Un informe del capitán esgrime que la maniobra tenía todos los permisos
▶El Estado Mayor de la Brigada envió al juez otro donde admitía la falta de una norma específica para la prueba del lago y apoyo sanitario obligatorio
El capitán del Regimiento La Reina 2 de la Base de Cerro Muriano investigado en el caso del fallecimiento de dos militares ahogados durante una maniobra en un lago artificial de las instalaciones cordobesas calificó la prueba en sí, en un informe hecho seis días después de lo sucedido, de «carácter elemental» y señalaba que contaba con todos los parabienes oficiales. Un análisis que fue requerido, precisamente, el mismo día de los hechos por el Juzgado Togado Militar de Sevilla y tiene firma del 27 de diciembre.
Sin embargo, en esa misma fecha y tan sólo tres horas después de que rubricara ese informe, otro dirigido a la misma instancia castrense y firmado por el Comandante Jefe Accidental del Estado Mayor de la Brigada de Cerro Muriano admitía que ese ejercicio «en la zona realizada» (una charca de 100 metros de largo por 200 de ancho y más de 3 metros de profundidad dentro del campo de maniobras) carecía de una «orden o norma específica que regulara su desarrollo».
Ambos informes, a los que ha tenido acceso ABC, chocan en algunos aspectos. El capitán imputado defiende en el suyo que pasó todos los filtros previos y que era una prueba que ya se había hecho antes en la propia Base de Cerro Muriano por él y algunos de los mismos mandos que le acompañaban ese 21 de diciembre. «E incluso superando con normalidad condiciones adversas como llevar más equipo o disponer de menos luz» y «realizado por otras unidades» en otras ocasiones, apostilla. Es más, en su primera declaración ante la Guardia Civil a las 14.30 horas del fatídico día, y a la que ha tenido acceso también este periódico, afirma que «alguna vez ha participado en ejercicios similares sin línea de vida y sin ambulancia».
Por el contrario, el otro informe del
Estado Mayor de la Bri X (Brigada Guzmán el Bueno X de Cerro Muriano) admite que el paso de aguas son «activiades tácticas» de una «complejidad diversa» pero que al no tener una norma expresa que las regule tampoco se contempla «expresamente la necesidad de apoyo sanitario» a las mismas.
En este punto, de ambos informes y algunos datos más aportados recientemente por la Base al juez que lleva el caso, se concluye que aquel 21 de diciembre había, aún así, una ambulancia con un conductor y un enfermero disponible pero ubicada en dos maniobras de tiro esa misma mañana. No ‘in situ’ en la zona del lago.
El capitán imputado relata en el suyo cómo solicitó en los días previos al ejercicio un ambulancia; y tanto la tarde de antes como esa misma mañana contactó con los responsables directos del operativo sanitario para recordarles que tenían la práctica de cruzar el lago. Éstos argumentaron que debían estar en el ejercicio de tiro pero «estarían atentos al móvil», especifica el mando. El informe del Estado Mayor complementa diciendo que la práctica, no obstante, tenía también a 30 minutos el médico y enfermero del Botiquín de la propia Base.
Tras hacer un estudio normativo sobre el amparo de la maniobra letal, una de las claves del caso para determinar el grado y altura de las responsabilidades, el comandante jefe accidental de la Bri X sí detalla que el cruce del lago por una pequeña unidad (en este caso había 17 instructores y 66 soldados en formación) se recoge como «cometido» dentro del Manual de Adiestramiento MA-100 Syubgrupo Táctico Acorazo/Mecanizado en una ficha concreta y a realizar con infantería desmontada.
Este escrito detalla, en este sentido, que la práctica se encuadra en lo que llaman «unidad desembarcada», es decir, usando las mochilas como elemento para flotar en el agua y colocando una cuerda fija a ambos extremos del cruce en el que se apoyarán los soldados y que será «tanto más importante cuanta más corriente pueda llevar el curso del agua». La charca de Casa Mata es un lago artificial con 109 metros de longitud en el eje norte-sur, el que atravesaron ese día.
La cuerda, según el atestado de la Guardia Civil, acabó combada en ple
Envió a sus superiores un ‘planning’ de la maniobra el 14 de noviembre y el programa del ejercicio, el 18 de diciembre
no paso, e incluso en su informe, el capitán admite que uno de los mosquetones fue quitado durante los momentos de mayor pánico, aunque no recuerda quién lo hizo y en qué momento exacto, aunque durante el relato de los hechos repite en varias ocasiones que siempre estuvo pendiente de la cuerda. Hasta indica que la revisó el día de antes y esa mañana.
El mando ahora investigado fue nombrado jefe de la unidad formativa en noviembre de 2023. En su informe detalle que el Jefe de la S3 de la Reina 2 le da entonces una serie de normativas (genéricas y más específicas) para que «organice y planee el ciclo». Le piden un planning de todo lo que va a hacer y en el mismo, dice, «plasmo las maniobras que se van a realizar así como un ejercicio de cruce de río a desarrollar en la charca del campo de maniobras». El plan se lo envía a su mando el 14 de noviembre.
Los prolegómenos
Del 11 al 18 de diciembre hace el planeamiento de la prueba y se lo expone a sus subordinados directos (dos tenientes, uno de ellos imputado también). Llega a cambiar el día de la prueba, que iba a ser realmente el viernes 22 de diciembre, y lo hace para que los integrantes de la compañía descansen para sus desplazamientos vacacionales navideños y «porque el jueves habría temperaturas más favorables».
El programa del Ejercicio Alfa (como denomina a la maniobra) lo envía el 18 de diciembre al Jefe de la Plana Mayor del Regimiento de la Reina. A partir de ahí cuenta que encarga poner las cuerdas, organiza los pelotones, saca a seis soldados por inconvenientes físicos de la prueba y la jornada previa asegura que revisó la zona y repasó los detalles de la actividad con los tenientes.
En su primera declaración ante la Policía Judicial presente en Cerro Muriano y horas después del suceso, el capitán concluye en una de sus respuestas que el ejercicio, «además de otros», se hizo a propuesta suya «como responsable de la formación, previa autorización de su cadena de mando». En el informe del Estado Mayor de la Brigada también consta que el citado Ejercicio Alfa «fue aprobado y dotado económicamente para su realización». El juez castrense acaba de solicitar una aclaración sobre estos detalles. En concreto, si hubo o no observaciones, aclaraciones o correcciones al programa remitido por el capitán.