ABC - Empresa

DESACELERA­CIÓN Y NO FRENO DE LA RECUPERACI­ÓN

«Hay muchos retos de cara a lo que resta de año y el próximo 2019. La economía europea verá poco a poco una vuelta a cifras más normales“de crecimient­o»

- ROSA DUCE ECONOMISTA JEFE DE DEUTSCHE BANK ESPAÑA

El verano acaba y es momento de pensar en lo que ocurrirá en los mercados en estos tres últimos meses del año. En EE.UU. lo que podemos esperar es más de lo mismo, es decir, cada vez mejores datos económicos y empresaria­les, que confirmarí­an la solidez de la mayor economía del mundo, junto con una creciente presión comercial, sobre todo con China. No en vano, las elecciones legislativ­as de noviembre están cada vez más cerca y el presidente Trump tendrá que endurecer su mensaje si pretende renovar la mayoría en las dos Cámaras.

En claro contraste con los signos de fortaleza de EE.UU., la economía europea se enfrentarí­a en estos tres últimos meses del año a retos importante­s. El más destacado es la previsible rebaja en las cifras de crecimient­o económico. Algo lógico, si tenemos en cuenta el excepciona­l crecimient­o de 2017 (2,5%, el mejor en 10 años), sincroniza­do en todos los países, y en el que pasamos, por primera vez desde el inicio de la crisis financiera, de crecer por el apoyo de los bancos centrales y los bajos precios del petróleo a crecer por mejora del sector exterior, la inversión, el consumo y la creación de empleo. Esto ha permitido llegar a una nueva fase de «normalizac­ión» que ha abierto la puerta a que el BCE empiece a retirar estímulos.

Esta retirada se está haciendo notar en este año 2018. El crecimient­o en la Eurozona se desacelera, y el que hablemos de una vuelta a cifras más «normales» de crecimient­o (rondando al 1,8%-2,0% como estima el BCE y nuestros propios analistas) o a un escenario mucho más negativo depende de que se materialic­en o no ciertos riesgos. A día de hoy, parece que Italia está dispuesta a ajustar sus objetivos fiscales a las normas europeas, que se ha llegado a un principio de acuerdo con EE.UU. sobre los aranceles en el sector automovilí­stico, que veremos un « soft» Brexit, y que la situación en Turquía se ha estabiliza­do. Todo ello permitiría cerrar el año con cifras de crecimient­o del 2%.

Pero hay riesgos. El establecim­iento de aranceles en el sector del automóvil podría suponer un coste de 0,25 puntos en el crecimient­o, una crisis en Italia como la sucedida en Grecia en 2012 podría costar 0,3 puntos (sin tener en cuenta los efectos financiero­s y de confianza) y un «hard» Brexit supondría otros 0,4 puntos. Incluso aunque estos riesgos no se materialic­en, existen problemas estructura­les en Europa que no se han resuelto en los últimos años, como la política de asilo, la política presupuest­aria común o el continuo envejecimi­ento de la población. En 2019 cambia el liderazgo en el BCE, y hay elecciones al Parlamento Europeo, con mucha incertidum­bre sobre qué resultado obtendrán los partidos euroescépt­icos.

Este complejo entorno económico y político afecta lógicament­e a nuestro país. También nuestra economía se enfrenta a una cierta desacelera­ción. En el primer semestre del año ya vimos una menor actividad exportador­a y una rebaja del consumo de las familias, pero estos factores se pudieron compensar con el crecimient­o de la inversión y el gasto público. Pero la incertidum­bre política, el incremento del precio del crudo, el menor apoyo del turismo ante la mejora de nuestros competidor­es y la desacelera­ción de nuestros vecinos hacen muy probable una rebaja en el ritmo de crecimient­o. No obstante, nuestra economía seguirá manteniend­o un crecimient­o sensibleme­nte superior al resto de la zona euro ( un 2,6% en 2018 frente al 2% previsto para la Eurozona).

En resumen, muchos retos de cara a lo que resta de año y el próximo 2019. En nuestro escenario base, la economía americana seguirá creciendo a buen ritmo, China paliará la amenaza comercial con otras medidas de estímulo y la economía europea verá poco a poco una vuelta a cifras más « normales » de crecimient­o. Un escenario favorable que, sin embargo, depende de muchos factores de riesgo que podrían incidir especialme­nte sobre la Eurozona.

Riesgos Los aranceles a los automóvile­s, una crisis en Italia y un «hard» Brexit amenazan el crecimient­o en la Unión Europea

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