ABC (Córdoba)

Ferrera se sube al tren de Vagonero

▶El extremeño corta la primera oreja de la temporada al toro de más opciones de Cuadri en un estreno con muchísimo ambiente en los tendidos

- ROSARIO PÉREZ MADRID

MONUMENTAL DE MADRID.

Domingo, 24 de marzo de 2024. Casi 15.000 espectador­es. Toros de Cuadri y un sobrero de Saltillo (6º bis), serios, cumplidore­s en el peto y a menos en la muleta; destacó el noblón 4º.

ANTONIO FERRERA, de blanco y oro: pinchazo, estocada que hace guardia y seis descabello­s (pititos tras aviso); estocada desprendid­a (oreja).

OCTAVIO CHACÓN, de marino y oro: estocada atravesada y dos descabello­s (silencio); pinchazo y estocada tendida (silencio).

GÓMEZ DEL PILAR,

de grana y oro: dos pinchazos y estocada corta tendida y descabello (silencio tras aviso); estocada tendida (silencio).

Era el estreno de temporada y se hablaba de toros hasta en Taberna Garibaldi, en cuyo menú, con la cosa vegana presente –cómo no, ‘No me llame Ternera’–, podrían tirar de los 5.379 kilos de carne cien por cien ecológica que arrojó en la báscula la corrida de Cuadri. ¿Se imaginan al chef Iglesias cocinando un estofado de rabo de toro? El nuevo Toribio de Lavapiés. Desde ese que llaman barrio libertario hasta Las Ventas, desde ese que llaman barrio pijo de Goya a la parada del 237 de Alcalá, en el Metro se abanicaban con las entradas del Domingo de Ramos. Era el arranque del calendario taurino en la Monumental y casi quince mil espectador­es acudieron a la cita torista. ¡Que viene Cuadri», decían los de uno y otro distrito. Para todos había sitio en la plaza de Madrid, que registró un entradón: una foto para callar las proclamas de censura de un ministro. Porque en masa acudió la afición a un festejo fuera de feria con ambiente de San Isidro. Sin clavel, pero con «¡vivas!» a España, a Extremadur­a y a la abuela del portero del 4.

El calentamie­nto global de «¡vivas!» llegó en el cuarto, el más pesador del encierro, el más Cuadri de todos, negro, largo y hondo, con su mecida badana. Fue este Bagonero –que sonaba a errata de ‘B’ por ‘V’ (famosa reata de Comeuñas) como aquel Belador del 82– el que más alegrías ofreció. De la mano de Antonio Ferrera floreciero­n los oles de la primavera, con una faena muy ferrerista. Un muñeco parecía el torero frente al inmenso torazo, un tren de mercancías con 670 kilos a cuestas. Pero Ferrera se agigantó, tiró de oficio y pasión, de

técnica y abandono, con su saber ganar y perder pasos cuando la situación lo requería. Había escarbado este número 41 en varas y así siguió en banderilla­s, donde de nuevo su cuadrilla cuajó un soberbio tercio, con Miguelín Murillo y Fernando Sánchez desmontera­dos. Inteligent­e Ferrera, que oxigenó a B(V)agonero y le concedió distancia media en una faena cimentada en los inicios con la mano que da de comer. Creció el clímax en un cambio zurdo de relax antes de un pase de pecho explosivo. Se arrebató el extremeño y se volcó la plaza, sobre todo cuando se abandonó por el pitón izquierdo. Vertical, a pies juntos, aprovechan­do las bondades del Cuadri. Cuando hizo amagos de pararse,

se marchó tres metros para darle respiro y regresar a la cara de B(V)agonero mientras lo animaba con la voz. Cada vez le costaba más desplazars­e, pero Ferrera sabía que aún quedaba un mínimo de depósito en aquel buque de carga. Entonces, se despojó de la espada para torear al natural con la diestra Brotaban los oles de Madrid, que comulgó totalmente con aquel relajado epílogo. Sólo el acero, desprendid­o en aquella mole, suscitó algunas protestas cuando paseó la oreja, pedida por mayoría.

Eran las seis y ocho cuando asomó por chiqueros el primer toro del año, al que Ferrera lidió por abajo con su capote de seda azul. Sombrilla, que echaba las manos por delante y se revolvía, se vencía y pegó un pitonazo en la mano al matador. Allí siguió, peleando con oficio frente a aquel animal de mejor embroque que finales, con espantosos cabezazos. Para enmarcar el tercio de Otero y Sánchez en este capítulo inaugural.

Oficio y sitio mostró Gómez del Pilar con un complejo lote, tanto con un tercero de astifinísi­mas dagas y el peligro escondido, como con el complicado sobrero de Saltillo, un pavo enorme que no humilló.

Sin pena ni gloria Chacón, que vació por arriba el viaje de un lote soso y noblón. La corrida, difícil en el capote y desfondada en la muleta, se quedó en su cumplir en el peto. Pero Ferrera supo subirse al tren de B(V)agonero.

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// PLAZA 1 Antonio Ferrera se abandona con la derecha en la faena al cuarto, Bagonero de bautismo

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