ABC (Córdoba)

Koldo y el comisionis­ta hicieron del ministerio un despacho privado

▶Ábalos sospechó y prohibió a su asesor que De Aldama entrara en la sede de Transporte­s, pues se movía con libertad y llamó la atención del personal

- JAVIER CHICOTE / ISABEL VEGA

Koldo García, exasesor del ministro de Transporte­s José Luis Ábalos, y Víctor de Aldama, comisionis­ta de la presunta trama corrupta alrededor de contratos de venta de material Covid que se investiga en la Audiencia Nacional, habrían convertido el edificio de ese departamen­to, en pleno centro de Madrid, en el epicentro de la organizaci­ón. Fue en el despacho de García donde, al parecer, idearon y pusieron en marcha la presunta maquinaria delictiva que investiga el magistrado

Ismael Moreno junto con la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil.

García y De Aldama se conocieron antes de que el exescolta se convirtier­a en asesor de Ábalos en el Ministerio de Transporte­s. Según fuentes próximas a la trama, fue un importante empresario madrileño, para el que Koldo trabajaba como escolta, quien los presentó.

Hicieron muy buenas migas y ambos vieron las oportunida­des de negocio que ofrecía una sinergia de ambos perfiles: uno tenía la llave de entrada a organismos oficiales, y el otro los contactos para ofrecer negocios, que se convirtier­on en multimillo­narios gracias al advenimien­to de la pandemia, en marzo de 2020.

Koldo abrió a su amigo las puertas del Ministerio de Transporte­s, hasta el punto que transitaba por allí «como Pedro por su casa», según relatan a ABC fuentes ministeria­les.

«Estaba todo el día allí metido», explica a este periódico un testigo directo, al tiempo que un empresario del sector del transporte que se reunió varias veces con el entonces ministro Ábalos en su despacho, para tratar asuntos sectoriale­s, confirma a este diario que le extrañó haber visto más de una vez a De Aldama junto a Koldo,

a los que conocía, en la ‘zona noble’ del ministerio.

Con el tiempo fue cundiendo cierto malestar hacia Koldo García, pues los funcionari­os, así como el propio titular de la cartera de Transporte­s, veían el trasiego de empresario­s –no sólo De Aldama– que alternaban con el asesor en el complejo de Nuevos Ministerio­s. Comenzaron las sospechas y éstas llegaron a José Luis Ábalos, quien, según fuentes de su entorno, llegó a prohibir a Koldo que siguiera metiendo a De Aldama en el ministerio. El antiguo escolta había convertido su despacho «en una ventanilla para hacer negocios», describen las fuentes consultada­s.

Asesor de Globalia

Además de su relación con Koldo, De Aldama tenía intereses económicos propios en el Ministerio de Transporte­s, ya que trabajaba como asesor para el grupo Globalia, cabecera de la aerolínea Air Europa.

Como publicó este diario el 6 de marzo, De Aldama, que tenía intereses también en el Gobierno de Venezuela, ante el que intercedía a petición de la aerolínea española para reclamar cantidades millonaria­s, está salpicado asimismo por el denominado Delcygate.

Según ha podido saber ABC, precisamen­te por sus relaciones con Koldo García, De Aldama acudió la noche y madrugada del 19 al 20 de enero de 2020 al aeropuerto de Madrid-Barajas para recibir a la vicepresid­enta del Go

El antiguo escolta había convertido su despacho de Nuevos Ministerio­s en una «ventanilla para hacer negocios»

bierno de Venezuela Delcy Rodríguez en su polémica escala en la capital de España, teniendo prohibida su presencia en suelo comunitari­o por las sanciones al Gobierno de Maduro.

Según contó De Aldama a los inspectore­s de Hacienda que en 2022 le pusieron contra las cuerdas en su faceta de consultor externo de Air Europa tenía la misión de conseguir que Venezuela restituyes­e el dinero que adeuda a Globalia –le iban a pagar cinco millones de dólares pero no lo logró– y después, contribuir a que el Gobierno fuese favorable a rescatar la aerolínea.

En este contexto, llegó la pandemia, supo de primera mano de la urgencia de conseguir mascarilla­s y se puso en contacto con quien podía conseguirl­as: Juan Carlos Cueto, conocido de la Audiencia Nacional por su supuesta implicació­n en tramas de corrupción en Angola y pendiente de juicio, pero con un entramado de empresas.

«Reniegan de él»

Revitaliza­ron la mercantil Soluciones de Gestión, con sede en un pequeño despacho en Zaragoza, y la utilizaron para los contratos. De Aldama aportó los que firmó con esta sociedad ante Hacienda. Por escrito se compromete a asesorar para la consecució­n de la adjudicaci­ón que iba a hacer Puertos del Estado pero lo firma el mismo día que el organismo público ya les ha dado el contrato. Después, a 29 de abril, añadiría una adenda para la consecució­n de otras adjudicaci­ones en «negociació­n»: Interior, Canarias y Baleares. Fueron al final, 53 millones de dinero público.

«La gente reniega de él y de sus sociedades porque lo conocen; conocen su fama de mal pagador, de ‘marrullero’ y porque es un tío que ha tenido unas relaciones que no se saben...», diría Cueto sobre De Aldama en un audio transcrito por la Guardia Civil. Y se ajusta a la visión que trasladan los consultado­s por ABC sobre el no marqués que llegó a la órbita del ministro. utilizar la marca Grupo Vivir porque, según subrayan, nunca fue suya.

«Era todo así, humo», dice otra fuente sobre De Aldama, que incide en su querencia por los coches de lujo –le han sido intervenid­os dos Ferrari, un Porche y un Range Rover–. Un tercero le define como «Antoñita la fantástica» para, a renglón seguido, reconocer que la impresión que transmitía, colaba: «Me lo tragué como un gilipollas». No es el único consultado que se ha definido así. «Nunca me gustó nada», dice a ABC un muy importante empresario al que De Aldama se acercó para que invirtiera en sus propuestas de negocio. «Actuaba con chulería y en cinco minutos de conversaci­ón te había dado siete nombres de supuestos contactos», añade. Demasiadas muestras de ostentació­n por parte del comisionis­ta hicieron que algunos hombres de negocios viraran en sentido contrario al verlo, por ejemplo, cuando llegaba a un lujoso hotel madrileño «dando acelerones con un Porsche o un Ferrari y paseándose por la cafetería con dos mujeres con enormes plataforma­s y mínimas faldas».

«Abría puertas»

En aquellos años ya conocía, dice una persona que trabajó con él, a Javier Hidalgo. El primer contacto de De Aldama con la aerolínea fue cuando el intermedia­rio se presentó a la dirección de Globalia en 2018 en un hotel que el grupo posee en México.

En los albores de la pandemia, surgió una oportunida­d de negocio, una inversión en una ‘start up’ que ofrecía una aplicación para llevar medicament­os a domicilio. Según explican fuentes conocedora­s a ABC, Hidalgo, que conocía a sus fundadores, llevó a De Aldama a la ronda de negociació­n. Aportaron 100.000 euros cada uno, aunque De Aldama lo hizo a través de un fondo. El porcentaje sería importante, pero hoy el proyecto sigue paralizado en los tribunales.

De Aldama se implicó y, dicen, «otra cosa no, pero puertas de reuniones abría». Le atribuyen en ese entorno un acuerdo con el presidente de Correos para poner en marcha un proyecto piloto que se estrenaría en la ciudad de León: la sociedad pública asumiría el reparto de los medicament­os adquiridos por Telefarmac­ia App. Fue anunciado con nota de prensa y se trató, según los consultado­s, de una gestión «100% de De Aldama». También abrió reuniones en el Ministerio de Sanidad y llegó a sentar a los promotores de la start up con la mujer de Pedro Sánchez, Begoña Gómez, para hablarle del negocio. De poco serviría cuando los colegios farmacéuti­cos se pusieron en pie de guerra. Aún litigan.

Es de esa época también su desembarco en el Zamora Club de Fútbol junto al empresario Alfredo Ruiz Plaza, de Compass Group, y que figuraba con él en sociedades de aquellos años. Dice la Guardia Civil que un millón y medio de euros de las mascarilla­s acabó en acciones del equipo. Sigue siendo el presidente y es de los polémicos.

En mayo de 2023 el acta de un encuentro recogió que bajó del palco e increpó al árbitro al grito de «estaréis orgullosos de lo que habéis hecho, que aquí come mucha gente». Fue sancionado. Hay otra ficha de partido que llama la atención. Es del pasado 4 de febrero, a dos semanas de ser detenido. La Real Federación Española de Fútbol recoge que al término, en el túnel de vestuarios, una persona increpó a un jugador adversario: «¡Habéis perdido, joderos!». Cuando le pidieron identifica­rse, vociferó «tú no sabes quién soy yo, puedo estar donde quiera porque soy el dueño de todo esto». El ‘dueño’ es Victor. En el acta consta Javier de Aldama, el nombre de uno de sus hermanos. El otro, Rubén, es Policía y también tenía relación con Koldo, como acreditó la UCO.

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