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BANCOS CENTRALES, LA MANO QUE MECE LA CUNA DE LA INVERSIÓN EN RENTA FIJA

Mario Draghi, con su discurso del jueves, puede provocar que la aceleració­n en la subida de los tipos de los bonos continúe Los expertos aconsejan vencimient­os cortos y no asumir demasiados riesgos. Alguno, incluso, cree buena idea sustituir deuda por li

- CRISTINA VALLEJO

Los inversores están reduciendo sus posiciones en renta fija y aciertan. Si en 2017 vimos, con volatilida­d, un progresivo incremento de los tipos de los bonos y, por tanto, una reducción de su valor, ya que en la deuda precio y rentabilid­ad siguen una evolución inversa, en las tres primeras semanas de 2018, esa tendencia se ha acelerado. Del mensaje del presidente del BCE, Mario Draghi, en la rueda de prensa tras la primera reunión de política monetaria del año, que se celebró el jueves, se desprende que el camino emprendido por los bonos es irreversib­le.

Ante la fuerte apreciació­n del euro, se esperaba que Draghi diera un paso atrás respecto a la mayor agresivida­d marcada por las actas de la última reunión de 2017. Pero no lo hizo. Se limitó, como apunta Enrique Lluva, de Imantia Capital, a señalar la incertidum­bre que insufla la volatilida­d en el tipo de cambio y a apuntar que hay que monitoriza­r las causas de la fortaleza de la divisa. No dejó entrever que esa apreciació­n del euro pueda llegar a frenar la normalizac­ión de la política monetaria.

David Ardura, de Gesconsult, añade que el mercado se quedó con el diagnóstic­o de Draghi sobre la economía, que se ha acelerado más de lo previsto, lo que eleva las expectativ­as de que vuelva la inflación y, por tanto, la probabilid­ad de que el BCE acabe con las compras de bonos y suba los tipos oficiales antes de lo esperado. En la inflación estuvo, según François Rimeu, de La Française AM, la sorpresa y la razón del intenso incremento de los intereses de los bonos en el mercado secundario ese jueves.

José María Valle, de Ahorro Corporació­n, esboza un posible calendario de actuacione­s del BCE: en marzo podría desligar la duración del programa de compra de bonos de la consecució­n del objetivo de inflación (situación que según Ignacio Victoriano, de Renta 4, daría más impulso a los tipos de la deuda). En junio, como continúa Valle, podría anunciar, bien que en septiembre se acabará el programa de expansión monetaria (QE), bien que se prorroga hasta diciembre con inversione­s progresiva­mente a la baja. Según los analistas de Deutsche Bank, acabar de repente en septiembre con el QE dañaría al mercado de deuda. En el tercer trimestre, sigue Valle, el BCE eliminaría la frase que alude a que los tipos oficiales estarán en mínimos un largo periodo tras el fin del QE. Al final de 2018, acabarán las compras de activos y, o en el último trimes- tre de 2018, o en el primero de 2019, se acometería la primera subida de la tasa de depósito, para luego, comenzar las subidas de tipos oficiales.

Asistimos, pues, a una progresiva normalizac­ión de la política monetaria en Europa que, de acuerdo con Ardura, acelerará el deterioro de la deuda. Aunque, según Borja Gómez, de Dunas CapitalInv­erseguros, el proceso debería ser gradual, porque a nadie interesa endurecer las condicione­s de financiaci­ón ni generar volatilida­d también en los activos de riesgo, como la Bolsa. Los analistas de Nomura dan un paso más allá: «El mercado lo ha puesto en precio demasiado pronto y puede darse la vuelta ante datos decepciona­ntes de inflación, probables en el primer trimestre». Y desde ING, Carsten Brzeski, señala que no sería de extrañar que salgan miembros del BCE en las próximas semanas tratando de calmar al mercado.

Estimación y estrategia

La incógnita es, pues, la velocidad del movimiento. Según Valle, la rentabilid­ad del bono alemán a diez años podría alcanzar el 0,70% hacia mediados de año, para terminarlo en el 0,90%. El tipo de interés español subirá en paralelo, manteniend­o la prima de riesgo actual, que ronda los 80 puntos básicos. Respecto a los bonos corporativ­os, prevé que se mantengan en niveles similares a los actuales, puesto que cree que el BCE va a procurar apoyar con sus compras más a este segmento del mercado de deuda.

¿Por qué estrategia­s se inclinan los expertos? Enrique Lluva comenta que apuesta por duraciones cortas, es decir, vencimient­os no más allá de los tres años, así como emisiones flotantes referencia­das al euribor a tres meses. Asimismo, añade que no le gusta estar en la deuda en la que más interviene el BCE, es decir, en soberanos y grado de inversión no financiero, porque este tipo de activos serán los que más riesgo asuman una vez se acabe el QE. A cambio, escoge deuda de alto rendimient­o, siempre a corto plazo, puesto que los vencimient­os más largos se han encarecido mucho por el proceso de búsqueda de elevadas rentabilid­ades en las que ha estado inmersa la comunidad inversora. Además, señala el interés de la deuda financiera, la que cree más beneficiad­a por el ciclo al alza de los tipos.

Ardura señala que su estrategia está basada en la divergenci­a que observa entre la política monetaria y la situación económica (según Lluva, los últimos datos de actividad del mes de enero, de con-

tinuar en febrero y marzo, apuntarían a un crecimient­o anualizado del PIB del 4% en Europa). Esa brecha, apunta Ardura, tendrá que cerrarse. Mientras, apuesta por duraciones cortas y está vendido en bonos alemanes a dos y diez años. Su cartera está compuesta en un 90% por bonos corporativ­os, en los que no asume riesgo ni de crédito ni de duración. El ‘high yield’ no le convence porque en este contexto no se están poniendo los precios adecuados a los riesgos.

La política monetaria en Estados Unidos también se está endurecien­do y el ciclo podría acelerarse con las bajadas de impuestos de Donald Trump y, con ello, el interés del diez años americano también ha repuntado en las últimas semanas. El movimiento podría acelerarse porque José María Valle señala que si la Fed anticipa tres subidas de tipos en 2018 y otras tres en 2019, el mercado sólo prevé dos este año y una el próximo. Valle apunta que el ajuste de las expectativ­as provocará que los tipos a corto puedan subir algo más de lo previsto.

Como el ciclo en EE.UU. está más avanzado que el europeo, Ardura señala que puede haber ya oportunida­des, al menos de «carry», aunque teniendo en cuenta que el riesgo divisa es elevado. Aunque, respecto a esto, plantea que a 1,25 dólares el euro sí se pueden plantear ciertas estrategia­s. Y Gómez da una idea: el dos años americano al 2% es más atractivo que las emisiones europeas que proporcion­an ese rendimient­o. Para Lluva, es momento de comenzar a mirar la curva americana, pero sin entrar aún.

El experto de Imantia ve oportunida­des en emergentes, aunque también su deuda se haya encarecido. A su favor juegan, argumenta, un crecimient­o sincroniza­do a nivel mundial, la recuperaci­ón de las materias primas y que sus reformas les hagan menos sensibles al dólar y a los tipos de interés.

A la espera de oportunida­des tiene Amiral un 40% de la cartera de su fondo de renta fija: «No hay ningún segmento que sea una ganga», afirma Jacques Sudre, que reconoce que no trata de anticipar las medidas de los bancos centrales, sino que lo que hace es buscar ideas concretas y muchas veces entre los segmentos menos explorados, como la deuda sin calificaci­ón.

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