ABC - Empresa

CON PERMISO

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ostureo. Me gusta. Un término que, si bien aún no goza de una definición concreta en el diccionari­o de la Real Academia de la Lengua Española, como tantas otras palabras creadas al amparo de las nuevas tecnología­s, no hay duda de que estará siendo objeto de estudio para su incorporac­ión más o menos inmediata en futuras versiones. Nacida pues del actual y consolidad­o entorno de las redes sociales, a raíz de la generaliza­ción de su uso y de la capacidad propagandí­stica del mismo «postureo», se podría decir que emerge por el afan de muchos de compartir imágenes con otros muchos. O vivencias. Un deseo, por tanto, de reflejar de manera gráfica y pública una existencia llena de vivencias apasionant­es o momentos para recordar, aun cuando ésta no sea real.

Pues bien, y sin querer ofender a nadie con la definición y la comparativ­a, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no está defraudand­o –bueno, a los suyos claro–, actuandoo en la línea esperada. La de aquellos líderesder­es políticos que abusan... sí, delel postu-postureo. Allá donde existaa una alta probabilid­ad de posaosado, allá que va. Efecto llalamada. Fotos mil de cara ra a la galería. Imágenes es que suelen ir de la mano o de la intenciona­lidad. Y si van acompañada­s de la lucha personal del pre-residente del Gobierno contra los « malos » , mejoror que mejor. A saber. A bordoordo del «Falcon» presidenci­al,al, al más fiel estilo «Obamiano» , rumbob a lla cumbre de Bruselas a defender la Europa de los derechos sociales y luchar contra la xenofobia; en su primera entrevista televisada – en « su » ya casi TVE–, comprometi­éndose a exhumar los restos de Francisco Franco del Valle de los Caídos, para convertir ese lugar en un centro de homenaje a las víctimas y de reconcilia­ción española Franco; junto a la canciller alemana, Angela Merkel, pasando revista a las tropas, para reforzar su deseado «perfil europeísta»; o, incluso, las más, digamos, humanas, para potenciar su figura como hombre de su tiempo, familiar y hasta aficionado al deporte

Pmmatinal, con uunas fotos y un vívídeo inéditos del flamante presidesid­ente del Ejecutivot­ivo babajando sonrientet­e por la escalinata de La Moncloa, corriendo por llos jardinesjd­i dde lla seded gubernamen­tal, y saludando a su perrita Turca, para mantener después una reunión con su núcleo duro antes de partir para Ferraz, a la cita con la permanente de su ejecutiva federal. Piensan los expertos que cada vez más la política es comunicaci­ón e imagen –¡y eso que Sánchez no se ha dignado a dar ni una miserable rueda de prensa desde que subiera al estrado a presentars­e como nuevo presidente del Gobierno español con lo que criticó a su antecesor, Mariano Rajoy, precisamen­te por lo mismo!–. Se trata de contrarres­tar el hecho de un Ejecutivo que cuenta tan solo con una base parlamenta­ria de 84 diputados con los que no poder consumar promesas electorale­s (esto es, sacar con solvencia medidas adelante). Así, utilizando el «postureo» que otorgan las imágenes, Sánchez podría pretender ganar tiempo con la manida política de gestos evitando la gestión. Política de gasto social sin hechos consumados, por el momento. Al menos, hasta acabar la legislatur­a en 2020. Y así recabar adhesiones –sean apoyos, sean directamen­te votos– para encarar, entonces sí, las ahora promesas irrealizab­les desde una mayoría de Gobierno.

Pero ¡cuidado! que se puede pasar de frenada. Como en el famoso juego de naipes de las «siete y media» . Porque lo mismo apuesta estando cerca de ganar la tirada, coge nueva carta y... se pasa. Como ya le ocurriera a su antecesor en el cargo del lado socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, y su política de gasto con la consiguien­te subida de impuestos. Sobre todo, en el caso del actual presidente, si le da por hacer uso y abuso del decreto – al rico « impuestazo » – , por aquello de las prisas y contentar al votante socialista poco amigo de aquellos que, en teoría, disfrutan de una situación económica más pudiente que la propia, llámense bancos, «Googles» , o millonario­s.

Y es que con tanto impuesto en pro de mayor gasto social que sufrague la subida de las pensiones –y en vísperas de elecciones autonómica­s, municipale­s y europeas, el año que viene– nuestro querido presidente se carga la economía española, otra vez por las prisas en gastar de los socialista­s, que «asaltan» el poder vía apoyos surrealist­as con dos años de antelación frente a la tendencia natural y tradiciona­l de la alternanci­a pasada por las urnas. Una economía a la que aún le quedaba camino por andar en la senda de la definitiva recuperaci­ón.

Porque si el presidente sigue en sus trece y decide lanzar más cartas a las «siete y media» y se pasa, podría poner en peligro la productivi­dad y competitiv­idad de nuestras empresas. Con consecuenc­ias inmediatas para el ciudadano. Pérdidas de empleos. Stop a la subida de sueldos. Parón del inversor. Al final, un camino desandado ahora que España era el país de la zona euro que más crece y más empleo crea y recupera desde que estallara la crisis global.

Y aunque expertos fiscalista­s no ven nada claro que pueda poner en marcha de forma inmediata ningún impuesto anunciado, la ministra de la cuestión, María Jesús Montero, se ha puesto estupenda (con perdón) y ha proclamado a los cuatro vientos que ella, sí –y el Gobierno al que representa, lógico–, planta cara al tiempo y quiere tramitar aquellos tributos que se puedan lanzar de forma inminente, para que su entrada en vigor, «sea lo más próxima posible al año que viene». Ya saben, vísperas de elecciones. Ahora bien, solo podría hacerse en forma de proyecto de ley, una vía que también podría desarrolla­r en el caso de un nuevo impuesto a los gases contaminan­tes. Por decreto, sí, aquellos que puedan modificars­e: el de sociedades y el del gasoil.

Permítame un consejo presidente, ojo con el órdago a la grande. Bruselas y la propia economía están siempre al quite. Lo mismo la legislatur­a se le queda corta.

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