Tiempos de reconquista y pasiones divinas y humanas
‘LA ABADESA’
Dirección: Antonio Chavarrías. Intérpretes: Daniela Brown, Blanca Romero, Carlos Cuevas...
Tiene esta película escrita y dirigida por Antonio Chavarrías una interesante y sutil correspondencia entre una historia lejana, situada en el siglo IX, y algunos flecos que aún ondean en la actualidad. El relato sobre una joven abadesa al frente de un convento en una zona fronteriza y de lucha entre tierras cristianas y el empuje de conquista sarracena se esfuerza en la apertura de debates frescos sobre la religión, la tolerancia, la mujer, la discriminación y las pasiones divinas y humanas.
Chavarrías ha aprovechado al máximo la escasez de elementos y pone la tilde en la ambientación, la excelente fotografía y la interpretación para que tal cantidad de historia quepa y tenga sabor con los ingredientes más que justos. Los exteriores, rodados alrededor del Castillo de Loarre, en Huesca; una imagen construida magníficamente por Julián Elizalde, con la luz enharinada de las velas y la del sol que entra en haces de polvo por los ventanales, también la oscuridad, el frío, los hábitos y el recogimiento. Y la interpretación ingenua y profunda de Daniela Brown, y la muy especial, matizada en las contradicciones de Blanca Romero, en un personaje fortísimo y algo escapado del corsé de su siglo, como el que interpreta Ernest Villegas, el diácono que sorprende por su entereza y dignidad.
Los conflictos que aborda Chavarrías, en parte religiosos, en parte bélicos y en parte humanos están narrados en el interior, en lo que es interpretación de los actores y de los hechos, mientras que deja en un oportuno fuera de campo las refriegas entre moros y cristianos, las persecuciones y matanzas de campesinos o las tareas de mejora social que logra la abadesa, que para visualizarlos convenientemente hubiera sido preciso una más potente producción. Es una película que se narra con una planificación sencilla, rica en primeros planos, con los personajes principales, los sentimientos que transmiten y unos cuantos ‘extras’ con prendas militares o religiosas que van y vienen. Pero, en cierto modo, logra empapar de la época, las circunstancias sociales, las confusiones morales, la realidad cristiana y la realidad morisca o mudéjar, además de la exclusión (y reclusión) de la mujer y la marginación de clase y raza.