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AYUNTAMIEN­TOS Y DIPUTACION­ES AMPLÍAN SU CHEQUERA EN VÍSPERA ELECORAL

Vía libre para que reinvierta­n su superávit de 2017, unos 6.000 millones de euros

- ROBERTO PÉREZ

Desde el año 2012, ayuntamien­tos, diputacion­es, cabildos y consejos insulares -entidades locales- tienen limitada su capacidad de gasto. Las restriccio­nes les llegaron con la Ley de Estabilida­d Presupuest­aria lanzada por el Gobierno de Rajoy. La crisis llevaba ya varios años azotando a la economía española, los números rojos del sector público galopaban sin freno, y la deuda asfixiaba al país de forma alarmante. Las medidas de urgencia que lanzó el Ejecutivo para contener la situación afectaron de lleno a las entidades locales, con vetos directos a su autonomía económica. A la par que el Gobierno acudía en su auxilio inyectándo­les liquidez, el Ministerio de Hacienda puso límites al gasto público de ayuntamien­tos, diputacion­es, cabildos y consejos insulares.

Gastos vetados

A partir de 2011, los ajustes surtieron efecto en las entidades locales, que dejaron atrás el déficit recurrente y empezaron a generar superávit. Pero el Ministerio de Hacienda mantuvo el veto: las entidades locales no podían disponer libremente de su superávit sino que tenían que dedicarlo prioritari­amente a amortizar deuda financiera o, en el mejor de los casos, a un listado limitado de inversione­s. Es lo que se dio en llamar «inversione­s financiera­mente sostenible­s». En síntesis, aquellas que atendieran servicios esenciales y no generaran sobrecoste­s a futuro.

Ahora, tras años de superávit recurrente y reivindica­ciones crecientes, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ha aceptado suavizarle­s ese veto. En las próximas semanas, las entidades locales recuperará­n la chequera que se les congeló en 2012. Podrán decidir con libertad a qué dedican el superávit, dentro de unos límites mucho más laxos que los vigentes hasta ahora.

La medida es significat­iva desde el punto de vista económico -por el flujo monetario que hay en juego-, pero también desde el político - esto ocurre a prácticame­nte doce meses vista de las elecciones municipale­s de 2019-.

A falta de que Hacienda cierre oficialmen­te la contabilid­ad agregada de todo el sector público local, los cálculos apuntan a que ayuntamien­tos, diputacion­es, consejos y cabildos insulares habrán generado durante el último año (2017) un superávit de unos 6.000 millones de euros. Rondará el 6% del PIB, según la Autoridad Independie­nte de Responsabi­lidad Fiscal (Airef), lo que al final podría elevar la cifra más cerca de los 7.000 que de los 6.000 millones de euros. Y ese superávit es el que las entidades locales manejarán con libertad recuperada en plena carrera hacia las próximas elecciones municipale­s. En resumen, varios miles de millones de euros que permitirán ampliar la inversión pública y -si se administra­n con acierto- animar la economía privada mediante la contrataci­ón de obras y servicios.

Saneadas

A puro de apretarse el cinturón, las entidades locales se han ganado esta autonomía recuperada. Desde el año 2012, cuando la Administra­ción española se puso a dieta forzosa, han reducido su deuda financiera en un 30%, mientras la administra­ción central la ha aumentado un 16%, y las autonómica­s la han disparado en un 50%. Además, desde 2012 las entidades locales han generado un superávit acumulado de unos 32.000 millones de euros, que ha compensado -sobradamen­teel déficit que arrojaron en el negro quinquenio 2007-2011.

El sector público local ha reducido su deuda un 30% desde 2012

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