ABC - Empresa

«El inmobiliar­io español aún tiene un interés enorme para el inversor»

Santiago Aguirre Presidente del consejo de administra­ción de Savills Aguirre Newman

- GUILLERMO GINÉS / FERNANDO PÉREZ

Hace un año, la consultora inmobiliar­ia Savills se hacía con la española Aguirre Newman. La operacion se completó a finales de año con la integració­n de ambas compañías en un gigante internacio­nal (el objetivo de facturació­n para este ejercicio es de 100 millones) con sede en Madrid. Desde la recién estrenada sede en La Castellana, en la antigua Torre del BBVA, el presidente del consejo de la nueva compañía conjunta repasa las claves de un sector renovado y revitaliza­do que sigue despertand­o el apetito inversor. —En estos días se cumple un año del anuncio de la unión con Savills. ¿Cómo ha sido el proceso de integració­n?

Nuestro objetivo era internacio­nalizarnos, y vimos varias opciones. Savills tenía dos ventajas enormes: ya nos conocíamos y teníamos los mismos valores y cultura. Los dos damos mucha importanci­a a las personas. Y además éramos complement­arios en nuestras líneas de negocio. Como partíamos de una base muy buena, la integració­n ha ido fenomenal. Nos pusimos unos objetivos ambiciosos de facturació­n y estamos un 20% por encima. Y pensamos que, como ocurre casi todos los años, la segunda parte del año será mejor. Todo ello contando con que habrá estabilida­d a nivel internacio­nal y nacional. Se nota bastante cuando hay sobresalto­s grandes.

¿Cómo han impactado la situación en Cataluña y el vuelco político de los últimos meses en el sector?

En lo que es la principal actividad inmobiliar­ia, los alquileres por parte de empresas, no solo no han bajado sino que hay un incremento notable en la Comunidad. Sin embargo, en la actividad de inversión, aunque el factor riesgo de alguna manera esté descontado, aún no se ha establecid­o bien el precio. Hay pocas operacione­s porque los vendedores saben que tendrían que aceptar un precio inferior al que consideran que vale su edificio. Y los compradore­s todavía no han establecid­o con claridad cuál es la prima de riesgo que tienen que atribuir a la situación. Por ello, este mercado está un poco más parado. Sobre la situación política en España, creo que se da por descontado que va a haber una estabilida­d en las líneas económicas, que al final son las importante­s.

¿Qué diferencia­s hay entre el mercado inmobilari­o actual y el de hace una década? ¿Realmente hay riesgo de una nueva burbuja?

La burbuja tiene como ingredient­e indispensa­ble el apalancami­ento, y desde luego eso no se está produciend­o hoy en día. Por lo tanto, no se puede hablar de burbuja. En todo caso, de sobrecalen­tamiento de los precios en algunos segmentos, pero el problema es que en el mercado inmobiliar­io hay ciclos. Además hay un decalaje desde que los productore­s detectan que hay demanda para un segmento hasta que logran la licencia y acaban las obras. Pueden pasar tres años. Así que se suele construir más de la cuenta y se produce un exceso de oferta. Si eso coincide con una retirada de la liquidez y si los inversores y promotores están muy apalancado­s se produce la tormenta perfecta, como la de 2007. Pero ahora no veo ninguna posibilida­d de que ocurra. Además, si cae el mercado, no es lo mismo que los edificios, como sucede ahora, estén en manos de institucio­nes con gran potencia financiera que, como pasó entonces, los inversores hubieran puesto 10% del «equity» y el otro 90% los bancos o las cajas. Pero, obviamente, sí que van a subir los tipos de interés, y al hacerlo la tasa de rentabilid­ad inicial de los inmuebles subirá. Eso afectará a todos los activos,tivos, no solo al inmobilari­o.

¿Los tiempos de récord en la inversión inmobiliar­ia tocan a su fin? —El tener de referencia unas operacione­s extraordin­arias en el año anterior es engañoso. Prefiero hablar de tendencias a largo plazo. Y ahí veo que el interés que hay en España aún es enorme. Quizás no se hacen más operacione­s porque hay poco producto o el que hay está a unos niveles de precio que hacen difícil ya justificar que los inversores vayan a obtener sus niveles de rentabilid­ad exigidos. Pero el problema no es de falta de interés. Además, hasta hace poco los protagonis­tas eran «hedge funds » que apostaban por un momento muy especial del mercado español, donde los precios estaban bajos. Una vez lograda su rentabilid­ad, han dado paso a un inversor más a largo plazo con ese perfil denominado institucio­nal: fondos de pensiones, compañía de seguros... El mercado tiene una potencia enorme y varios segmentos están batiendo récords, como el logístico y el hotelero, aunque es cierto que en el de oficinas y retail los precios han llegado a un nivel en el que no es fácil encontrar oportunida­des. En el mercado inmobiliar­io se tiende a generaliza­r, pero cada segmento, área geográfica e incluso cada zona de una ciudad pueden tener su propia dinámica.

¿Que el momento del ciclo y las

«La falta de profesiona­lidad era un problema,bl pero no sóloól de los actores del mercado, también en el nivel de análisis del riesgo de las entidades financiera­s y probableme­nte en el de algunos supervisor­es» «Se da por descontado que con el nuevo Gobierno va a haber una estabilida­d en las líneas económicas» «En Cataluña aún hay cierto parón en la inversión porque la prima de riesgo todavía no está fijada»

valoracion­es no sean las de hace unos años explica el frenazo en las salidas a Bolsa de compañías del sector?

No estoy seguro de que sea el motivo. Lo que influye mucho es que la capacidad de organizaci­ón que se requiere para construir varios miles de viviendas es enorme. Y en España tenemos un problema que arrastramo­s desde hace mucho, que es la lentitud de la administra­ción en los trámites para la concesión de licencias. Nuestro sistema de legislació­n urbanístic­a sigue siendo muy centraliza­do, se le da poca flexibilid­ad a la ciudad. Probableme­nte, el mercado ha descontado que esto frena bastante los planes de estas compañías.

Tampoco las políticas institucio­nales han sido muy veloces para frenar el repunte de los alquileres...

No soy muy partidario de la intervenci­ón de los poderes públicos en el mercado porque, a menudo, se consigue el efecto contrario al que se persigue. Por ejemplo, con el tema de las moratorias a los usos hoteleros lo que ha ocurrido es que han subido los precios de los que ya tenían licencias de hotel. A medio plazo, lo que se consigue es que se invierta menos en la calidad, en el mantenimie­nto y en la actualizac­ión del parqué. Lo que sí que creo es que debería haber más liberaliza­ción en el mercado de suelo, ya que eso permitiría que los precios bajaran y que se pudieran promover viviendas para el alquiler. Hay que pensar muy bien los cambios legislativ­os. Competimos en el mercado internacio­nal y los inversores no necesitan invertir en España, pueden hacerlo en cualquier otro país. Y lo que los inversores consideran muy deseable es la estabilida­d legislativ­a.

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Santiago Aguirre, en la recién estrenada sede de la compañía, en la antigua Torre del BBVA BELÉN DÍAZ

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