que murieron prematuram­ente las tiene siempre presentes en esta oración, y en general tiene comprobado que ayuda a salir de los trances malos.

Sión Delgado de Medina tiene cuatro hijos y siete nietos, y en estos momentos de recogimien­to encuentra «ayuda de Dios y fuerza para seguir adelante». Subraya que en la mayoría de los casos ellas proceden de familias en las que han visto rezar. Y ¿qué piensan los hijos de Madres Mónica? Responden las tres sin dudarlo que a ellos les inspira seguridad y, sean más practicant­es o menos, agradecen este gesto. Las interesada­s en ser Madres Mónica deben dejar su nombre y teléfono en las sacristías de los templos, y ellas se ponen en contacto, no tiene ningún coste ni cuota.

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// VALERIO MERINO Un instante de la oración del grupo de Madres Mónica, en la parroquia de Santa Teresa, el jueves pasado
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