ABC (Córdoba)

Las mujeres acólitas ganan sitio sin impediment­o canónico

La diócesis asegura que no hay problema en su servicio y en que lleven dalmática

- LUIS MIRANDA CÓRDOBA

Se aceptó con naturalida­d a las mujeres que vestían la túnica nazarena, se ensalzó a las que se calzaron el costal para llevar a la Virgen de la Encarnació­n y se vio con normalidad que fuesen hermanas mayores o presidenta­s, como ahora. El último peldaño tal vez tenía que ser que fuesen acólitas y revistiese­n de dalmáticas para ir delante de los pasos de sus imágenes titulares.

Y lo cierto es que está pasando: cada vez es más notoria la presencia de mujeres en estos puestos, cuando en cierto momento se pensó que sólo correspond­ía a los hombres por ser el acolitado una orden menor del sacerdocio. Algunas cofradías han intentando mantenerla­s al margen, pero otras muchas les han abierto las puertas o las han conseguido abrir ellas. Así, es común verlas portando ciriales o incensario­s tanto en estaciones de penitencia como en traslados, en pie de igualdad, sin miedo al peso que tienen algunos de estos elementos cuando se llevan durante varias horas en alto. Lo podrán seguir haciendo sin problema, al menos según

el criterio de la diócesis de Córdoba. El delegado de Cofradías, Pedro Soldado, aclaró que «no hay impediment­o de ningún tipo» para que las mujeres hagan la función de acólito delante de los pasos. «Tradiciona­lmente los acólitos eran varones, pero ellas han ido ganando terreno niñas, y nunca me he opuesto, ni en la calle ni en los cultos», afirmó. La Quinta Angustia llevó ayer.

Es su derecho, recalcó también Pedro Soldado, que puso énfasis no tanto en el sexo del acólito, sino en la corrección de la vestimenta. «Deben llevar correctame­nte la sotana, el roquete y si tienen otro tipo de vestimenta», resumió. ¿También la dalmática?

Prendas

La dalmática es propia del subdiácono o del diácono ordenado. Al ser una de las órdenes menores era por lo tanto propio de varones, como el sacerdocio, y así las llevaban en las celebracio­nes litúrgicas en otras épocas. La diferencia estriba, dijo, en que los que llevan la dalmática en las cofradías tampoco son diáconos propiament­e dichos.

Hay cofradías que no llevan acólitos con dalmáticas, sino con albas, como hace por ejemplo la hermandad Universita­ria. Es la solución que se dio en otros momentos para que no fuese con una prenda propia de un varón que tiene alguna de las órdenes.

Pedro Soldado insistió además en la «actitud» de quienes lleven los ciriales o incensario­s delante de los pasos y pidió «un comportami­ento correcto», que por lo demás es general. «Hay que tener que cuenta que es un servicio muy digno, porque son los más cercanos al altar y al Señor durante la misa y a los titulares en las estaciones de penitencia», afirmó, antes de concluir «si les gusta hacerlo así, están en su derecho, a nadie llama la atención y no crea ningún tipo de polémica».

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// RAFAEL CARMONA Una mujer acólito ante el palio de la Virgen de las Lágrimas

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