Récords que se pulverizan en la Bolsa y un dólar barato marcan el primer año de Trump
El primer año de Donald Trump en la Casa Blanca ha generado páginas especiales en toda la prensa, ya que ha dado mucho de sí. Al margen de ocurrencias tuiteras y salidas de tono, la economía no parece darle la espalda. Analizamos con los expertos el compo
El billete verde, fuerte tendencia a la baja
Una de las cosas por las que se va a recordar a Trump es por el impacto que sus políticas están teniendo en el valor del dólar, y más en concreto, en su debilitamiento en estos primeros doce meses de mandato. En concreto, el billete verde ha perdido un 11,2% en el último año frente al peso mexicano, un 10,5% frente al euro y un 8,9% en relación a la libra esterlina. A nadie se le escapa que un dólar débil favorece sobremanera las ex- portaciones de las empresas norteamericanas, lo que a la postre se traduce en más recaudación para las arcas fiscales de Washington y más creación de empleo, según los analistas de Schroders. En cambio, para Brandywine Global, filial de Legg Mason, «un fuerte rally al alza del dolar estadounidense no sería interesante para la economía global y sería equivalente a un endurecimiento prematuro de la política monetaria global».
Caídas generalizadas en los bonos soberanos
La rentabilidad de los bonos de deuda a 10 años de los países han sufrido en general en el último año caídas generalizadas. De este modo el bono británico dió una rentabiliad de un 2,07% en el mencionado periodo, frente al 1,65% de los bonos del Tesoro norteamericano. Por su parte, los títulos de deuda japonesa registraron solo una rentabilidad del 0,18% mientras que los alemanes tuvieron una rentabilidad negativa del - 0,42% en el mismo periodo, o lo que es lo mismo, los tenedores de la deuda pagaron al Tesoro alemán por comprar su deuda, como pasa desde hace un tiempo también en España. Los expertos señalan que la diferencia de rentabilidad entre la deuda británica y la norteamericana se explica por por el cambio de las perspectivas de evolución de ambas economías y, sobre todo, por el anuncio por parte de la Reserva Federal de que seguirá subiendo tipos en 2018.
Los emergentes y Europa, en cabeza
Los mercados bursátiles, en general, han tenido un buen comportamiento este último año e incluso algunos de ellos han batido récords, como es el caso del índice Dow Jones de Nueva York, así como del Nasdaq y el S& P 500. Brandywine destaca que el índice S&P subió cada mes del año pasado, lo que no había pasado nunca en la historia. En media las acciones que cotizan en el mercado americano se han revalorizado alrededor de un 20%, un nivel similar al que lo han hecho el resto de acciones a nivel global. Pero, según Schroders, este optimismo generalizado, que además se ha mantenido en los días que llevamos de 2018, ha sido especialmente intenso en los mercados emergentes y europeos, que son los que mejor comportamiento han tenido en el último año. Así, los índices de los emergentes se han revalorizado un 38,5% mientras que los europeos lo hicieron un 27%.
El oro, peor resultado que el petróleo
El buen comportamiento de la economía de Estados Unidos se ha traducido en un alza de los precios de las materias primas. El cobre subió un 23% el año pasado mientras que el petróleo lo hizo en un 18,3%. Los analistas de Schroders creen que la demanda de oro ha sido más débil a lo largo de 2017 y de ahí que su revalorización haya sido solo de un 9,1%. La literatura económica sugiere que cuando el oro no se comporta igual que el resto de materias primas, o lo que es lo mismo, no sirve de valor refugio, es un síntoma de que los inversores tienen mucha confianza en la marcha global de la economía. No hay que perder de visa que el oro es algo así como el «paraíso seguro» que es capaz de no perder su valor en tiempos de turbulencias económicas. El petróleo, por su parte, continúa su particlar carrera alcista por el tirón de la demanda mundial y el recorte de la producción.