Ciudad de la Justicia... atascada
La nueva sede de Arroyo del Moro espantó los fantasmas del pasado, pero las causas se siguen amontonando
En unas semanas se cumplirán seis años desde que se inaugurase la Ciudad de la Justicia de Córdoba. Hasta entonces, los lamentos por las condiciones paupérrimas en las que se impartía eran una constante. La falta de jueces, funcionarios, tecnología y sitio para amontonar expedientes y causas eran una denuncia altisonante que hoy tiene su eco en otras capitales andaluzas. Con el majestuoso edificio de Arroyo del Moro no cabe duda de que se aplacaron las inquietudes y hasta las rencillas por la jerarquía de los despachos. Lo cierto es que más de un vecino de la zona, de manera jocoso, tomaba los pasillos principales como quien paseaba por el centro comercial de turno ante un enfoque arquitectónico tan nítido como soberano.
Luego llegó la revolución del sistema Lexnet por el que la tramitación pura y dura de los procedimientos así como las notificaciones y demás burocracias se agilizaban a golpe de clic. Nuevas sedes judiciales, más efectivos y otra cara bien distinta a la madera vieja de la plaza de la Constitución. En contrapunto llamó a la puerta una pandemia que cerró a cal y canto casi todas las dependencias y frenó en seco el devenir de todas las jurisdicciones. Y no hace más de un año, las huelgas de los antiguos secretarios judiciales y de nuevo los funcionarios reclamando retribuciones justas y en consonancia a su trabajo que supusieron un torpedo en la línea de funcionamiento.
Puestos todos estos elementos en la balanza de la metáfora judicial, alumbraríamos la idea de que la Justicia ha ido a mejor en Córdoba en el trazo grueso. Pero las apariencias engañan y tal y como ABC ha publicado estos días, el pasado año 2023 se alcanzó el récord de causas pendientes en las decenas y decenas de órganos judiciales que existen. La friolera de 52.067 casos que esperan a ser enjuiciados. El dato supone un 50 por ciento más de los que había esperando el día que Susana Díaz paseó el palmito por los lujosos suelos y ventanales de la nueva Ciudad de la Justicia. Dicen que la Justicia es lenta... pero llega. Llega a desesperar.