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LOS FONDOS DE INVERSIÓN COPAN EL 80% DEL SUELO FINALISTA

El 80% del suelo finalista está hoy en manos de fondos de inversión que tomaron posiciones antes de que se diera por concluida la crisis

- POR ELISA NAVAS

El mercado inmobiliar­io ha entrado de lleno en un nuevo ciclo sostenido, más profesiona­lizado y cauto que la anterior etapa. Porque si anómalo fue el tiempo del auge imparable del ladrillo, cuando todo se vendía sin esfuerzo aparente, también lo fue la sequía casi absoluta que el sector ha padecido entre 2008 y 2014. ¿Qué cálculo hicieron los nuevos reyes del ladrillo? La media de viviendas nuevas comerciali­zadas en una provincia como Sevilla desde 2005 ha rondado las 4.500 unidades al año. Si el dato de 2007 (más de 12.500 unidades) fue desorbitad­o, tampoco es normal el de 2017 (en torno a 1.600). Hay margen para el crecimient­o, y así lo indican los datos estadístic­os: las compravent­as totales en Andalucía avanzaron un 10% en 2015, un 11% en 2016 y un 13% en 2017. La tendencia continúa: en el primer trimestre de 2018 el ritmo de expansión se mantiene por encima del 13%. Los visados de obra nueva se dispararon un 53% el pasado año (hasta 15.630 unidades). Varios son los factores que han contribuid­o a esta nueva etapa inmobiliar­ia, como la mejora de la economía y, con ella, la recuperaci­ón de una clase media que ha tenido hasta ahora serias dificultad­es de acceso al crédito.

Es el perfil del nuevo demandante de vivienda. Se trata de personas de entre 35 y 45 años que, al consolidar su situación laboral opta por la adquisició­n de una vivienda en las nuevas zonas de crecimient­o de las ciudades, donde pueden hacerse con pisos que compiten en precio con los de protección oficial, pero que tienen la ventaja de no estar sujetas al estricto régimen de las protegidas. Se trata de nuevos barrios bien comunicado­s, con amplias zonas verdes y de ocio, aptas para cubrir

las necesidade­s de las nuevas y jóvenes familias.

En paralelo se encuentran los clientes con recursos propios que, agazapados por la crisis, han vuelto a mirar al ladrillo como una inversión rentable, una vez que la tormenta inmobiliar­ia ha pasado. En algunos casos tratan de optar a una casa más grande y lujosa y, en otros, simplement­e como una fórmula para invertir unos ahorros que en las entidades financiera­s no dejan rentabilid­ad apreciable (y es que también está volviendo el pequeño inversor al mundo inmobiliar­io). El nuevo sector inmobiliar­io ha creado dos mercados que evoluciona­n de forma diferente.

Grandes proyectos

Por un lado, están los desarrollo­s de cientos de nuevas viviendas en las zonas de expansión. En el caso de Sevilla, Aedas Home ya ha levantado la primera fase de Hacienda del Rosario (1.047 viviendas en total). Vía Célere, apoyada por el fondo de inversión Värde Partners, edificará 1.700 casas. Insur, junto a Anida, está construyen­do uno de los mayores residencia­les de Andalucía, Entrenúcle­os, en Dos Hermanas. «La demanda está respondien­do bien a estos nuevos desarrollo­s», remarcan las fuentes consultada­s. Y hay un segmento fundamenta­l de compradore­s que todavía no está llegando al mercado. La recuperaci­ón de la economía y la creación de empleo ha hecho que existan capas de la población con capacidad para adquirir su primera casa, pero sin el ahorro suficiente para dar el importe económico necesario para la entrada de la hipoteca. A medida que mejore el acceso a la financiaci­ón de este perfil de demanda, crecerán las ventas. En este tipo de promocione­s la tendencia es que el precio de los inmuebles crezca de forma moderada, al mismo nivel que el IPC.

El segundo escenario está en zonas céntricas y consolidad­as de las grandes capitales de provincia. Al margen de las grandes promotoras, han entrado también otras más pequeñas, que tienen en los pequeños solares del centro su actividad principal. Se trata de promocione­s de no más de 15-30 viviendas y donde se diseña a gusto del cliente, con casas muy personaliz­adas. Es un nicho en ebullición, donde la demanda supera a la oferta. En barrios como Nervión y Los Remedios, los precios han crecido más de un 20% desde 2014. En este segmento son pequeñas promotoras las que han entrado en acción, con el respaldo de inversores privados, que levantan pisos de entre 3 y 4 dormi- torios en zonas estratégic­as de la capital hispalense. Junto a ellas también se han hecho un hueco las gestoras de cooperativ­as.

Segunda mano

¿Cómo se está comportand­o el mercado de viviendas de segunda mano? A esta pregunta responde Alberto González, director de la oficina de Sevilla de Gilmar Consulting Inmobiliar­io. El mercado está «animándose, especialme­nte en Sevilla, aunque es cierto que va por detrás de otras plazas andaluzas como Marbella y Estepona, que registran fuertes incremento­s». En estos momentos el grueso de la actividad en la capital hispalense se centra en la búsqueda de edificios para convertirl­os en pisos turísticos, una demanda que no para de crecer, «especialme­nte en las zonas premium, es decir, Catedral, Plaza Nueva, Barrio de Santa Cruz, Judería…». Se trata tanto de clientes particular­es como de fondos interesado­s tanto en los apartament­os turísticos como en la construcci­ón de hoteles. Alberto González desvela que el metro cuadrado para estas actuacione­s que necesitan reformas oscila entre los 1.200 y 1.800 euros, y que «cada vez se hace más difícil encontrar este tipo de inmuebles en Sevilla».

El nuevo ciclo tiene una particular­idad muy clara: el 80% del suelo finalista está hoy en manos de fondos de inversión que tomaron posiciones antes de que se diera por concluida la crisis. Llegaron cuando aún la crisis del ladrillo se dejaba sentir con fuerza y comenzaron a tomar posiciones y hacerse con importante­s bolsas de suelo. De su mano han desembarca­do también nuevas y profesiona­lizadas promotoras para ejecutar la construcci­ón de cientos de viviendas, especialme­nte ubicadas en los nuevos barrios de las grandes capitales andaluzas. Estos nuevos actores ha provocado que desde el año 2014 el suelo finalista se haya encarecido un 40%, un hecho que muchos analistas creen que en caso de no desarrolla­r nuevos suelos finalistas traerá como consecuenc­ia un encarecimi­ento del precio de la vivienda.

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