Memoria histórica
HOY es Jueves Santo. Para algunos será un día como cualquier otro del calendario. Otros gozarán esta jornada descansando en la playa, en el campo, o disfrutando de las procesiones en la ciudad. Aprovecho estos días para hacer un poco de memoria histórica. Reconociendo mis muchas limitaciones, intento comprender que es lo que pasó en Jerusalén, cuando el pueblo judío, conmemorando la liberación del pueblo hebreo de la esclavitud, celebraba la fiesta de la Pascua. Jesús iba a la fiesta acompañado de sus amigos y de las muchas personas que le seguían. Y fueron muchas más las que lo recibieron con júbilo. Por eso me pregunto, ¿cómo es posible que esa misma muchedumbre, dos días más tarde, calle o pida la muerte para aquel al que recibieron como Amigo, al tiempo que piden el indulto para un condenado por sublevación, sedición y asesinato? ¿Cómo es posible? En su artículo ‘Sometidos a la mentira’, Juan Manuel de Prada dice que «los nuevos totalitarismos moldean las conciencias suave y paternalmente para convertir a sus sometidos en jenízaros entusiastas de las causas que al tirano interesa promover». Termina diciendo que «sometidos los hombres al yugo de la mentira, el mundo se convierte en un penoso manicomio y los tiranos pueden dedicarse a cocinar tranquilamente los platos más venenosos. Este artículo me ha hecho comprender lo que sucedió en Jerusalén hace más de dos mil años. Un pueblo engañado, ¡sí!, engañado por el supremo gobierno político y religioso de los judíos, el Sanedrín, en horas cambió de opinión y pidió muerte de cruz para un inocente que pasó por la vida haciendo el bien a sus semejantes. El pueblo judío no se percató de que se había convertido en un pueblo esclavo.
Que el recuerdo de lo que sucedió en Jerusalén hace dos mil años, nos lleve a impedir que alguien intente moldear nuestras conciencias con mentiras, convencidos de que no hay peor esclavitud que la de aquel que se cree libre sin serlo.