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POR LA EDUCACIÓN AL PLENO EMPLEO
POR FERNANDO SECO VICEPRESIDENTE DE CESUR
S abemos muy bien que la educación es la base para construir una sociedad. Si esa educación es buena y de calidad, construiremos una sociedad a su imagen y semejanza. Y daremos a las nuevas generaciones la mejor arma y herencia para construir su propio futuro. No podemos estar satisfechos con los resultados medios que se obtienen en España y en Andalucía, más en particular. Siete leyes distintas en poco más de 25 años. Es un suspenso continuado y garrafal a los partidos políticos que, al fin y al cabo, son los que deciden sobre el particular. Y también sabemos por qué no se llega a un acuerdo sobre educación: los partidos consideran la educación como un elemento ideológico de vital importancia para influir en la gente joven.
Este proceder, que es intolerable en democracia, está lastrando las posibilidades de crecimiento personal y de sociedades enteras llevándolas hacia la mediocridad, la superficialidad y la falta ilusión por crear, por crecer, por mejorar. Con excepciones, lógicamente. Por esta razón, la primera reforma que habría que hacer para mejorar la calidad educativa es que los partidos dejaran a los profesionales serios y preparados, elaborar las leyes educativas y sus reglamentos. Así como los ciudadanos confiamos en los políticos con nuestro voto, los políticos deberían confiar en los ciudadanos mejor dotados para hacer una ley tan fundamental como la educativa. Ya sabemos cómo suenan los cantos de sirena.
La Asociación de Empresarios del Sur de España-CESUR apostó desde su constitución por destinar sus esfuerzos de responsabilidad social de la empresa hacia la mejora de la calidad educativa en Andalucía. Porque es el presente y el futuro. Así como la empresa no debe mirar al corto plazo en la obtención de beneficios como único objetivo, sino a una estrategia de largo plazo y de sostenibilidad, la educación también es tarea del largo plazo y sus beneficios, también. Plazos, por cierto, que chocan con los de la estrategia política de la inmediatez y la legislatura. Y, esto, señores, es incompatible.
Por esta razón, CESUR recomendó en la comisión de Educación del Parlamento de Andalucía – donde acudió por invitación de Ciudadanos a presentar alegaciones sobre el proyecto de ley de Formación profesional en Andalucía- que el Plan Estratégico de Formación Profesional se hiciera con miras al largo plazo, no al corto y medio.
Dejando, por ahora, a un lado la educación obligatoria, la Formación Profesional es de vital importancia para el modelo económico y social de Andalucía. Como lo es para la mayor parte de los países de nuestro entorno. Con especial empeño en el desarrollo de la FP Dual, que tantos éxitos está cosechando en países como Alemania y que tanta incidencia tiene en el desarrollo empresarial de una comunidad o país. Es verdad que estamos poniendo en marcha muchas unidades de FP Dual, donde los centros de enseñanza y las empresas llegan a acuerdos bilaterales para formar a los estudiantes en las materias que se necesitan. Y así se ha de seguir. Desde luego en cantidad, pero muy vigilantes para que la calidad sea prioritaria. Por suerte, la consejera de Educación, Sonia Gaya, tiene como prioridad la calidad.
Desgraciadamente, el año pasado se quedaron en Andalucía 30.000 chavales sin poder cursar la FP por falta de oferta pública. Este año se han quedado fuera unos 20.000. Es algo intolerable. Sea por la ley nacional sea por la regional. Dado que se trata de un derecho universal recogido en la constitución y los estatutos, deberían de poder garantizarlo, y para ello entiendo que los centros concertados son un instrumento idóneo, asequible y extraordinario complemento a la enseñanza pública que deberían cuidar más. Lo principal es cumplir los objetivos de universalidad y calidad educativa. En este sentido contribuiría a atender a toda la demanda de FP que se puedan homologar como Centros Integrados de FP (con todas sus capacidades homologadas) no solo a los de titularidad pública sino también a los concertados que estén preparados para ello.
En aras de la calidad y la libertad, permito sugerirles a los responsables políticos que en esta ley de Formación Profesional apoyen más a las concertadas y privadas, porque a las públicas ya les apoyan con todo lo que pueden. Creo que es bueno que estos modelos educativos se junten, que se mezclen, que se hablen entre ellos, puesto que estoy seguro de que aprenderán unos de otros, mucho. Y eso es lo importante, sumar para mejorar todos. Sobre todo nuestros jóvenes.