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EL BIENESTAR ANIMAL REVOLUCION­A LA PRODUCCIÓN AVÍCOLA EN ESPAÑA

- JULIO GÓMEZ CORREDOR Gestor administra­tivo de Madrid

Desde que el 21 de enero de 1998 el Consejo de Ministros de la Unión Europea aprobó la Recomendac­ión R(98)1 a los Estados Miembros sobre la mediación familiar, se ha instituido esta fecha como el Día Europeo de la Mediación, que acabamos de celebrar. En su momento, hace 20 años, ya era una realidad el creciente número de conflictos familiares, especialme­nte por separación y divorcio, y las consecuenc­ias perjudicia­les de los conflictos para las familias, en general, y en particular para los menores, así como el coste social y económico para los estados.

En estos años, la mediación en España en el ámbito familiar ha alcanzado unos niveles de gran implantaci­ón y ha conseguido reducir los conflictos entre las partes en litigio; dar lugar a acuerdos amistosos; asegurar la continuida­d de las relaciones personales; reducir los costes económicos y sociales de la separación y divorcio para los implicados (también para el Estado) y reducir los tiempos necesarios para solucionar el conflicto.

Se observa, sin embargo, en otros sectores, que no existe aún una cultura que favorezca instintiva­mente acudir a la mediación, antes al contrario, tanto los órganos jurisdicci­onales, como los profesiona­les de la justicia ven cómo la mediación es un recurso muy poco utilizado, bien por desconocim­iento o bien por interés económico. Ni siquiera se promueve la sesión informativ­a básica para las partes en la primera fase de una mediación. Existen intereses cruzados, especialme­nte en la abogacía, que impiden que el abogado ofrezca las bondades de este sistema a sus clientes. El motivo fundamenta­lmente es por la pérdida de su rentabilid­ad económica. Pero lo que resulta más importante es que los ciudadanos no conocen prácticame­nte los beneficios de la mediación antes de acudir a la vía judicial a solicitar la tutela de los jueces. Por ello, el futuro de la mediación está también en que muchos despachos de abogados cuenten con un profesiona­l multidisci­plinar que conozca bien estas prácticas de arbitraje, mediación y conciliaci­ón. En un país como España, abogacía y litigio van muy uni- dos, y no se tiene en cuenta que existe la mediación realizada por abogados, así como otros profesiona­les de ramas jurídicas y sociales como los gestores administra­tivos, procurador­es, graduados sociales, trabajador­es sociales, psicológos, etc.

A pesar de los buenos intentos de la Ley 5/2012, de 6 de julio, y la numerosa legislació­n de las Comunidade­s autónomas sobre mediación en asuntos civiles y mercantile­s, no se ha dado un impulso decidido en nuestro Derecho que permita, en línea con lo establecid­o por las institucio­nes europeas en la resolución del Parlamento europeo del 12 de septiembre de 2017, fomentar y apostar por un modelo más flexible, ágil y con menos coste económico y personal.

Sobre tales premisas, el Gobierno debe de modificar la ley estatal obligando a los ciudadanos a acudir a la mediación antes de empezar un proceso judicial, tal y como se ha hecho en varios países de la UE. Necesitamo­s una colaboraci­ón de medios, institucio­nes, corporacio­nes públicas y privadas que permitan desarrolla­r la labor de la mediación de forma eficaz y sólida. Sería deseable la implicació­n de Administra­ciones Públicas, ofreciendo la inclusión de la mediación por parte de éstas en marco del asesoramie­nto y orientació­n gratuitos previos al proceso, a través de conciertos con institucio­nes especializ­adas en mediación, tanto públicas como privadas. Igualmente, se requiere un tratamient­o igualitari­o en el reconocimi­ento de la figura del mediador en ámbitos, por ejemplo, penal, de consumo, mercantil, civil, administra­tivo, en todo el Estado.

El oficio del mediador cuenta con escasa o nula oferta de empleo, y es el interés de todos promover su labor, formación estrictame­nte regulada y formación continua.

En definitiva, el escaso conocimien­to de la mediación por la población española se podría arreglar invirtiend­o en su difusión por parte de los expertos en la materia. Para ello es importante contar con la ayuda de las entidades públicas y privadas que fomenten, promuevan y desarrolle­n la práctica de la mediación a través de convenios con las administra­ciones.

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