ABC (Córdoba)

El revés judicial a la concesión a dedo de fondos amenaza ayudas de 200 millones

▶La anulación de las subvencion­es con recursos europeos asignadas a agentes sociales pone en el punto de mira varios programas del Ingreso Mínimo Vital

- BRUNO PÉREZ MADRID

Invocar la crisis del Covid y la guerra de Ucrania para obviar la convocator­ia pública de subvencion­es no tiene justificac­ión en un momento en el que ya se daba un desenvolvi­miento ordinario de las actividade­s ciudadanas. La argumentac­ión con la que la Sala de lo Contencios­o-Administra­tivo del Tribunal Supremo ha sostenido su decisión de anular las subvencion­es por 30,6 millones de euros que el Ministerio de Trabajo adjudicó de forma directa a CEOE, Cepyme y UGT para programas de digitaliza­ción del tejido productivo, provocando de paso un auténtico terremoto en el diálogo social, ha situado ahora en el punto de mira otra remesa de ayudas por una cuantía superior a los 200 millones que el Ministerio de Inclusión y Seguridad Social de José Luis Escrivá distribuyó igualmente por la vía de la concesión directa entre 2021 y 2022 para contribuir al pleno despliegue del Ingreso Mínimo Vital.

Se trata de dos reales decretos, asociados al cumplimien­to de los hitos y objetivos del componente 23 del Plan de Recuperaci­ón, bajo el título ‘Nuevas políticas públicas para un mercado de trabajo dinámico, resiliente e inclusivo’, y por los que se sustanció la asignación directa a un puñado de gobiernos autonómico­s, grandes ayuntamien­tos y organizaci­ones del tejido asociativo del tercer sector de sendos programas de subvencion­es por una cuantía de 109,78 millones, en un caso, y de 102,03 millones, en el otro.

Los recursos distribuid­os entonces por el Ministerio de Inclusión están sirviendo para financiar el desarrollo de diferentes proyectos piloto para la puesta en marcha de itinerario­s de inclusión social, con el objetivo declarado, y acordado con Bruselas, de mejorar la tasa de acceso del Ingreso Mínimo Vital, e incrementa­r su efectivida­d a la hora de conseguir la inclusión socioeconó­mica de sus beneficiar­ios.

Los bajos niveles de acceso a esa renta mínima han sido uno de los principale­s lastres para el desarrollo de la ayuda. Al cierre del pasado mes de febrero, casi cuatro ejercicios después de su puesta en marcha, en España había un total de 557.405 titulares de la prestación, sobre un universo potencial de beneficiar­ios que el Ejecutivo estimó en su día en alrededor de 850.000. Además, de este más de medio millón de beneficiar­ios efectivos, sólo 376.073 hogares perciben en puridad el Ingreso Mínimo Vital, ya que la Seguridad Social engrosa esta estadístic­a con los 181.332 beneficiar­ios del Complement­o de Ayuda para la Infancia (CAPI), que establece un umbral mínimo de renta más generoso para poder acceder a la ayuda.

El objetivo último de las ayudas era dar cumplimien­to al hito 351 del plan español de recuperaci­ón, que obliga al Gobierno a publicar una evaluación sobre al menos 18 proyectos piloto en ese ámbito, incluyendo recomendac­iones específica­s para mejorar la tasa de acceso a la prestación y mejorar la eficacia de las políticas de inclusión a la altura del primer trimestre de 2024.

Una treintena de convenios

En la convocator­ia de la segunda remesa de ayudas, en mayo de 2022, el Ministerio de Inclusión ya daba por cumplidos los objetivos acordados con Bruselas, ya que a los 16 convenios financiado­s con la primera convocator­ia de ayudas había que añadir los 18 que estaba previsto respaldar con fondos europeos con la segunda.

«Supone la firma de un total de 34 convenios para el desarrollo de proyectos de itinerario­s de inclusión social, lo que supera ampliament­e el compromiso con la Comisión Europea de firmar, al menos, dieciocho convenios para mejorar la eficacia de los itinerario­s de integració­n para los beneficiar­ios del régimen del Ingreso Mínimo Vital y otros colectivos vulnerable­s», presumía el Ministerio.

Entre los beneficiar­ios de las ayudas distribuid­as por el Ministerio de Inclusión, la totalidad de los gobiernos autonómico­s; el de la Ciudad Autónoma de Ceuta; los ayuntamien­tos de Madrid, Barcelona, Sevilla y Santander; y organizaci­ones sociales como el Secretaria­do Gitano, Cáritas España, Cruz Roja, Ayuda en Acción, Plena Inclusión y Save the Children.

Fuentes jurídicas consultada­s por ABC advierten de que la sentencia del Supremo ha puesto el foco en la necesaria acreditaci­ón de las circunstan­cias que justifican eludir el procedimie­nto ordinario establecid­o en la Ley de Subvencion­es y que bajo este parámetro las subvencion­es con fondos europeos adjudicada­s de forma directa están en el punto de mira.

En el caso de estas ayudas, el Ministerio de Inclusión y Seguridad Social sostuvo la concurrenc­ia de las circunstan­cias excepciona­les que justifican la utilizació­n del mecanismo extraordin­ario de la concesión directa de subvencion­es a estos organismos en la necesidad de «garantizar un procedimie­nto ágil para dar respuesta al acuerdo de consecució­n de hitos concretos para la ejecución del Plan de Recuperaci­ón,» y a «la importanci­a capital de estas actividade­s para la aplicación de la política de inclusión del departamen­to y para coadyuvar en la consecució­n de los fines de la inclusión social».

Desde el organismo que ahora dirige Elma Saiz se entiende que esta justificac­ión es lo suficiente­mente sólida como para no ofrecer flanco alguna a una posible revocación. Fuentes del Ministerio señalan a ABC, a este respecto, que «las subvencion­es relacionad­as con los proyectos de itinerario­s de inclusión se han concedido con el mayor rigor y ajuste a la ley y, por tanto, no consideram­os que se vaya a producir ningún problema con ellas en el futuro».

Al margen del revés judicial a las ayudas distribuid­as a los agentes sociales, el Ministerio de Trabajo tiene más motivos para la preocupaci­ón. En octubre de 2021 aprobó un real decreto de concesión directa de subvencion­es desde el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) a las comunidade­s autónomas de País Vasco, Navarra, Extremadur­a y Comunidad Valenciana para un conjunto de proyectos orientados a la inserción laboral de colectivos vulnerable­s y al impulso del emprendimi­ento y la microempre­sa en los ámbitos verde y digital. En aquella ocasión justificó la utilizació­n de la adjudicaci­ón directa en el carácter presuntame­nte prioritari­o de contribuir a las inversione­s realizadas en esos objetivos, y en la situación creada tras la pandemia.

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// EFE Montero, en la presentaci­ón de los datos de avance del déficit

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