La pericial de las mochilas revela la gran dificultad del cruce del lago
Un agente del GEAS recrea con neopreno el paso con un petate que se llenó de agua
La recreación ayer por orden del juez militar de la prueba de cruzar el lago artificial a cargo de miembros del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil en el campo de maniobras de Cerro Muriano puso de manifiesto la extrema dificultad del ejercicio al que fueron sometidos el día 21 de diciembre los miembros del batallón y en el que fallecieron ahogados el cabo cordobés Miguel Ángel Jiménez y el soldado Carlos León.
Aunque no se pudieron utilizar las mismas mochilas de los militares fallecidos, ni sus uniformes porque no se encontraban en condiciones de uso; sí se realizó la prueba con otra mochila y un traje de neopreno con propiedades de flotabilidad —incluso con diez kilos más de carga— y un petate cargado con 9,5 kilos más la pesa de castigo que llevaba el soldado León, hasta llegar a los casi 13 kilos.
En presencia del juez castrense que instruye el caso, el buzo especialista de los GEA realizó poco menos de un tercio del recorrido que tenían que hacer esa mañana el batallón de los militares hasta que poco después le pidieron al agente que regresara al punto de partida.
La mochila sí mantuvo flotabilidad pero arrojó un peso más del doble inicial rozando los 30 kilos de peso después de empaparse de agua y pesarla a la salida de la prueba, según explicaron fuentes de la investigación a ABC, poniendo en solfa la estanqueidad.
Lo más determinante de esta diligencia han sido las propias declaraciones del agente que ha realizado ese cruce del río, quien admitió que no podría haber llegado al final sin ese traje de neopreno autoflotable, y no vestido de uniforme con botas, fusil y una mochila que no estaba tan estaba estanquerizada como la usada en este simulacro.
En la prueba de ayer se evidenció ante el juez togado con una temperatura de más de 20 grados —frente a los ocho grados en los que actuaron los GEAS—, con neopreno, mochila estanquerizada por un especialista, sin uniforme, ni botas o fusil, resultó muy difícil avanzar en el agua o flotar, por lo que en las circunstancias reales con el agua del lago casi congelada no se hubiera podido cruzar el lago. Esta recreación en Cerro Muriano, según fuentes
de la investigación, también ha dejado patente la profundidad de la charca Casa de la Mata que apenas a los ocho o diez metros de la orilla ya cubría al agente.
Sobre del capitán
Por otro lado, el juez togado emitió hace unos días otra providencia en la que pide que se le informe sobre la existencia de solicitud de apoyo sanitario realizada a botiquín en orden a la realización del ejercicio de «cruce táctico en un río» en Casa Mata .
Esta solicitud, fechada el pasado 15 de marzo, a la que ha tenido acceso ABC, el juez militar recoge que «el informe debe contener la identidad de quién realizó la solicitud y fecha de la misma, destinatario, contenido de ésta y respuesta dada desde botiquín a esta solicitud».
Hay que recordar que el propio capitán ahora investigado por un presunto de lito contra la eficacia en el servicio fue el que llamó en dos ocasiones al 112 tras percatarse de que había desparecido un militar en el agua y con gran nerviosismo dijo que «se ha ahogado un militar en el lago, en el campo de maniobras de Cerro Muriano. Necesitamos a alguien de buceo lo más rápido posible; que venga en helicóptero, no encontramos al tío». Sin embargo, en el momento del ejercicio no había medios de apoyo sanitario, según el atestado.
En la segunda llamada, al ver que no llega la ayuda el capitán alerta a la operadora de los servicios de emergencias y le dice: «Quiero saber la situación. Tenemos un desaparecido dentro del lago. Necesito urgentemente que la Guardia Civil bucee».
El juez castrense pide un informe detallado sobre si se solicitó apoyo sanitario para la maniobra letal del 21 de diciembre