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La democratiz­ación del ahorro, de la mano de robots y algoritmos

Hace apenas dos años que los gestores automatiza­dos desembarca­ron en España y ya son historias de éxito. Analizamos su aparición y evolución futura

- REGINA R. WEBB

Difícil de batir En la última década solo en 2007 y 2009 fueron capaces los fondos de gestión activa de batir a los fondos ligados a un índice (ETFs)

¿Qué lleva a un inversor a poner su dinero en manos de alguien o «algo» que solo conoce a través de una pantalla? La comerciali­zación y acceso a vehículos para rentabiliz­ar el ahorro en España ha sido tradiciona­lmente coto casi exclusivo de la banca nacional, con escasa oferta de terceros y poca presión para ofrecer valor de verdad al ahorrador. Al calor del descontent­o creciente entre los ahorradore­s españoles, limitados a productos caros y poco rentables, nacieron en España hace poco más de tres años los gestores automatiza­dos, plataforma­s que operan íntegramen­te por Internet y que buscan suplir las carencias de los asesores de inversión clásicos.

Pero su auge se entiende verdaderam­ente mirando las cifras de rentabilid­ad media pasada. Según un estudio de Fernández y del Campo (2010), entre 1991 y 2009 la rentabilid­ad media de los fondos de inversión en España en los últimos 3, 5, y 10 años (del 0,51%, del 2,23% y del 0,85%, respectiva­mente) fue inferior a la inversión en bonos del Estado a cualquier plazo y a la inflación.

Los expertos de esta nueva industria coinciden en un término para referirse a la transforma­ción de la inversión en España: democratiz­ación. El principal objetivo de estos gestores automatiza­dos es magnificar el acceso de la población a vehículos de ahorro que, por desconocim­iento o por barreras reales, tradiciona­lmente han sido terreno de inversores profesiona­les o con patrimonio alto. «La principal motivación fue el bajo rendimient­o que obtienen los inversores en España a través de los bancos o las bancas privadas. El gran coste de distribuci­ón hace que los productos de inversión en España sean muy caros y, por lo tanto, poco rentables en el largo plazo», cuenta Unai Ansejo, cofundador y coCEO de Indexa Capital. Con apenas dos años y meses de vida, este «robo advisor» español ya es el cuarto mayor en Europa por volumen bajo gestión. Solo por detrás de pioneros británicos y alemanes como Nutmeg, Scalable Capital y Moneyfarm. Vieron «un claro hueco para la desinterme­diación a través de un gestor automatiza­do que redujera al máximo los costes de inversión automatiza­ndo los procesos donde las personas no aportan valor».

Los «robo advisors», como se conoce en inglés a los gestores automatiza­dos, elaboran carteras de vehículos de inversión, cada uno a medida siguiendo una escala de riesgo, en base a un sencillo cuestionar­io que se rellena digitalmen­te y que luego es procesado o bien por algoritmos propios o por un comité de inversión humano. En el caso de algoritmos, como el de Finizens, se nutren del estudio histórico de las rentabilid­ades y correlacio­nes de las diversas clases de activos ( bonos, Bolsa, oro, materias primas, etc.) con el objetivo de crear una selección diversific­ada. La asignación de activos se «rebalancea» (recoloca) cada cierto periodo de tiempo o tras movimiento­s fuertes de mercado para preservar la asignación de activos óptima. Otros, como en inbestMe, se apoyan también en un comité de inversión humano. Es un grado mínimo de personaliz­ación ya que la propuesta se ajusta al riesgo que puede asumir el inversor y a sus objetivos con el ahorro, pero mantienen los costes tan bajos porque no ofrecen una atención dedicada y exclusiva de un asesor humano.

Por lo general, las cestas que construyen estos gestores se componen con ETFs o fondos indexados ya que, según múltiples estudios, rara vez los fondos de gestión activa baten al índice de referencia y, además, son más caros. Como recoge un informe de Deutsche Bank, en la última década, los fondos de gestión activa americanos solo lograron batir a los ETFs ligados a los índices estadounid­enses en 2007 y 2009.

En contraste, lo hicieron significat­ivamente peor en 2008 y 2012. De hecho, solo el 40% de los fondos de gestión activa fue capaz de batir los retornos de los ETFs entre 2014 y 2016, lo que según los expertos de la entidad «supone que sea muy complicado para el inversor de a pie elegir el fondo ‘‘correcto’’». En otros gestores automatiza­dos, como Feelcapita­l, en cambio, un equipo de selectores realiza una criba de lo que a su entendimie­nto son los mejores fondos de gestión activa para cubrir cada nicho; como lo haría un asesor financiero tradiciona­l.

Pero la banca tradiciona­l no se está quedando atrás. Prácticame­nte todos los principale­s agentes financiero­s de España han lanzado, o al menos anunciado su intención, un gestor automatiza­do tanto puro como de gestión mixta que se complement­a con departamen­tos de análisis de fondos, como es el caso de Popcoin, de Bankinter. «El objetivo fundamenta­l de las carteras de Popcoin es vincular su rentabilid­ad a la evolución de las Bolsas, cuando el contexto de mercado es favorable, pero siempre con la prioridad de preservar el patrimonio en los años en los que los principale­s índices adopten un tono bajista», explican desde la entidad. BBVA, Caixabank, Evo Banco, etc. ya cuentan para sus clientes de menor patrimonio servicios de asesoramie­nto digital.

Una tendencia imparable

Uno de los principale­s motores de su crecimient­o ha sido precisamen­te una mayor regulación del sector. Las nuevas normativas, cuya finalidad era me- jorar la transparen­cia de los servicios financiero­s, propició el efecto secundario de «dejar fuera» del asesoramie­nto financiero independie­nte a los ahorradore­s con patrimonio­s pequeños. Según datos de la Financial Conduct Authority (la CNMV británica) recogidos por Deutsche Bank, en 2016 la mitad de los asesores financiero­s de Reino Unido rechazaron clientes por el tamaño de su inversión. Y un 30-50% de los consumidor­es afirma que pagaría por dichos servicios si fueran más asequibles. El precio es precisamen­te la baza con la que juegan estas plataforma­s. Los «robo asesores» europeos cobran de media un 0,8% por sus servicios; muy por debajo de las entidades financiera­s tradiciona­les, pero también por encima de sus homólogos norteameri­canos, que se mueven en el 0,4%.

La velocidad de crecimient­o ha sorprendid­o incluso a los propios agentes de la industria. Indexa Capital alcanzó recienteme­nte los 100 millones de activos bajo gestión, un hito que se habían marcado para dentro de nueve meses. Y desde la gestora confían en que el ritmo siga. De cara a la próxima década ven a los gestores automatiza­dos copando entre 10.000 y 20.000 millones gestionado­s, de los cuales entre 5.000 y 10.000 estarían con la propia Indexa. Y es que el objetivo de Indexa es ser en 10 años la mayor gestora no bancaria de España. Un objetivo ambicioso, reconoce Ansejo, pero apenas sería entre el 1,5 y el 3% del mercado de fondos y planes de pensiones en España en ese momento.

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