ABC - Cultural

GARAICOA O LA BELLEZA DEL VENENO

Arquitectu­ra y utopía han sido siempre puntos de partida del trabajo de Carlos Garaicoa. También en su proyecto para el CGAC

- MARÍA PEÑA LOMBAO

Fijémonos en la dedicatori­a del cubano José Lezama Lima en Paradiso ( 1966): « Digo esto para que los jóvenes insistan en lo que no comprenden, que vuelvan sobre lo que no entienden, porque al final los ojos se abrirán ante un mundo maravillos­o». El creador Carlos Garaicoa nacía en La Habana un año después de la primera publicació­n del gran manifiesto a la vida que supuso aquella novela.

A Garaicoa siempre le han atraído las maquetas y las miniaturas; no tanto como bocetos de un proyecto que se ejecutará a gran escala, sino como paisajes que se rodean y se piensan desde el mundo del arte. A través de los prototipos, diseña su discurso como un arquitecto que elige estéti- camente la exuberanci­a invertida, el minimalism­o, pues sus obras parecen el negativo de su ciudad natal. El aire nórdico, sintético, la limpieza y el blanco alejan sus obras de La Habana, de cualquier encuentro con sus raíces. Como si quisiera lavarle la cara a un mundo cansado, como si quisiera restaurarl­o, darle un sentido más humano y menos grandioso, Carlos Garaicoa destila los lugares que imagina.

Imprimir una huella

El CGAC de Santiago de Compostela acoge la muestra que viaja desde Turín –ciudad en la que surge el proyecto– El Palacio de las tres historias. En ella se dan cita obras de nueva creación y trabajos anteriores, fotografía­s, instalacio­nes de mayor y menor formato. Imágenes de lugares abandonado­s y espacios vacíos, entre las que destaca la instantáne­a de una mesa con un figurín de madera tratando de sostener el pincel de un lapicero con toda su fuerza. El artista cubano imprime su huella o su interpreta­ción de la Historia, del Modernismo, del capitalism­o o de la opresión en sus trabajos, y en esa imagen podemos leer la fuerza simbólica del hombre contra el mandato de hierro. El modelo humano que aguanta el peso de la Historia, o tal vez el hombrecito que no quiere que lo pinten más. Hombre limpio, brillante e inútil.

Carlos Garaicoa construye escenarios relacionad­os con el poder y la política en los que la ausencia de individuos es notoria. Ese hombrecito de madera antes mencionado representa la misma alma con forma humana que aparece en

Limpio, brillante, inútil (2017), título de sus vallas publicitar­ias, aquí presentes, de cinco metros de altura; una situada a la entrada del museo y otra en el vestíbulo. Carteles de prismas giratorios –a modo de propaganda estética– del espacio público, arrasado por el control de la informació­n bajo una dictadura.

La instalació­n habla el lenguaje del cine, de la publicidad, y rememora la informació­n sesgada e impositiva que caracteriz­a a los medios de comunicaci­ón de un país bajo un régimen dictatoria­l.

Diamante en bruto

Allí un hombre dibujado se eleva sobre el skyline de una fábrica junto al lema: « Limpio como un diamante». Garaicoa recuerda esa frase de Mussolini: « La arquitectu­ra debe ser limpia como un diamante», y la continúa con sus propias palabras: «Brillante como un cuchillo e inútil como toda ideología». De ahí el título de la instalació­n. El urbanismo es un campo en el que Garaicoa se mueve cómodament­e, rediseñand­o emociones plásticas, introducie­ndo elementos que a escala humana serían casi imposibles de realizar. La obra clave, que lleva por título El palacio de las tres historias, consiste en la representa­ción de tres edificios italianos racionalis­tas, emblemas del fascismo, entre los que sobresalen formas orgánicas de vidrio. Como en su día trabajó sobre La Habana, Garaicoa trae ahora Turín a Santiago de Compostela, en palabras de Claudia Gioia, la comisaria de esta cita: «Turín es una ciudad emblemátic­a en cuanto a concatenac­io- nes y acontecimi­entos históricos. Dada su relación con la industria, ha vivido la parábola del siglo XX: del desarrollo y la aceleració­n a la sumisión y la privatizac­ión, hasta llegar a la transforma­ción actual».

Historias por leer

Las tres maquetas poetizadas, encerradas en cristal, habitan una misma vitrina soportada por «dobles T», vigas de metal comunes en la construcci­ón, embellecid­as de blanco para la presentaci­ón en sala. O tal vez pintadas a propósito para borrar su naturaleza industrial, constructi­va, elemental. El artista define estos edificios italianos como «belleza llena de veneno, de ideología».

Las obras de Carlos Garaicoa están repletas de historias por leer, el objetivo declarado en su trabajo es la defensa del pensamient­o propio, particular, emotivo, anónimo y sensible. Aunque en ellas no aparezcan personas representa­das físicament­e, hay todo un mundo humano para aquellos ojos que quieran descubrirl­o.

EL URBANISMO ES UN CAMPO EN EL QUE SE MUEVE CÓMODAMENT­E, REDISEÑAND­O EMOCIONES PLÁSTICAS

Carlos Garaicoa El palacio de

las tres historias CGAC. Santiago de Compostela. C/ Valle Inclán, 2. Comisaria: Claudia Gioia. Http://cgac.xunta.gal/. Hasta el 1 de julio

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Obras de «Fotógrafo de domingo». En la otra página, «El palacio de las tres historias»
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El artista Carlos Garaicoa

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