Un perturbado siembra el pánico al atrincherarse con varias bombonas
La Guardia Civil logra desalojarlo de la vivienda tras horas de intensa negociación
Se llama José Antonio pero asegura pomposamente que su nombre es ‘Ferdinand Porsche’. Llevaba año y medio viviendo en un piso de Las Gabias, un municipio próximo a Granada, sin dar problemas salvo a una vecina, la que le alquiló el inmueble. En el último mes no ha dejado de dar problemas, cada vez mayores. Los habitantes del bloque, algo más de treinta incluyendo siete niños, han pasado por un calvario. Así hasta que ayer, después de negarse a recibir a los guardias civiles que fueron a detenerle por las 45 denuncias interpuestas contra él, que incluyen asuntos como acoso, órdenes de alejamiento y orden de desahucio, le dio por atrincherarse en su casa y anunciar que haría explotar las bombonas de butano que acumula si no lo dejaban en paz.
Laura Caraballo, una vecina que ve su patio desde su domicilio, aseguró haber visto allí «por lo menos cuatro bombonas». No sabía si dentro tendrá más, pero sí que es un problema que se detectó hace mucho tiempo. «Hasta llegamos a decirle al repartidor que no le trajera más, que podía ser peligroso», afirmó.
A las diez y media de la mañana, después de la feroz negativa a hablar con nadie y por supuesto a salir, la Guardia Civil mandó a los vecinos que quedaban en el edificio abandonar sus casas por si cumplía su amenaza. «Desde entonces estamos tirados en la calle y hace media hora han venido del ayuntamiento a ofrecernos agua y bocadillos», explicó esta vecina pasadas las cuatro y media de la tarde. A esa hora, José Antonio-Ferdinand había rechazado la oferta que le hizo el negociador de la Guardia Civil que sí pudo acercarse a su puerta.
Así estuvo ocho horas durante las que los vecinos tuvieron que permanecer fuera de sus casas, hasta que poco después de las siete de la tarde y tras horas de negociación, la Guardia Civil logró detenerlo.
Múltiples personalidades
No le cabe duda a estos vecinos de que se trata de un perturbado. Supuestamente es comercial de aplicaciones informáticas, pero en sus redes lanza mensajes de lo más contradictorios: tan pronto es alemán como suizo; un día es nazi, al siguiente está contra la Iglesia Católica y dos más tarde se opone al Islam. La vecina que le alquiló el piso fue la primera en darse cuenta de qué clase de tipo tenía en el bloque. Por supuesto no pagaba, pero además la sometió a un acoso continuo. El pasado mes empezó ya a tomar a todos sus vecinos por enemigos. Intentaron la vía del diálogo con él pero fue inútil. Un día le dio por bajar al garaje comunitario y rajar las ruedas de todos los coches que encontró. Lo hizo en una segunda ocasión.