Transparencia marxista
Ni en estos tiempos en los que todo vale contra los medios, me gusta hablar aquí de nuestro oficio, porque nosotros nunca deberíamos ser noticia. Pero esta vez haré una excepción. Porque no sólo escribiré de los plumillas, sino de todos ustedes.
El miércoles, por el canal por el que nos llegan las convocatorias de prensa de Subdelegación del Gobierno, se señaló que iba a haber una reunión de la máxima representante del Estado en Córdoba, Ana López, y el presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, Joaquín Páez. El jueves, seis medios fuimos a la plaza de la Constitución, pues nos pareció noticiable. Allí, vivimos un momento marxista —es un homenaje al humor del absurdo del gran Groucho; no una pulla política—.
La Subdelegación nos transmitió que no se nos iba a atender porque no se nos había citado. Alegó que la agenda de López «se manda a diario a los medios y a través de redes sociales en virtud del principio de transparencia que debe regir las Administraciones». Igual yo soy quisquilloso, pero veo ahí una incongruencia. Nos deben informar de que López y Páez se ven pero no creen que tengan obligación como cargos públicos ni de informarnos —no hubo ni una triste nota de prensa de la reunión— ni de comparecer para que podamos preguntarles por lo que han tratado o por cuestiones que deben considerar cosillas irrelevantes. Les pongo ejemplos: interrogarles por si, al final, el Gobierno hará la conexión entre Sierra Boyera y Puente Nuevo para garantizar que no se repite el vergonzoso episodio de que el Norte lleve casi un año sin agua potable; por las previsiones de riego para el campo o por los plazos del proyecto para la limpieza del río en la capital.
Y aquí engancho con ustedes, lectores. Cuando un representante público no atiende a los medios, a quien hurta información es a la sociedad. Porque, hasta el punto que conozco —estaré, no obstante, atento a la agenda de la subdelegada—, López no prevé celebrar encuentros con los cordobeses para que le puedan preguntar abiertamente por cualquier tema. O sea, la prensa es la conexión entre nuestros dirigentes y la ciudadanía, con lo que se agradecería a políticos de todo signo que no invoquen la transparencia en vano; sobre todo cuando les cuesta ejercerla.