Cuba se dispone a cambiar de dictador sin alterar el régimen
Díaz-Canel, favorito para suceder a Raúl Castro en la Asamblea que comienza mañana
El Consejo de Estado cubano ha adelantado a mañana, un día antes de lo previsto, la apertura de la Asamblea en la que se adoptará la histórica decisión de nombrar al sucesor de Raúl Castro, de 86 años. Salvo sorpresas, por primera vez en cerca de 60 años se elegirá como presidente de la república comunista a alguien ajeno a la familia Castro: el actual primer vicepresidente, Miguel Díaz-Canel.
Pese a la inminencia de tan señalado momento, el relevo en la presidencia se vive con apatía general en la isla, dadas las escasas esperanzas de que propicie algún cambio significativo en la dictadura que rige los destinos del pueblo cubano desde el triunfo de la revolución de la mano de Fidel Castro en 1959. Según «14ymedio.com», una web crítica con el régimen, «la sensación que se percibe en la calle, además de las conversaciones entre amigos y familiares, es que todo va a seguir como hasta ahora».
El ministro cubano de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez, dejó claro en la reciente VIII Cumbre de las Américas, celebrada en Lima, que, pese al deshielo en las relaciones con EE.UU. iniciado en 2014, la isla no cederá «ni un milímetro» en sus principios, una declaración que apunta una vez más al inmovilismo político del régimen, que en los últimos años únicamente ha entreabierto la mano en lo económico para permitir algunos negocios privados. Tanto las elecciones municipales de 2017 como las del pasado 11 de marzo a la Asamblea Nacional, un mero simulacro para ratificar a los 605 candidatos escogidos a dedo por la jerarquía castrista, demostraron de nuevo la ausencia de democracia en un país donde el Partido Comunista de Cuba es el único autorizado.
La falta de libertades y la persecución de los disidentes sigue siendo una constante. Solo el pasado marzo, el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) registró 340 detenciones arbitrarias, mientras que el año 2017 se saldó con 4.821, así como con un centenar de presos políticos. En su último informe, esta organización con sede en España apunta que el Gobierno cubano «ha intensificado su represión en contra de grupos de la sociedad civil y de la oposición pacífica, especialmente en contra de las Damas de Blanco, a quienes todas las semanas reprime cuando intentan participar en la misa dominical y en otras actividades».
La policía política impidió este fin de semana una concentración de disidentes en La Habana para reclamar «un cambio de sistema, no de tiranos», informó Martí Noticias, medio financiado por el Gobierno de EE.UU. y creado para burlar la censura del régimen.
Violación de derechos
Los ex jefes de Estado y de Gobierno integrados en la Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA) denunciaron con ocasión de la Cumbre de Lima la violación «sistemática» de los derechos civiles y políticos de los cubanos. Pidieron «no reconocer a los nuevos delegados de la Asamblea, al nuevo Consejo de Estado ni a su presidente por no representar ellos la voluntad popular, sin ser la expresión de una manifestación libre y democrática por parte de ésta» y reclamaron «elecciones libres, justas y plurales».
Aministía Internacional señaló ayer que el fin del mandato de Castro debe suponer «el anuncio de una nueva era» para los derechos humanos. A su juicio, el relevo presidencial se presenta como una «oportunidad histórica» para «entablar un diálogo esencial y constructivo sobre el futuro de Cuba», informa Efe. Esta organización, que tiene vetada la entrada en el país desde hace casi 30 años, señala que Cuba «debe abordar las restricciones que persisten sobre el derecho a la libertad de expresión y de reunión pacífica».
Más represión Los disidentes denuncian el aumento de las detenciones arbitrarias, 340 solo el pasado mes