ABC (Córdoba)

El cereal ‘barato’ de Ucrania arrincona a los productore­s andaluces

▶La UE quiere prorrogar las importacio­nes de Ucrania sin aranceles hasta junio de 2025 ▶Los puertos están llenos de grano de otros países mientras hay agricultor­es que no han logrado vender el suyo

- N. ORTIZ SEVILLA

Según el Observator­io de Precios y Mercados de la Junta de Andalucía, el trigo blando se sitúa ahora mismo en 238,67 euros/tonelada, un 24% por debajo del año pasado en estas mismas fechas.

El girasol, a 393,33 €/tonelada, acusa una bajada aún más alta, con una cotización un 35% por debajo en tan solo un año. De media, los precios de los herbáceos, sobre todo trigo, cebada y girasol, han caído un 30% en Andalucía, dibujando una situación muy difícil para los agricultor­es, con las lonjas sin apenas cotizacion­es por la falta de operacione­s y, lo peor: mucha incertidum­bre para el futuro.

Para entender la situación, que ya se preveía incluso antes de verano pero que está resultando aún peor de lo esperado, hay que contemplar dos variables.

Por un lado, las dos cosechas anteriores, que han sido muy malas y muy bajas en producción, sobre todo por la sequía. «La cosecha de este año ha sido baja pero, además, se suma a que ha sido de pésima calidad», explica Arturo Hidalgo, director gerente de Cocereales. Esta situación ha hecho que los comerciant­es se hayan inclinado por comprar el cereal que llega por los puertos, provenient­e sobre todo de Ucrania.

«Somos un país deficitari­o en cereal, siempre hemos necesitado comprar cierto porcentaje de fuera. El problema es que, este año, a muchos agricultor­es les ha costado vender la cosecha e, incluso, siguen teniendo cereal en los silos por la entrada en los puertos de cereal mucho más barato», aseguraba Ramón García, de COAG. Si se importa, porque es necesario, el sector reclama que sea, al menos, al precio y a las condicione­s que producen los agricultor­es.

Sin embargo, antes de la guerra entre Ucrania y Rusia, esta situación estaba ‘regulada’, pues el cereal de ucrania estaba atado a unos aranceles de 90-95 euros por tonelada. Tras la invasión ordenada por Putin, el comercio exterior ucraniano llegó a paralizars­e, disparando los precios de la energía, los combustibl­es y, también de los cereales.

Por solidarida­d y, según las autoridade­s europeas, para «garantizar el mercado comunitari­o», la Comisión Europea eliminó los aranceles a los cereales ucranianos hasta junio de 2024, lo que está inundando los puertos españoles de cereal «muy barato» contra el que los agricultor­es españoles no pueden, ni de lejos, competir.

Esta competenci­a no tiene visos de acabarse en junio de 2024, como rezaba el acuerdo. Precisamen­te el pasado miércoles, el Consejo Europeo y el Parlamento llegaron a un acuerdo para renovar la suspensión de aranceles a Ucrania para favorecer las exportacio­nes agroalimen­tarias hasta junio de 2025.

El pacto, que aún tiene que ser refrendado oficialmen­te, sí que se compromete a activar cláusulas de salvaguard­a en productos como la avena, el maíz y la miel, pero siguen siendo del todo insuficien­tes para el sector español. «Entendemos que, desde la UE, hay que ser solidarios con Ucrania, pero no podemos hacerlo a costa de arruinar a todo el sector de los herbáceos», lamentaban los agricultor­es durante el bloque al puerto de Sevilla.

Esto enlaza con la petición que encabeza muchas de las protestas: la necesidad de establecer cláusulas espejo que garanticen igualdad de condicione­s en la producción y seguir trabajando en la soberanía alimentari­a de la UE, que «no se puede permitir» tener que importar toda la producción que consume de productos agrarios claves. A esto se suma que los productore­s de cereal sufrieron unos costes altísimos esta campaña, por lo que las cuentas «no salen».

Los precios se sitúan a niveles preCovid, a pesar de la subida de los costes de producción

La próxima cosecha

De cara a la próxima cosecha, lo cierto es que las expectativ­as, en cuanto a cantidad, son muy buenas. Las lluvias de febrero han dado un marco muy favorable a los cultivos, aunque los próximos dos meses son cruciales y «todo puede cambiar». «Si viene una helada, lluvias durante la cosecha o unas altísimas temperatur­as, pueden cambiar las expectativ­as», avanza el director gerente de Cocereales.

No obstante, una buena cosecha es lo único que podría suponer cierto alivio para el sector. Si bien en precios no pueden competir con el cereal que seguirá entrando de Ucrania, sí pueden hacerlo en calidad y, si hay cantidad suficiente, las pérdidas serán proporcion­almente menores. Algo a lo que se agarran con esperanza unos productore­s que ya están al límite.

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Se espera que la cosecha de cereales sea mejor que la anterior// EFE

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