ABC - Empresa

El reto de la fidelizaci­ón Así enamoran las marcas a un consumidor cada vez más complejo Σ Las viejas estrategia­s ya no sirven para conectar con un cliente individual­izado que huye de etiquetas

- F. PÉREZ

No hay espacio para las hormas. En un entorno en continuo cambio, el consumidor se ha sofisticad­o e individual­izado. Las marcas que busquen un vínculo a largo plazo con sus clientes deben asumir que los nuevos consumidor­es no responden a estereotip­os ni se sienten parte de una masa. Esta es una de las principale­s conclusion­es del estudio internacio­nal «Tendencias Consumer Engagement 2018», elaborado por la consutora Llorente y Cuenca, en el que se identifica­n y analizan las tendencias que definen el nuevo marco de relación entre marcas y consumidor­es. Ante la presión del ritmo digital, los consumidor­es empiezan a priorizar la individual­idad y el cuidado personal. Es el concepto de «oneeconomy» (economía para uno), fundamenta­do en una vida hedonista y saludable (todo lo que tenga la etiqueta «healthy» marca el camino). ¿Está en jaque el protagonis­mo de las redes sociales? «El fenómeno del consumidor solitario lo impulsa la consolidac­ión de las redes sociales y aún más, de la experienci­a digital. Es paradójico, pero comprensib­le, que a medida que aumenta nuestro potencial de conversaci­ón y de generación de contenidos, también aumenta nuestra soledad, incluso en momentos de consumo que tradiciona­lmente eran sociales. Una tendencia casi siempre conlleva una contra tendencia y ahora que el uso de redes sociales se ha generaliza­do, cada vez más usuarios se dan cuenta de que necesitan racionaliz­ar y poner en con- texto ese uso y el papel que juega en nuestro día a día», explica David González Natal, líder del Área de Consumer Engagement de Llorente y Cuenca. El nuevo consumidor busca contenidos basados en personas reales que cuenten historias verdaderas. Adiós a la sobreprodu­cción y los artificios. ¿También a los influencer­s? Su caso «es paradigmát­ico, ya que hemos tratado un sistema que era digital de influencia como si fuera un sistema de alcance y esto ha llevado a confundir los objetivos y a restar capacidad de llegada en sus comunidade­s. Dicho de otro modo, influyente­s que a través de su relación con las marcas han conseguido influir cada vez menos. El reto es mayor y más complejo, y pasa por el advocacy: conseguir que terceros hablen bien de nosotros», asegura González Natal. Los estereotip­os, incluidos los de género, ya no venden. Marcas como John Lewis y Arket (del grupo H&M) ya prescinden de las clasificac­iones de chicos y chicas en la ropa infantil. Y también el sector juguetero va renunciand­o a los prejuicios de género. «En un mundo dominado por la conversaci­ón el tradiciona­l enfoque sociodemog­ráfico es ineficaz. Una persona que normalment­e ocuparía un sólo cajón (mujer española de entre 30 y 40 años) es en realidad, desde una perspectiv­a de comunicaci­ón, muchas personas diferentes, tantas como comunidade­s de las que forme parte», explica González. «En las generacion­es más jóvenes esto se acentúa porque existe un rechazo expreso a las estrategia­s que se basan en una concepción cerrada de los género», subraya. La realidad demográfic­a manda. «Los millenials siguen siendo los reyes del mambo para las marcas, pero la dismi- nución de la brecha generacion­al en las redes sociales abre una nueva oportunida­d para unas comunidade­s más senior, con alto nivel de experienci­a y mucho que contar», explica González. El experto asegura que «algunas marcas han empezado a apostar por proyectos de aportación de valor para este público y han conseguido un alto grado de diferencia­ción » . Y cita el ejemplo de Aquarius, con sus becas al emprendimi­ento «Nos morimos por vivir». La transparen­cia se erige como valor indispensa­ble para un público ávido de informació­n. «Provenga de un convencimi­ento o de la presión a la que se ven sometidas muchas industrias, vamos a ver a las compañías plantearse como una prioridad todo lo que suponga recuperar, y digo recuperar, la confianza perdida del consumidor. Para ello primero tendrán que hacer y después contar, impulsando percepcion­es de transparen­cia, pero también de credibilid­ad y de integridad sobre su ámbito de actividad», explica David González. GREEN CONSUMERS Según un estudio de Deloitte, el 75% de los consumidor­es estarían dispuestos a pagar más por un producto que contribuya a la sostenibil­idad. El líder del Área de Consumer Engagement de Llorente y Cuenca cree que «aún queda un gran camino por andar y sigue existiendo una brecha considerab­le entre lo que como consumidor­es decimos que nos importa y lo que realmente nos motiva a elegir un producto frente a otro». Sin embargo, apunta que «hay ejemplos emblemátic­os, como el de la marca de cosméticos LUSH, que ha construido un batallón de fans entre sus consumidor­es a base de, entre otras cosas, demostrar con hechos su compromiso con la sostenibil­idad». Y es que al nuevo consumidor, complejo y consciente, no le sirven los viejos mensajes repetidos.

La economía debe divorciars­e de laa ideología g

Los autores creen que u ue la economía funciona n a como cualquier otra ra a ciencia, de modo que e sus conclusion­es no o se pueden negar por r motivos ideológico­s.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain