ABC (Córdoba)

España y la III Guerra Mundial

En España la única guerra que nos interesa es la civil, que es para la que siempre estamos preparados

- LA JOSÉ F. PELÁEZ

ES increíble el desprecio con el que España despacha todo aquello que excede su comprensió­n o sus fronteras. Lo cual, por cierto, suele coincidir. Uno tiene la sensación de que no prestaríam­os atención a lo de Rusia ni aunque saliera Putin en persona amenazando la Basílica del Pilar. Diríamos que es un farol, que es inteligenc­ia artificial o que perro ladrador, poco mordedor. Y aunque cognitivam­ente fuéramos capaces de comprender­lo, no somos capaces de sentirlo en primera persona, no lo viviríamos como sujetos pacientes sino como espectador­es. No hay un sendero que conecte lo intelectua­l con lo afectivo cuando la actualidad cruza los Pirineos. Y, por eso, lo racional no se convierte en emoción y todo se queda en potencial. Así que leemos la prensa y nos preocupamo­s un poquito. Pero salimos a tomar un vino y vemos cómo el sol llena las terrazas y cómo vuelan las aceitunas negras, los abrazos y los billetes de cincuenta. Y se nos olvida.

Este sábado nos resultó prácticame­nte imposible encontrar un lugar para comer en Valladolid. Todo estaba lleno, un lleno como de última oportunida­d. Y es complicado preocupars­e por una amenaza potencial a miles de kilómetros cuando debajo de casa ponen tan bien los gintónics, las camareras nos muestran esas sonrisas como de ciclo alcista y padres e hijos se unen cantando canciones de Loquillo en sesiones ‘remember’. En ese momento lo de Rusia se vive como si lo que hubieras leído por la mañana fuera ‘Guerra y Paz. Y entonces Ucrania se convierte en una leyenda. Y nos preocupamo­s, pero en subjuntivo.

Y si un día Putin lanzara un ataque táctico en Hamburgo y unos paracas en Estonia, Letonia y Lituania, por poner un ejemplo, miraríamos a ver qué hace la UE, o la OTAN, o la ONU o la RFEF. Pero nosotros en esta terracita, con este amontillad­o de Sanlúcar y esta mojama de Barbate, que están un carajo de buenas. Y si la cosa llegara a Polonia, a Eslovaquia o a Hungría, pues a mirar qué hace la OCDE, la Unesco o la OTI. Y el palo cortado de Montilla y el jamón de Monesterio. Aquí hasta que los problemas no lleguen a Francia, a Italia o a los bares, no interesan. Y, aun así, no se crean, no se acabarían de vivir como problemas propios y pensaríamo­s que están exagerando y que al final aquí nunca pasa nada, como en ‘Don’t Look Up’. Y fiaríamos todo a que nos defiendan o a que nos invadan, lo que menos problemas nos dé. O a esperar a que amaine, que llega julio y así no hay quien piense en Siberia.

Lo que sea menos luchar y crear una cultura de defensa que nos haga comprender de una vez que la democracia y la libertad están en riesgo siempre. Miren, si Putin entrara por los Pirineos en un elefante, como Aníbal, la mitad del país se pondría de su parte. Y si el que nos invade es Marruecos, la otra. En España la única guerra que nos interesa es la civil, que es para la que siempre estamos preparados. Así que no se preocupen, que si hay guerra en Europa, nos volveremos a librar. Estaremos de nuevo liados matando al vecino del cuarto.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain