Aprovechar para hacer reformas
Si están ya de vacaciones o lo van a estar en los próximos días, comprobarán como está todo de lleno. Carreteras, aeropuertos, estaciones a rebosar. Hoteles hasta arriba. Las estaciones de esquí abiertas y con mucho público pero también los chiringuitos de playa donde el tiempo lo permita. Procesiones pero no solo. Turismo de compras y cultural. Casas rurales en las que no sobra una cama. Restaurantes con listas de espera. Y un largo etcétera. En definitiva ganas de recuperar el tiempo perdido y aprovechar el momento. Es algo que surgió con fuerza tras el confinamiento y que ha venido para quedarse. Estamos aquí de paso, ‘carpe diem’.
Estos días quizá sea más fácil entender por qué la economía española lo está haciendo mejor. Hay sitios donde es más fácil pasarlo bien. O mejor dicho, donde más gente a la vez lo puede pasar bien. El turismo en España es algo así como el 14% del PIB. Este porcentaje fue por ejemplo lo que pesó el ladrillo en su momento de mayor esplendor para que tengamos una magnitud de la importancia del ocio en la economía.
Las previsiones para este año, ya están viendo como están, por ejemplo los hoteles o los trenes, son de crecimiento de un 10%. Ahora se entiende mejor porque es fácil que este año la economía española crezca un 2%. Es de las economías que mejor aprovecha las dinámicas actuales. Y todo apunta a que estas dinámicas continuarán. A las ganas de recuperar el tiempo perdido hay que sumar que la economía debería coger más tracción a medida que avance el año por los tipos más bajos y por la recuperación de las economías más industriales.
Así las cosas, los responsables económicos deberían aprovechar el momento para acometer las reformas estructurales pendientes que llevamos más de 30 años retrasando, pero eso no parece que vaya a ser posible. Están a otra cosa. No se sabe bien a qué la verdad. Un buen ejemplo de oportunidad perdida. Ellos verán.