LA BICICLETA DE LA NEGOCIACIÓN COLECTIVA
«Las normativas no pueden durar décadas, hay que reevaluarlas de forma constante»
Las nuevas tecnologías son una fuerza muy potente que está transformando todo y, por lo tanto, también el empleo, pero además de forma muy acelerada. En realidad, el mundo no está sólo cambiando sino que se está remodelando de forma radical y ya empieza a funcionar de forma diferente. Y la nueva realidad no tiene por qué ser negativa. En palabras de la brillante Marie Curie, «no hay nada en la vida que debamos temer, sólo debemos entender. Ahora es el momento de entender más, para que podamos temer menos».
Asistimos a una disparidad entre la velocidad del cambio y nuestra capacidad para desarrollar sistema de gestión, mecanismos de regulación, redes de protección o sistemas de capacitación que nos permitan aprovechar esta nueva ola y amortiguar sus efectos negativos. De ahí que desde CEIM, con su presidente a la cabeza, Juan Pablo Lázaro, se recomendara ya hace tiempo que el AENC iniciara también una nueva etapa abierta a mucho más que negociar un punto arriba o uno abajo en los salarios y se pudiera abordar de forma mucho más global cómo construir, junto con los sindicatos, un nuevo marco de relaciones laborales inclusivo para no seguir yendo detrás de la realidad.
A todo ello hay que sumar la circunstancia de que nuestro marco laboral arrastra ineficiencias que urge solucionar ya como el elevado desempleo estructural, la volatilidad de los flujos de entrada y salida, la alta tasa de paro de larga duración y de desempleo juvenil, el abuso de la temporalidad o la rigidez laboral (algo atenuada tras la última reforma).
No podemos esperar que las normativas duren décadas, de hecho hay que reevaluarlas de forma constante para asegurarnos de que son útiles a la sociedad. Es decir, la negociación colectiva va a ser más importante que nunca porque es la gran herramienta de consenso que nos va a permitir, a patrona- les y sindicatos, regular el mundo del trabajo. Esto no significa que no se vaya a poder disfrutar de estabilidad, sino que esta estabilidad pasará a ser dinámica. El inventor del coche sin conductor de Google, Eric Teller, suele comparar la nueva estabilidad con ir en bicicleta, porque no puedes permanecer quieto, pero una vez que te pones en marcha ya resulta fácil.
Es sorprendente que a estas alturas, por ejemplo, sigamos hablando de distribución irregular de la jornada de trabajo. Esa distribución irregular ya se ha convertido en habitual. Es imparable que los picos de compras por internet se produzcan los viernes o los domingos por la tarde y que los ciudadanos quieran recibir sus compras de manera rápida. Por lo tanto, tendremos que poder adaptar las estructuras empresariales a la necesidad de la nueva demanda de forma sencilla para convertirla en un caudal de empleos. Las clasificaciones profesionales se han quedado obsoletas. Existen ya nuevos perfiles en las empresas que no se recogen en los convenios como business ana- litycs, los técnicos en big data, los responsables de contenidos digitales o los de riesgos digitales.
Es momento de que empleados y empleadores nos pongamos a trabajar para regular el nuevo ecosistema a través de una negociación colectiva innovadora. Por ejemplo, ya no vale formarse sólo hasta la adolescencia. Cuando la capacidad de cambio es tan alta la única garantía de conservación de la capacidad de trabajar es dedicarse a estudiar toda la vida. Ese es un derecho clave de los trabajadores y un deber del empleador.
Es fundamental abordar formulas negociales que garanticen la calidad del empleo para evitar la competencia desleal, así como el teletrabajo, la lucha contra el absentismo, la conciliación de vida personal y laboral, la larguísima reducción de jornada por hijos o el establecimiento de fórmulas retributivas justas que vayan ligadas a los resultados de la empresa.
El gran objetivo común debe ser la búsqueda de la competitividad de las empresas, lo cual favorecerá incrementar los salarios donde las circunstancias así lo permitan sin olvidar la necesidad de seguir aumentando los empleos. La economía es un elemento de progreso que no puede defraudar a la sociedad. Dejar gente atrás mientras avanza la nueva economía carga de razones a demagogos y populistas, como dice Andrew McAfee, director de economía digital del MIT.