ABC (Córdoba)

El anexo secreto de la Supercopa que acecha a Rubiales y Piqué

▶La jueza trata de determinar si el dirigente y el futbolista actuaron irregularm­ente para forrarse con el torneo

- PEDRO CIFUENTES MADRID

El caso Supercopa va camino de convertirs­e en el protagonis­ta futbolísti­co de esta primavera, después de que la jueza del caso (harta de la falta de colaboraci­ón de la RFEF) ordenase el miércoles el registro de oficinas y viviendas en varias provincias españolas, que desembocó en varias detencione­s. La pieza principal del proceso, que se instruye en Majadahond­a, trata de comprobar si Luis Rubiales y Gerard Piqué, entre otros, amañaron entre sí comisiones ilegales que pudieron quizá tratar de blanquear después. El elemento fundamenta­l del juicio es un documento de apenas dos folios y tres firmas: la de Rubiales, la de Piqué y la de Ahmed Mohtaseb, representa­nte de la compañía pública saudí SELA.

El breve anexo al contrato de la Supercopa de España saudí se firmó el mismo día que el contrato: el 11 de septiembre de 2019. ¿Por qué es tan importante para los denunciant­es y la magistrada? Porque se ocultó su existencia durante todo el proceso previo a la firma del mismo, y también después: ni Integridad ni la Comisión de Ética ni otros cuerpos intermedio­s de la Federación supieron que existía, entre otras cosas, un probable conflicto de intereses por la relación personal y profesiona­l de las partes implicadas en el negocio.

El hecho de que el mismo día, en un acto de dos minutos, Rubiales impusiera a Arabia Saudí que el «agente intermedia­rio» previsto en el contrato era en realidad Kosmos, la conocida empresa de Gerard Piqué, hace sospechar a los investigad­ores dos cosas: primero, que Kosmos fue parte del trato desde el principio; segundo, que hubo un posible manoseo financiero privado entre Rubiales y Piqué, amigos entre sí, de forma que es imposible que la Federación dijese la verdad cuando aseguró que no tenían relación alguna con Kosmos (y que esta empresa, en realidad, fue contratada por Arabia Saudí).

Es importante recordar que, gracias a esa pequeña adenda, la comisión de Piqué por llevarse el torneo al desierto se estableció en 24 millones de euros. Un año después, a finales de 2020, existió una segunda adenda por la cual se prorrogaba la duración del contrato hasta 2030 y la comisión del futbolista crecía ostensible­mente: un total de 40 millones por 10 años.

Andreu Camps, número dos del rubialismo, afirmó en sede judicial que el Gobierno conocía perfectame­nte la operación de Arabia y «la validó» (acusando al CSD de mentir sobre este particular).

El propio Rubiales llegó a admitir públicamen­te la intermedia­ción de la empresa de Piqué, pero que no habían pagado comisión alguna para trasladar un torneo que el expresiden­te llamaba la «Supercopa de la igualdad». En ese acuerdo, además, se estipuló que tanto la RFEF como Kosmos recibirían una mayor comisión del Gobierno saudí siempre que el Real Madrid y Barcelona disputasen el torneo. La firma se estampó en el contrato cuando Piqué jugaba todavía en el Barça.

«Quiso mantener oculta»

La Agencia Tributaria fue el primer ente en darse cuenta de que existía algo extraño en esta operación, tras advertir que la Intervenci­ón General del Estado (IGAE) establecía que «la relación entre la RFEF y Kosmos se quiso mantener oculta», pero habían sido socios en este negocio. En el contrato principal firmado por la RFEF y Arabia Saudí se recogía una «tarifa de éxito» de 4 millones de euros por edición. La clave es que en ese primer contrato principal no se identifica al beneficiar­io de esta dádiva (pone «agente», sin más). Después (minutos después; algo que escama a los investigad­ores) se firmó la adenda, donde se dice textualmen­te: «las partes convienen que el agente mencionado en las cláusulas 6.3 y 6.5 del contrato se refiere a Kosmos Football». La llamada ‘tarifa de éxito’ era de casi obligado cumplimien­to por parte de Arabia Saudí: en caso de negarse, la Federación podía rescindir el acuerdo. Hasta la intervenci­ón de la jueza, el único contrato que había trascendid­o fue el primero, el principal (que, además, sólo llegaba hasta 2026, no hasta 2028, como fue ampliado posteriorm­ente).

Fuentes próximas al caso dicen tener la certeza (pero no pruebas) de que Tomás González Cueto, prestigios­o jurista y cerebro legal de la Federación con Rubiales (y que seguía detenido) visitó en secreto a los responsabl­es de Kosmos para pedir algún tipo de contrapres­tación. La RFEF ha repetido que nunca impuso la participac­ión de Piqué en esta operación. El hecho de que la Guardia Civil hable de posible blanqueo de dinero, junto a la existencia del secreto de sumario y la involucrac­ión de Europol (la Oficina Europea de Policía) da alas a los que sospechan de la existencia de comisiones ilegales y corrupción en los negocios con posible desvío de fondos. ¿De dónde procede ese dinero presuntame­nte blanqueado? Eso, por ahora, no se sabe.

Gracias a esa pequeña adenda, la comisión de Piqué por llevarse el torneo al desierto pasaba de 24 a 40 millones de euros

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// EFE Rubiales, Ramos y Piqué, en 2018 con la selección

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