Córdoba llora a Pablo García Baena, el poeta universal

La capilla ardiente que se instaló ayer en el Ayuntamiento de Córdoba para velar los restos mortales de su poeta Pablo García Baena vivió durante todo el día un incesante trajín de visitas y pésames de vecinos anónimos, representantes del mundo de las letras, personalidades políticas y familiares y amigos personales del poeta de Cántico. Las coronas de flores que fueron llegando a lo largo del lunes en señal de condolencia dieron cuenta del importante papel que García Baena jugó en el tejido institucional y asociativo no sólo de la ciudad, sino también de las letras españolas. Quienes le conocieron de cerca insistieron ayer en que se le recuerde como un poeta esencial para comprender la evolución de la literatura pero también como un hombre humilde y cercano, un joven de 96 años que murió el domingo dejándose aún proyectos en el tintero. Su incesante actividad le permitió colaborar hasta el último momento en las iniciativas que estaban en marcha, como el homenaje que el Centro Andaluz de las Letras le brindará este año. Su funeral será hoy en San Miguel.